Como era de esperarse, la situación política, económica y social de Veracruz cada vez se descompone más y se seguirá descomponiendo, como consecuencia de varios factores. Principalmente, por las pésimas políticas de gobierno instrumentadas por el Ing. Cuitláhuac García Jiménez, quien se ha rodeado de funcionarios ambiciosos de dinero y de poder, sin ninguna preparación filosófica que les permita mirar a largo plazo con una concepción del mundo de carácter científica. Gobernar un estado o un país requiere de personas preparadas, con experiencia, con trayectoria en el trabajo con las masas, pues éstas te enseñan y ayudan a entender la dura realidad que vive la gente en la sociedad actual, en la que la riqueza está concentrada en unas cuantas manos, dejando en la pobreza y en la marginación a la inmensa mayoría de las personas.
Han sido muchos los analistas y las personas que han señalado la insensibilidad del gobernador para con las necesidades de la gente, su falta de atingencia para atender éstas, por los actos de corrupción y nepotismo de sus funcionarios más allegados y la falta de obras de beneficio colectivo para la población veracruzana, así como por el desprestigio en el que ha caído como consecuencia de los actos de represión en contra de sus críticos y opositores políticos. En lo personal he sostenido, que este desprestigio es tan grande, que los morenistas no ven ninguna posibilidad de ganar las elecciones en el siguiente proceso electoral por la vía democrática, que la única manera de lograrlo es utilizando la violencia de todo tipo para eliminar y someter a los opositores.
Los terroríficos hechos ocurridos este viernes 7 de enero en el que fueron asesinados 9 personas y sus cuerpos mutilados fueron tirados a un lado de la autopista La Tinaja-Cosoleacaque a la altura del municipio de Isla, son una consecuencia de esta descomposición en el terreno de la inseguridad. El dolor, la zozobra y la angustia de las víctimas y de la población en general es terrible. Algo similar a esto sucedió en la última administración priista que hubo en Veracruz y ya todos sabemos en qué acabó dicho gobierno. Ojalá en alguien quepa la prudencia e intervenga para detener esta caída de nuestro estado y no solo se reduzca a decir que en Veracruz se tiene un “gobernador honesto y con principios”, como lo ha venido afirmando el presidente de la república.
En el terreno económico el panorama también está muy feo, pues no se ha recuperado el empleo ni las fuentes de trabajo, los salarios siguen bajos y muchas familias viven en la incertidumbre de no tener lo indispensable para resolver las necesidades del día a día; los precios de los productos de la canasta básica y de los combustibles han aumentado, lo que vuelve más difícil la supervivencia de las familias humildes.
En el ámbito de la salud, la pandemia del covid-19 sigue generando estragos porque la gente no tiene acceso a médicos y a medicinas ni información oportuna y veraz sobre cómo enfrentar los efectos de la enfermedad.
En la cuestión educativa, la mayor parte de las escuelas no han regresado a clases presenciales por temor de los padres, de los maestros y estudiantes a los contagios, así como por las malas condiciones en las que se encuentran los centros educativos debido a que el gobierno no ha querido invertir para habilitarlas.
En el terreno de las comunicaciones, las carreteras y caminos están destrozadas por la falta de inversión federal y estatal para repararlas, lo que dificulta el traslado de las personas.
El campo veracruzano está en el abandono debido a que el gobierno no destinó recursos para apoyar a los productores, y los que fueron afectados por el huracán Grace no fueron apoyados para rehacer sus sembradíos. En las colonias y pueblos no hay obras de drenaje, agua potable, luz eléctrica, pavimentaciones de calles, lo que provoca que en período de los vientos del norte la gente viva un verdadero infierno, tragando tierra, arena y sufriendo los efectos de la pica pica.
¿Cómo frenar este proceso de descomposición? Buscar la organización consciente del pueblo trabajador, para que conozca sus derechos constitucionales, aprenda a hacerlos valer y no se queden en letra muerta. Formar un movimiento social poderoso que obligue al gobierno a instrumentar políticas realmente en favor de la población, que lo obligue a invertir los recursos de nuestros impuestos en obras de impacto y de beneficio común, que transformen las condiciones materiales de vida de todos aquellos que vivimos en la pobreza y la marginación. Aprender a diferenciar la verdad de lo que es falso, de los dichos y acciones de los actuales funcionarios de los gobiernos de Morena. Por mucho que le busquemos, no hay otra salida.
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