El sueño americano, es solo eso, un sueño, principalmente para los migrantes, que sortean un sin número de obstáculos para llegar a Estados Unidos (EE. UU.) con la ilusión de conseguir un empleo y mandar el suficiente dinero, fruto de su trabajo, a sus familiares que se quedaron en el país de origen con la intención de mejorar el nivel de vida con una vivienda, curar a un familiar enfermo, o estar en posibilidades de costear los estudios de los hijos.
No todos lo consiguen, en el caso de nuestros paisanos, muchos se quedan en el intento y jamás regresan, otros logran pasar la frontera, pero caen en los vicios y se esfuma el sueño que los impulsó a buscar un trabajo para crear un pequeño patrimonio familiar; los que tienen mejor suerte y consiguen un empleo, son sometidos a una explotación tan humillante, con salarios bajos y jornadas de trabajo agotadoras. Para ahorrar se privan de muchas cosas y viven acinados en cuartuchos, donde solo llegan a descansar seis horas para retornar nuevamente a su empleo.
Los migrantes paisanos trabajan en la construcción, en granjas, actualmente están de moda las granjas porcícolas, en restaurantes y hoteles, en la agricultura e incluso en los hogares como empleados domésticos. Según un informe publicado por la Urban Institute (organismo no gubernamental que realiza investigaciones de políticas económicas y sociales con sede en Washington, D.C.), los trabajadores extranjeros ilegales en EE. UU., son víctimas de trata de personas con fines de explotación laboral, son atraídos por falsas promesas de buenos empleo y bien pagados, pero son víctimas de traficantes que los obligan a pagar cuota, sometiéndolos a trabajos donde son tratados como esclavos, donde es muy difícil que se liberen. Esto es solo un ejemplo de los riesgos que corren nuestros paisanos en la tierra del capitalismo más voraz del mundo.
La migración de los guerrerenses hacia EE. UU. no es tan antigua como la de los estados de Michoacán, Zacatecas y Jalisco. Según la Secretaría de Migrantes y Asuntos Internacionales (SEMAI) la migración en Guerrero hacia el país del norte empezó a tener auge a partir de los años 70. En la actualidad son más de un millón 400 mil guerrerenses que se encuentran en Estados Unidos, de acuerdo con los lazos efectivos y comunitarios que los unen, los migrantes guerrerenses se encuentran distribuidos según su región de origen.
Por ejemplo, los radicados en Chicago son originarios de la Región Norte, de los municipios de Taxco, Iguala Teloloapan y Cocula; en Texas y el sur de California viven los originarios la región de Tierra Caliente. En Georgia, los nativos de la Costa Chica y Acapulco; en Nueva York y Nueva Jersey, los de la región Monta.
La destacable de este fenómeno migratorio de los mexicanos en general y de los guerrerenses en particular, es que, debido a la falta de empleos, y de mejores oportunidades en México, nuestros paisanos se ven obligados a migrar principalmente al vecino del norte, al grado de que, al paso de los años, las remesas que envían se han convertido en la segunda fuente de divisas para el país.
Las cifras del Banco de México dicen que, de enero a septiembre de este año, las remesas enviadas por los guerrerenses a sus familiares suman un acumulado de dos mil 186 millones de dólares, equivalente a un 64 por ciento del presupuesto que está ejerciendo este año el gobierno del estado; comparando esta cifra con la derrama económica que dejó el turismo en el estado por 11 mil 169 millones de pesos, en el mismo periodo, las divisas superan por mucho esta cifra generada por el turismo en el estado.
La Región Montaña, con sede en la ciudad de Tlapa de Comonfort, es la que más remesas ha recibido, con 383 millones de dólares, le sigue Acapulco con 221 millones de dólares, Iguala con 147 millones de dólares y Chilpancingo con 140 millones. Son otros siete los municipios que en los primeros nueve meses de este año concentran el 48 por ciento del total de las remesas del estado; es decir, mil 58 millones de dólares. Los 2 mil 186 millones de dólares de remesas convertidos en pesos representan a 43 mil 348 millones, esta cifra, que, de seguir en la misma proporción, al finalizar el año lo recibido en remesas será equivalente al presupuesto ejercido por el gobierno estatal en este 2022.
Para darse una idea de la importancia que las remesas representan para la economía de nuestro país, es necesario saber que, en este año, se ubica como la principal fuente de ingresos del país, muy por encima de las exportaciones petroleras que sumaron 27 mil 737 millones de dólares entre enero y agosto. También las remesas son superiores a la inversión directa extranjera, que en el mismo periodo fue de 27 mil 52 millones de dólares.
Esto nos da una idea clara de la capacidad de la fuerza de trabajo de los mexicanos que soportan jornada prolongadas y mal pagadas en un país ajeno al suyo, pero sin embargo, contribuyen a resolver las carencias y las miserias que el gobierno de la 4T ha generado en México.
Por ahora solo queda reconocer el trabajo de los migrantes, pero urge que la clase trabajadora cambie este modelo económico injusto, por otro que permita mejores oportunidades para el pueblo trabajador; para cambiar al gobierno actual que carece de un auténtico proyecto progresista de nación para todos los mexicanos es necesario la organización y politización de la masas trabajadora. Para que tomen el poder por la vía democrática para construir un mejor país.
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