Sin duda que la promesa más repetida en la campaña lópezobradorista hacia la presidencia fue la de combatir la corrupción, catalogándola de una manera equivocada, por cierto- como el principal problema del país y la raíz de todos nuestros demás males.Pues resulta que el INEGI, esa institución federal que sirve de base a propios y a extraños para dimensionar la evolución de los diversos aspectos del país, reportó en uno de los resultados de su Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG), que en el primer año de gobierno del principal adalid anticorrupción aumentó a niveles nunca registrados el número de personas que sufrieron algún acto de corrupción por parte de las autoridades y que, además, el costo promedio a consecuencia de la corrupción también creció: pasó de dos mil 450 pesos por persona afectada en 2017, a tres mil 822 pesos en 2019, un aumento de 56%.Al ser cuestionado al respecto, el presidente sólo respondió "cada quien interpreta los datos como los entiende".
Pero la realidad no se modifica con un simple cambio de nombre", como explicó contundentemente el ingeniero Aquiles Córdova Morán en su reciente artículo del mismo nombre; no va a cambiar la terca realidad nada más porque las autoridades se nieguen a reconocerla.Berkeley negó el valor de la ciencia para la comprensión del mundo, dijo que la misión del sabio era "aprender a comprender el lenguaje del Creador y no pretender explicarlo todo sólo por causas corporales", rechazó la teoría de Newton sobre el espacio y la gravitación, por considerarla una doctrina sobre la causa natural del movimiento de los cuerpos materiales, mientras que para él sólo existía la actividad de la substancia espiritual.Así, tal cual, desde la jefatura del ejecutivo se aconseja a los mexicanos "en vez de lo material pensar en lo espiritual".Pero así como se siguen aplicando las leyes de Newton a cada paso, desde la aeronáutica hasta la construcción de los "ventiladores" que se usan para asistir la respiración de los enfermos de covid, la economía mexicana seguirá rigiéndose mientras no cambie el actual modo de producción por las leyes de la plusvalía, aunque López Obrador diga que no aplican para México y el pueblo, aunque a no le guste al presidente, seguirá demandando satisfactores materiales.Y lo haremos cada vez mejor preparados y organizados.
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