La Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) es un organismo descentralizado de la Administración Pública Federal, sectorizada a la Secretaría de Educación Pública, cuyo objeto social es la producción y distribución de los libros de texto gratuitos, material educativo y de apoyo en cada ciclo escolar para los estudiantes del Sistema Educativo Nacional.
La Conaliteg produce los libros cada año. Pero esta vez surgieron algunos problemas pues no están hechos con el debido profesionalismo que se requiere para su elaboración.
Los libros de texto de la Nueva Escuela Mexicana, impulsados por el gobierno de la Cuarta Transformación, y que serán usados a partir del 30 de agosto del presente año en las primarias y secundarias del país son un atentado a nuestra ya de por sí deplorable educación básica, con ello condenan a los niños a ser menos que mano de obra barata y aceleran la brecha de desigualdad ya existente en nuestro país. Sobre el tema, el diario El País señala que los vecindarios pobres tienen el nivel educativo que México tenía hace 10 años mientras los de clase alta el que se tendrá en 123 años.
Según el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) las acusaciones hechas a través de los medios acusando a los libros de “comunistas”, desvían la atención de lo realmente importante: que los libros están mal hechos.
Según El Universal los nuevos materiales de la SEP dejan en sólo 11 y 13 páginas, dos libros que previamente estaban diseñados con 258 páginas cada uno. “La ausencia del pensamiento matemático provocará un déficit educativo irreparable para la sociedad mexicana”, han advertido ya expertos nacionales e internacionales de instituciones como la Universidad Libre de Berlín, el ITAM, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la UNAM.
Pero el problema más grave, es que nos va a costar más caro resarcir los errores. Esos libros van a causarle gran daño a la niñez, retrasando su aprendizaje.
Los libros de la 4T tienen errores en Historia, Historia, Ciencias y Matemáticas, y entre ellos están casos como indicar que Benito Juárez nació el “18 de marzo de 1806”, decir la palabra “planera” en vez de planeta, poner a la Tierra en la misma órbita que Saturno y Urano; y marcar que, en una línea de fracciones, “tres cuartos son menores que cinco octavos”.
No podemos obviar, las abundantes faltas de ortografía, sintaxis y gramática, ni las infografías plagiadas de templetes genéricos, ni el estilo entre pomposo y cantinflesco, ni los errores e imprecisiones en los datos. Ni el que hayan sido hechos en total opacidad.
Pero el problema más grave, es que nos va a costar más caro resarcir los errores. Esos libros van a causarle gran daño a la niñez, retrasando su aprendizaje.
Cosa muy diferente en los libros del Plan de Once Años que, aunque con menos tecnología, los libros se hacían bien. Estaban mejor estructurados y tenían plasmado al final de cada libro 12 principios fundamentales denominados Mi servicio a México (Mi patria es México. Debo servirla siempre con mi pensamiento, con palabras, con mis actos. México necesita y merece, para, asegurar su dicha y para aumentar su grandeza, el trabajo material e intelectual de sus hijos y la moralidad de todos ellos. Debo ser digno, justo, generoso y útil. Así honraré a mi familia, a la sociedad en que vivo, a mi país y a la humanidad. Debo ser digno, agradecido con mis padres y con mis maestros; reconocer los sacrificios que realizan para mi educación; hacer buen uso de los conocimientos que he recibido y cumplir con las normas de buena conducta que se me han inculcado).
“Si de por sí estábamos muy mal en Matemáticas, ahora con esto se ve todavía más complicado que podamos mejorar en una disciplina que siempre ha sido muy compleja para los mexicanos”, dice la doctora Alma Maldonado, del Departamento de Investigaciones Educativas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Las autoridades quieren hacer todo al vapor y les agarró la prisa en su propósito por crear y aplicar en solo un año un nuevo modelo educativo (la Nueva Escuela Mexicana) pese a que la misma SEP había dicho que el proceso, para ser exitoso, debía ser paulatino e iniciarse en los primeros grados de cada nivel”, afirma la misma doctora.
Lo peor de todo es que no hay ninguna información y explicación al respecto. Existe opacidad y esto no es lo que merece la niñez mexicana.
Exijamos todos una educación de calidad, unos libros bien hechos y estructurados. Tenemos derecho a ello.
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