Padres y madres de 220 niños con cáncer presentaron una denuncia penal contra el subsecretario Hugo López-Gatell ante la Fiscalía General de la República (FGR) por los delitos de genocidio, comisión por omisión y discriminación, ante el desabasto de medicamentos, falta de quimioterapias y por llamarlos “golpistas” en el programa El Chamuco del Canal 22.
¿Es en serio?, se preguntará algún visitante extranjero al abrir un diario mexicano con esa noticia. ¿“Genocidio”? ¿“Golpe de estado”? Pues ¿a qué tipo de país he venido a caer?, dirá extrañado el huésped, ante el surrealismo que se esconde detrás de esa nota y de sus circunstancias.
Lo que dijo el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell fue, literalmente: “Aquí me gustaría hacer, aprovechar para hacer una especie de alerta o por lo menos que quede registrado: este tipo de generación de narrativas de golpe, a veces se ha conectado en Latinoamérica, en la historia de Latinoamérica, con golpe, golpe, golpe de Estado, y esta idea de los niños con cáncer que no tienen medicamentos, cada vez lo vemos más posicionado, más como una campaña, más allá del país, de los grupos de derecha internacionales que están buscando esta ola de simpatía de la ciudadanía mexicana, ya con una visión casi golpista”.
Pero la discusión del tema del “golpismo” del movimiento por medicamentos pediátricos para el cáncer, escaló hasta la tribuna parlamentaria. Insensibles al clamor de los padres de niños con cáncer, diputados y senadores de Morena se rehusaron a modificar el orden del día de las sesiones del miércoles 30 de junio para que la Comisión Permanente del Congreso de la Unión revisara un exhorto de los panistas para discutir el tema del desabasto de medicamentos y exigir la renuncia del subsecretario Hugo López-Gatell. En vista de la presión de las bancadas del PAN y del PRI, el presidente de la Comisión Permanente, Eduardo Ramírez Aguilar, se vio forzado a consultar a la asamblea si debía ser modificado el orden del día y, con su mayoría, Morena lo rechazó con 24 votos en contra y 13 a favor.
El tema se reactivó porque, apenas la semana pasada, el desabasto de medicamentos oncológicos para niños, obligó de nuevo a decenas de afectados a reclamar en las calles de la Ciudad de México. Y es que, ante la escasez reiterada de estas medicinas de alta especialidad, los padres de los niños afectados le sacaron a las autoridades de Salud, en concreto al director del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), Juan Antonio Ferrer, el acuerdo con que les mintió a los reclamantes al decirles que para el día 26 de junio ya habrían llegado del extranjero los medicamentos faltantes. Eso no sucedió, por lo que grupos de padres de niños con cáncer acudieron al Palacio Nacional, cerraron avenidas importantes en varias ciudades y bloquearon el acceso vehicular al Aeropuerto de la Ciudad de México durante dos días seguidos. Al respecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que este problema de escasez ya se estaba tratando con la UNOPS, la agencia de Naciones Unidas contratada por el Gobierno federal para adquirir medicamentos, y que habría una solución la siguiente semana. Sin embargo, los padres de familia atienden con escepticismo esta nueva promesa, porque su batalla tiene ya más de 955 días ante funcionarios, en plazas y tribunales para garantizar los tratamientos.
A lo largo de la epidemia y en medio de la falta de medicamentos, López-Gatell se ha unido al discurso del primer mandatario de la nación, de que existen grupos de poder y medios de comunicación que buscan tergiversar la realidad. El caso de los fármacos para los pacientes con cáncer, no fue la excepción. Pero está el hecho de que la pandemia de covid-19 -por poner un ejemplo de cómo atienden ellos la salud- ha sido tratada como un trapo de taller mecánico, tanto por López Obrador como por López Gatell, con sus omisiones, mentiras, con el recorte de cifras de las víctimas que, en el conteo oficial, llegan a la suma de 233 mil, que es el tamaño del genocidio que están perpetrando.
Así que los dos López, por todo lo dicho, tienen la piel muy sensible y, en cuanto alguien les reclama algo, reaccionan como si los estuvieran asesinando. No miden al enemigo, para ellos los niños y sus padres y sus madres son parte de una conjura de la derecha transnacional que busca derrocar a su gobierno. Sólo así se explica por qué diablos no han surtido suficientemente las farmacias del Sector Salud con los medicamentos oncológicos faltantes.
No compran las medicinas, ah, no, pero se gastan unos 8 mil millones de pesos en una inservible consulta para dizque enjuiciar a políticos de sexenios anteriores. O sea, dinero sí hay, pero no para los tratamientos de los niños.
A la fecha persiste la falta intermitente de una treintena de claves de medicamentos en los hospitales públicos del país. Éste es el hecho que nadie puede negar, independientemente de que alguien se sienta lastimado, atacado, y aunque alguien sienta que sobre su cabeza y sobre su gobierno pende la amenaza de un golpe de estado promovido por la ultraderecha de fuera del país. Pero de que falta el medicamento, falta. Punto.
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