MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Llegó la hora de abandonar generalidades y consignas abstractas

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De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE), una de las jornadas electorales más importantes se realizará el 6 de junio de 2021, en la que se renovarán 300 diputaciones por el principio de mayoría relativa; 200 diputaciones por representación proporcional, además 15 gubernaturas y cientos de ayuntamientos serán disputados. Esta elección federal será clave, pues la cámara baja es una de las instancias necesarias para que el Congreso de la Unión siga aprobando e impulsando las reformas y leyes a modo del gobierno lopezobradorista, con el fin de que Morena pueda seguir reteniendo el poder.

Por el momento no me interesa, abordar en esta humilde colaboración el número de puestos de elección popular que estarán en disputa, ni las desgastadas frases del "por el bien de todos primero los pobres” o el "demos continuidad a la Cuarta Transformación&rdquo, de los que es sabido que recurren y seguirán recurriendo con mayor intensidad, sin lugar a duda, los morenistas para volver a convencer a los electores en la próxima contienda electoral. Más bien, se tratan de consignas generales y abstractas cuyo promotor, el presidente morenista, Andrés Manuel López Obrador, en ninguna de sus mañaneras, ha dicho claramente en qué consiste su proyecto y en que beneficia al pueblo de México.

Como es del conocimiento de la opinión pública, en días recientes fue anunciada una alianza entre el PRI, PAN y PRD rumbo a los comicios de 2021, lo que constituye un paso en la dirección correcta y signo de esperanza, para salir del callejón sin salida en que nos ha sumido Morena, con la condición de que las fuerzas políticas reconozcan los intereses populares de las mayorías en un proyecto de nación claro, como única clave para convencer al electorado a votar masivamente contra Morena. Las circunstancias exigen un programa nuevo, un modelo económico nuevo, distributivo y progresista que impulse el país hacia adelante y candidatos comprometidos con dicho proyecto.

Estoy de acuerdo con quienes, aseveran que el país ve con buenos ojos la alianza. Cabe destacar que el Movimiento Antorchista fue de los primeros grupos sociales, en llamar a un frente común para derrotar a Morena en las elecciones intermedias, como salida al desastre que ha generado la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador. Ya que un triunfo de la oposición es una necesidad urgente en vista de lo que estamos viviendo y sufriendo todos bajo el Gobierno de Morena.

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Sin embargo, a la luz de los múltiples llamados del antorchismo nacional por un frente común, es necesario tomar como experiencia las verdaderas causas del triunfo de AMLO en 2018, y del apoyo popular que aún lo respalda, a pesar del desastre nacional que está provocando, pues amplios sectores lo hicieron con una expectativa muy concreta: el remedio a su pobreza material y el alivio de su precaria situación. Varias fuerzas desestimaron las advertencias realizadas desde entonces para disminuir la pobreza y la desigualdad en el país, y se consumó el triunfo de López Obrador.

Ante el lamentable panorama que estamos viendo en los dos años de gestión de Morena, si bien el diagnóstico fue correcto, la solución ofrecida mediante el combate a la corrupción fue equivocada y los resultados están a la vista. AMLO insiste en su lucha contra un mal de carácter subjetivo, moral, como el combate a la corrupción, pero siguen intactas la pobreza, la marginación y la inseguridad, lo que ha dejado a las mayorías aún más desprotegidas.

Las decisiones del Gobierno morenista se han traducido en un grave deterioro de la economía, del empleo y de los salarios de los trabajadores; un descontrol brutal de la pandemia, con más de 113 mil mexicanos fallecidos y más de un millón de contagiados; una delincuencia en pleno florecimiento, a lo que se suma el desamparo de sectores vulnerables, como mujeres víctimas de violencia y enfermos de cáncer, la desaparición de fondos públicos para la atención a damnificados, entre otros, además de un poder legislativo sumiso, que aprueba leyes al vapor, muchas de las cuales tienen un claro perfil persecutorio contra la crítica y la oposición al Gobierno de la 4T, aspectos todos que hacen más urgente y necesario este frente común.

El pueblo mexicano no ha dimensionado aún la gravedad de la situación, pero es seguro que no es lo que esperaba al votar por López Obrador, de ahí que sea un deber y un derecho hacer claridad sobre lo que ocurre y llamar a la formación de un frente común para frenar la catástrofe que amenaza a los mexicanos, antes de que sea demasiado tarde.

Pero, los tres partidos en alianza no deben limitarse solo al reparto de cargos para 2021, sino deben impulsar un programa de acción común, una visión compartida sobre los problemas más graves del país y sobre la mejor manera de solucionar que incorpore la problemática histórica de las mayorías, entre ellas la pobreza, la insalubridad, la subalimentación, la falta de vivienda, de educación y de servicios; el desempleo y los bajos salarios, es decir, reconocer la desigualdad, pobreza y marginación de las masas trabajadoras.

Ante los argumentos lanzados por el inquilino de Palacio Nacional, que desacreditan esta alianza y sus exponentes, acusándolos de nostálgicos del viejo régimen, más allá de caras nuevas y un discurso fresco para los votantes, que están ofreciendo los dirigentes priistas, panistas y perredistas se debe optar por un programa nuevo, un modelo económico nuevo, distributivo y progresista, además de elegir a candidatos realmente comprometidos con dicho proyecto, que cuenten con suficiente credibilidad, reconocimiento y respaldo de la población para pedir el voto en campaña, en caso contrario la derrota es segura. En México llegó la hora de abandonar las generalidades y consignas abstractas.


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