MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los antorchistas de la capital del país, demandan soluciones

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Algunos analistas calculan que la pobreza en nuestro país ya alcanza la espantosa cifra de los 100 millones de mexicanos. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, (OCDE), México ocupa el segundo lugar, después de Chile con los más bajos salarios para la clase trabajadora. Y, aunque en días recientes Alfonso Navarrete Prida, Secretario del Trabajo del gabinete presidencial, anunció junto con representantes de la clase patronal la homologación (igualación) de los salarios mínimos en todo el país, (nada que aplaudir pues la diferencia entre ellos era mínima), esto no nos aleja para nada del segundo deshonroso lugar que ocupamos en cuanto ingresos miserables.

El escaso monto de los salarios para la inmensa mayoría de los trabajadores en México (dos y hasta tres salarios mínimos es lo que se gana) no está diseñado para ser "un salario suficiente para satisfacer las necesidad normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer de educación obligatoria a sus hijos", como reza el artículo 123 de la Constitución Política de los mexicanos, es decir, para proteger al trabajador. Pareciera que se diseñó, repito, para extinguir por hambre al pueblo pobre de nuestro país.

Por eso el 85% de los mexicanos no podemos resolver las necesidades básicas. Y si tomamos en cuenta que aún no hemos salido de la última crisis económica y ya vivimos bajo la amenaza de crisis que se aproximan, estas cifras de pobreza ya de por sí alarmantes y preocupantes, tienden a crecer.

Lo que no está bien en estos tiempos, es que a diferencia de los periodos de siglos pasados, cuando la economía no se había desarrollado al grado de un crecimiento vertiginoso como en nuestros días, han ido creciendo grandes bolsones de trabajadores en la pobreza, en medio del crecimiento increíble de inmensas y escandalosas fortunas multimillonarias de unos cuantos. Lo más grave es que algunos políticos piensan y actúan como si ellos nada tuvieran que ver con los problemas y sufrimiento de los más pobres. Llegan al poder para autorizar y abrirle las puertas a los empresarios, a los que pueden pagar concesiones y darles facilidades para sus negocios, etc. Pero para los que nada tienen, según ellos, nada merecen. Indiferencia total, ni siquiera merecen ser escuchados.

Por eso, el pueblo pobre debe aprender que si quiere romper esta situación, no puede vivir esperanzado en que las autoridades, por las que votó, lo van a hacer en su lugar. El pueblo pobre, para lograr su derecho a una vida digna, modesta pero digna, debe despertar, conocer su realidad y decidirse a organizarse y luchar.

El CDMX no es la excepción, las demandas del Movimiento Antorchista, han sido planteadas puntualmente una y otra vez ante las diferentes instancias del Gobierno de la CDMX, y el Jefe de Gobierno, Miguel ángel Mancera, ni siquiera se ha dignado a recibir a sus representantes.

Piden los antorchistas, el Cambio del Uso del Suelo y la regularización de viviendas en varias delegaciones, para familias que llevan viviendo, no por gusto sino por necesidad (a quién le gusta vivir en los cerros: sin agua, sin luz, sin drenaje, en donde el agua la tienen que subir a pulmón), 20, 30 o más años, en predios irregulares, y que no son dotados de los servicios básicos por las autoridades.

Se exige que se aplique el recurso, 6 millones de pesos logrados por los antorchistas, para la construcción de las instalaciones de la Secundaria "Jorge Obispo Hernández" en la delegación Gustavo A. Madero; los estudiantes tienen actualmente que estudiar en aulas provisionales de lámina y sin baños.

Se exige que se cumpla el compromiso de la construcción de vivienda, para familias que no la tienen. Terreno para la Casa de Estudiante del Periodista, que ya era un compromiso, y que por malas mañas de algunos funcionarios del GDF y por línea de sus superiores, a última hora se autorizó a otros. Cinco comedores populares, Becas de vulnerabilidad, Pensión digna para ex trabajadores de la Policía auxiliar, y otras peticiones.

El Movimiento Antorchista seguirá en pie de lucha ejerciendo su derecho a la manifestación, tratando de no afectar a la ciudadanía hasta donde sea posible. Porque hay que recordar que cuando los más pobres y vulnerables se deciden a luchar, los responsables de estas movilizaciones no son los "descamisados", sino las autoridades que no escuchan, y mucho menos resuelven. Porque la población más pobre de nuestra sociedad, además de vivir entre la miseria y con hambre, se le maltrata, se le calumnia y se le reprime.

No sólo los antorchistas viven con innumerables problemas sin resolver, los capitalinos en general viven con muchas dificultades; por lo menos el 85% de los habitantes de esta ciudad tenemos un común denominador, que se llama pobreza. Por eso es necesario y urgente que nos levantemos en una sola lucha, por una nueva sociedad.

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