Se dice en abstracto que los jóvenes son el futuro de la patria, que ellos son la nueva fuerza que dirigirá el país, los nuevos pensamientos, los científicos y los políticos, los de la nueva generación, en fin, que son el futuro de México y que el rumbo del país quedará en sus manos. Sin embargo, lo que no se aclara es quiénes son esos jóvenes, se habla en general, pero no se señala que los estudiantes pobres son los peores educados, son los que no cuentan con infraestructura educativa, los que no tienen laboratorios ligeros y pesados para sus investigaciones y tampoco bibliotecas en sus escuelas; los que no tienen comedores estudiantiles y tampoco dormitorios donde descansar y concebir un sueño agradable, sin ruido, para recobrar fuerzas y continuar al día siguiente con sus estudios; los que en sus escuelas no cuentan con canchas y mucho menos techadas para desarrollarse como buenos deportistas; los que no tienen salas de conferencias donde puedan disfrutar de una buena ponencia, aquellos que no tienen salones de baile y de danza exclusivos donde practicar este bello arte, mucho menos jardines con pasto verde, rosas y bancos donde sentarse para disfrutar de una buena lectura; los que en sus instituciones o universidades no cuentan con la matrícula suficiente para cubrir las materias que se imparten; los que en sus instituciones no existe personal administrativo completo para vigilar que los maestros asistan puntualmente a sus clases; a los que no se les revisa la calidad de las clases que se imparten al interior de las escuelas y a los que sus maestros nos son evaluados continuamente; aquellos a quienes no se les revisa el contenido de las materias y mucho menos se tiene un método para dar seguimiento al programa educativo que la Secretaría de Educación Pública (SEP) proporciona.
Nada de esta pequeña lista de necesidades básicas se menciona cuando se habla de los jóvenes y que son el futuro del país. ¿Entonces, a qué jóvenes se refieren los políticos, gobernadores y el presidente de la República cuando repiten ad nauseam esta frase? No se requiere de mucho esfuerzo mental para descubrir lo que esta frase esconde: es claro que se refieren a aquellos que reciben una educación de calidad, los que cuentan con instituciones o universidades donde la matrícula de maestros, doctores y especialistas en cada área de la ciencia está completa; aquellos que tienen centros educativos con canchas techadas, canchas de futbol rápido, bibliotecas digitales, laboratorios de cómputo con computadoras de última generación y salas de concierto. Se refieren a aquellos jóvenes que duermen sus ocho horas, sin preocupación alguna de si al día siguiente habrá o no comida, a aquellos que los fines de semana disfrutarán de un buen concierto o ballet, a los que acceden a las mejores bibliotecas y tienen a los mejores profesores que les imparten clases particulares, a los que tienen una casa grande con jardines, cuartos individuales y salas de estudio; se refieren a aquellos que tienen libros repletos en sus casas, a los que tienen Internet, laptops, tabletas y celulares de última generación, a los que acceden a los periódicos nacionales e internacionales; en fin, cuando los políticos, gobernadores y el presidente de la República hablan de que los jóvenes son el futuro de México, se refieren a los hijos de la clase alta. Para ellos es el mensaje, a ellos se les entrena para dirigir el país, ellos son los que estudian política, economía, arte y matemáticas con los mejores maestros. A ellos se les educa para seguir explotando a los más jodidos y pobres, ellos son los que tienen la facilidad para alcanzar la educación de primera, mientras que a los estudiantes pobres se les ofrece una educación de última. A los hijos de los ricos se les enseña a dirigir, mientras que a los hijos de los pobres a obedecer. Así nos han acostumbrado durante siglos, y así nos tienen y nos tendrán mientras no despertemos, mientras no leamos, mientras no aprendamos a hacer política, mientras no hagamos arte. Así seguiremos si los directores y maestros no dejen que sus estudiantes hagan política; seguiremos siendo siervos de una política impuesta desde arriba y no de una política nacida del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, mientras los maestros se horroricen cuando el estudiante se organiza en la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR), mientras los maestros se opongan a la lucha organizada de los estudiantes argumentando que pierden clases y que su tarea es solamente la académica, que nada tienen que hacer en la política, que nada tienen que hacer en una federación como la FNERRR.
Los que piensan que la política nada tiene que ver con la educación y la ciencia están en un error. Los maestros y directores que se horrorizan cuando un estudiante se organiza en la FNERRR para luchar por sus demandas, están en un error. La ciencia y la educación han estado inmersas en la política, la educación que predomina en México está creada para servir al capitalista, lo mismo sucede con la ciencia. Negarle al estudiante que haga política es ser partícipe del sistema educativo actual, es sumarse a la ideología dominante y es mutilar al estudiante sus capacidades de razonar y de pensar críticamente. Los que razonan de esta manera es que no han comprendido que la tarea de educar no consiste solamente en transmitir el conocimiento, no es solo quedarse en las aulas con las materias que la SEP proporciona, no es restringirse a los temarios de la SEP. Educar es incitar al joven hacia la política, es enseñarle que su deber es fundirse con el pueblo que lo vio nacer, es convencerlo que luche por la construcción de las aulas, laboratorios, comedores y dormitorios estudiantiles; educar es despertarle esa necesidad de luchar cuando no tiene las condiciones necesarias para recibir sus clases; educar es convencerlo que la organización con sus demás compañeros es la única salida que tiene si quiere triunfar en este mundo lleno de miseria; educar es enseñarle a pensar, a razonar, a ser crítico; educar es que aprenda a hacer teatro, a hacer arte, cultura y deporte; educar es que aprenda a combinar la ciencia y la política; en resumen, educar es transformar al joven en otro nuevo, que sea más noble, justo, valiente, crítico, pensante y que sienta el dolor de su pueblo en lo más hondo de él para que decida luchar a su lado hasta la muerte. Educar es renacer.
Por lo tanto, el estudiante no podrá ser educado si solamente se dedica a la vida académica, pues ésta lo trunca, lo vuelve tecnócrata, lo mutila, como la fábrica mutila al obrero. Dedicarse solamente a la ciencia y olvidarse de la política es quedarse expuesto a cualquier corriente política y partido. Olvidarse de la política y dedicarse solamente a la ciencia es ignorar que toda ciencia tiene una filosofía y en esta filosofía el estudiante debe tomar partido, debe escoger la filosofía que más defiende su interés y el de su comunidad. Así comprenderá el destino final de los beneficios que la ciencia y la tecnología generan: para la salud y el desarrollo la sociedad más desprotegida, que somos la mayoría. Es decir, la ciencia al servicio de la mayoría y no al servicio de unos cuantos, o no solamente. Si el estudiante logra entender el objetivo de la ciencia y de la educación, comprenderá que la política es esencial e indispensable en su vida. Por eso el joven de hoy, el joven adherido a la FNERRR, debe alimentarse de la ciencia y de la política si realmente quiere convertirse en el futuro del país.
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