Hemos escuchado reiteradamente que las próximas elecciones serán las más grandes y las más difíciles en la historia de nuestro país. Los politólogos destacan que la importancia del próximo proceso electoral radica por el número de puestos de elección popular que se disputarán en la próxima contienda electoral, pues en la elección del 6 junio habrá 3 mil 501 cargos en disputa. Los partidos nacionales con registro habrán de contender por 15 gubernaturas, 500 diputaciones federales, 300 por mayoría relativa y 200 por la vía plurinominal, 1,923 alcaldías y 1,063 diputaciones locales en 30 de los 32 estados, cuyos resultados en las urnas habrán de redefinir el mapa político de México.
Como es del conocimiento de la opinión pública, el pasado 5 de marzo iniciaron las campañas electorales en cinco estados de la República Mexicana, rumbo a las elecciones del 6 de junio de 2021. Se trata de Colima, Guerrero, Nuevo León, San Luis Potosí y Sonora, en donde concluirán el 2 de junio. Para las quince gubernaturas hay varias fechas. Con respecto a la elección de diputados federales, las campañas iniciarán el 4 de abril y es sabido públicamente que la elección de los nuevos diputados al Congreso de la Unión será el epicentro de la batalla electoral que se avecina. Asimismo, se sabe que por mandato presidencial los legisladores que hoy conforman la aplastante mayoría morenista se van a reelegir, lo que implica que irán a pedirle por segunda vez a la gran masa de electores su confianza y su voto.
Aprovecho estas líneas para recordarles a los electores que la mayoría morenista en el Congreso aprobó la ampliación del catálogo de los delitos, lo que abre la puerta a la arbitrariedad, a la “mordida” y al espíritu de revancha, y deja a la víctima en estado de total indefensión. De igual manera, si no hay vacunas ni para mitigar los estragos de la peste, se debe a que los diputados morenistas lo sabían desde antes de aprobar el PEF 2021 y aun así, lo aprobaron sin cambios para quedar bien con el Presidente, solo por mencionar algunas de las acciones de los que fueron electos como servidores del pueblo. En este sentido, se impone la necesidad de que el futuro elector, recuerde bien que en sus manos está el remedio a la tragedia de México o el dejarlo que se siga hundiendo hasta desintegrarse y desaparecer como nación.
Soy de los muchos mexicanos que están preocupados por la grave tragedia social en que ha sumido a nuestro país el gobierno morenista y sus aliados. Por fortuna desde hace 46 años en las filas del Movimiento Antorchista, en las que milito, venimos impulsando un proyecto integral de país distinto y superior al imperante, es decir al modelo económico neoliberal cuyos estragos como la injusticia, insalubridad, pobreza y desigualdad, han sido incrementados por las políticas de la actual administración federal morenista.
Sin embargo, me queda claro que para un cambio de rumbo económico en México hace falta mucho. Se necesita que el pueblo trabajador entienda y haga suyo ese proyecto. De igual manera para llevar a cabo esta honrosa tarea son necesarias mejores condiciones para poder seguir educando y organizando a los trabajadores del campo y la ciudad. Por lo que desde esta colaboración me sumo a la exigencia que vienen haciendo destacados intelectuales y luchadores sociales para que las elecciones que vienen se lleven a cabo en un clima de paz social, para seguir construyendo el gran país que deseamos todos.
No cabe duda de que estamos ante un reto. Se acercan las elecciones “intermedias”, la que algunos califican como la elección más numerosa y compleja en la historia reciente del país. En este contexto, a nadie conviene ni urge más que al propio gobierno morenista, que las próximas elecciones se den en un clima de absoluta paz social y de plena confianza ciudadana en los órganos electorales, sin trampas ni presiones, abiertas o disimuladas sobre los electores. Solo así los resultados, en caso de que le favorezcan al partido en el poder, serán aceptados y respetados por todos los actores políticos; solo así podrán gobernar en paz y con pleno respaldo de la ley y del pueblo mexicano. Es lo único que se pide en las elecciones que vienen.
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