Hace unos días, tuve la oportunidad de escuchar una entrevista que le hicieron a Jerónimo Repoll, doctor en Periodismo y Ciencias de la Comunicación, así como profesor e investigador de tiempo completo en la UAM; en la que abordaba el tema: ¿Cómo leer a los medios?; explicaba que existen múltiples formas de interpretar a los medios de comunicación, desde la propia dimensión de su estructura, la lectura de las propias editoriales, hasta las audiencias.
Sin embargo, destacaba que el escenario para leerlos ha cambiado de manera inmensa; podríamos decir que ha mutado, por lo que nos obliga a repensar las formas de comunicarnos, lo cual, ante la situación de los medios y redes de comunicación, me parece importante abordar.
Para esto tenemos teorías clásicas y herramientas que es necesario analizar, sus límites y alcances para poder explorarlos y darles el uso adecuado. Por ello, los procesos de digitalización generaron, en el marco de la explotación de internet, una forma diferente de ver a los medios de comunicación en la época predigital.
Es decir, la mutación no es solo comunicacional, no solo aparecieron las redes de internet, sino que más bien, en realidad estas solo afectan el ser social y las prácticas políticas y culturales. En la situación actual, podemos afirmar con toda seguridad, que el lector de los medios ya no tiene que limitarse a ser espectador, pues ya puede ser también participe en estos, es decir ya somos prosumidores (somos generadores y consumidores del contenido), sin embargo, la sociedad está siendo influenciada por la ideología de los dueños de las plataformas que atraviesan toda nuestra vida cotidiana, desde la app en la que pedimos comida a domicilio, hasta la serie que vemos o las redes sociales que usamos.
Nos hemos convertido en grandes productores de datos personales y estadísticas, los cuales están al servicio de quienes ostentan el poder, y que los utilizan en beneficio de sus intereses, es aquí donde aparecen grandes diferencias con la vieja economía política, la cual se ha visto obligada a irse actualizando.
La lógica de los algoritmos asociados al mejor postor en los diferentes campos: políticos, culturales, comerciales, han permito formular las hipermediaciones, donde se hace una teoría de la comunicación digital interactiva, la cual mapea nuevas mediaciones, la intertextualidad, la digitalización y también la participación que está asociada al concepto de interactividad, la cual se ha vuelto parte de la cotidianidad. Todo esto se modifica conformen avanzan las tecnologías y la apropiación de estas.
La construcción social de la tecnología, asociada a que esta no es algo dado, sino más bien es la que termina de construirse y amoldarse conforme uno lo domestica, esa domesticación necesariamente pasa por una apropiación que se da por los usos y alcances.
Es esto lo que nos permite decir que las tecnologías se domestican, es decir, nosotros las apropiamos de acuerdo con el uso que les damos. Facebook, por ejemplo, una las redes más hegemónicas del momento, nació para establecer relaciones afectivas, pero hoy su uso ha cambiado, pues es una herramienta que sirve en la actualidad ya no solamente para conectar personas, ahora también es usada por movimientos sociales, políticos, campañas de desinformación. Sobre todo, en la vida política, ha jugado un papel sumamente importante, pues recordemos que varios gobernantes han llevado prioritariamente sus campañas a esta red social.
Los usuarios terminaron desplegando una serie de usos que la propia tecnología ha permitido, el concepto de apropiación pasado por el uso y también por el sentir que le vamos dando a estos. La tecnología influye en nuestra manera de percibir el mundo y estar en él, es cierto, pero por eso mismo, es válido decir que durante la apropiación sucede la mutación, vamos cambiando, no somos los mismos después de la digitalización.
Ante este panorama, se vuelve una necesidad intervenir en estos procesos, porque si bien es cierto que estamos acostumbrados a trabajar con estas formas de comunicación que se han naturalizado y estandarizado, necesitamos salirnos de esto, en dónde creemos que estas formas vienen dadas, de una vez y para siempre, pero no, no es así, quienes conformamos la sociedad tenemos el deber y obligación de transformarlas para beneficio del colectivo, podemos justamente apropiarlas para construir algo distinto en beneficio de la sociedad.
Sin duda, sabemos que son grandes corporaciones las que manejan estos negocios multinacionales, pero por ello, el “hacktivismo” juega un papel muy importante, y se pone de nuestro lado, ya que es este el que justifica ese uso social que se le puede dar a estas tecnologías.
En conclusión, estos medios, se han convertido en un mundo de entretenimiento digital en el que se difunde todo tipo de contenido, es por ello, la importancia de que utilicemos estas aplicaciones en beneficio de la clase trabajadora y expandir el proyecto de Antorcha en construir un país mejor para todos.
Las redes sociales pueden y deben ser un instrumento de lucha para una organización social como el Movimiento Antorchista, que tiene como meta organizar y educar al pueblo pobre de México, llegar al poder y poner en práctica un modelo económico que convierta a México en un país próspero y justo.
Los antorchistas usamos y usaremos las redes sociales para acercarnos a otros millones de mexicanos que aún no nos conocen.
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