Desde el inicio de la pandemia en México, prácticamente ningún gobierno de los tres niveles trabajó de acuerdo con la realidad que lo exigía dejando en el olvido a los que carecen y a los que se quedaron sin empleo. Tan sólo en Yucatán se perdieron 17 mil plazas, debido a que 400 empresas cerraron y otras más recortaron personal por el desplome económico, en cuando menos el 50 % de las ventas, trayendo como consecuencia, el aumento de la pobreza de los obreros y sus familias.
Pero esto no queda aquí, al no tener el recurso económico, no pudieron resguardarse en sus hogares y terminaron exponiendo su vida al contagiarse por covid-19 y ya no recuperarse, siendo parte de esa “estadística”, como considera el Gobierno federal a los miles de defunciones que hoy suman poco más de 234 mil 675, según cifras oficiales, aunque el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) refiere a que son más de 500 mil personas fallecidas que dejaron a sus familiares en el desamparo, pobreza y con deudas.
En México, según cifras oficiales, el grupo de edad más afectado es el de 45 a 64 años, con un exceso de mortalidad de 62.6%, seguido del de 65 años y más con 33.0% y del de 20 a 44 años con 18.4%. Dicho de otra forma, es el pueblo trabajador el sector más vulnerable y al que se manda al matadero de seguir con la misma estrategia fallida. Sólo se puede quedar en casa quien no carece de alimentos, pero sin empleo, los mexicanos tienen que salir, porque de no hacerlo, morirá de hambre su familia o en su caso de covid-19, en el intento de ganar unos pesos para comprar comida.
Por mandato de nuestra Constitución, y no por capricho de la oposición como dice el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el Gobierno federal tiene la obligación de habilitar y dotar a los hospitales con medicamentos, equipo y personal, para la atención de las personas que no puedan costearlo, y asegurarse que la Población Económicamente Activa (PEA) tenga empleo seguro y bien remunerado, con la finalidad de no tener necesidades o dejar morir a un familiar por carecer de los recursos para su cura.
Los mexicanos pagamos nuestros impuestos, por lo que no pedimos migajas y tampoco que nos lo regalen, por eso salimos a trabajar día tras día o en su caso, a buscarlo, por lo que las excusas salen sobrando, y lo que se quiere ver son los resultados y que tomen en cuenta, que no todos tenemos la capacidad de poder mantenernos en casa porque vivimos al día.
Al no quedarse en los hogares, decenas de ciudadanos, entre ellos los yucatecos, tienen que salir a la calle a buscar el pan de cada día para sus familias, arriesgando su vida y en muchas ocasiones, vendiendo lo poco de sus “riquezas”. La consecuencia de no tener empleo también trajo consigo el fortalecimiento del crimen organizado, que hoy va cada día en aumento.
Todos los días AMLO pregona que “primero los pobres”, y la pregunta sería, ¿primero en qué? ¿En morir, en quedarnos sin empleo? A nuestros hijos no les podemos brindar una adecuada educación, garantizarles un futuro, pues cada día es más difícil para nosotros los pobres. Pero la “Cuarta Transformación” no se cansa en mencionar que “vamos bien” y si alguien se atreve a decir lo contrario, el presidente lo desmiente diciendo que tiene otros datos.
¿Hasta cuándo los ciudadanos seguiremos esperando el prometido cambio? Sexenio tras sexenio es lo mismo y Morena no es la excepción. Eso es lo que los mexicanos tenemos que tener claro y aplicar una medida contundente para cualquier político que no haga su trabajo, ellos ganan por gobernarnos, por lo que tienen una quincena segura, mientras que la población ni empleo ni dinero para comprar lo más elemental que es comida, medicamentos o en su caso, enterrar a sus muertos.
Estamos hartos de las mentiras de Morena; nadie por sí solo hará el cambio, debemos de organizarnos, aunque se ataque la lucha organizada, aquella que hace el antorchismo nacional en busca del progreso para todos los mexicanos, por lo que ha provocado motivo de ataques, porque a ningún gobierno le gusta que el pueblo se eduque y tenga el conocimiento necesario para que no le tomen el pelo.
Al pueblo no se le debe de usar ni mucho menos en tiempos de elecciones, donde se le promete y una vez que se llega al poder, se le deja en el olvido. ¡Ya basta de simulación e hipocresía por parte del presidente de la República! El Gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador tiene que aceptar con franqueza que se equivocó en el manejo de la pandemia de covid-19. Los mexicanos necesitamos resultados y no justificaciones; que no haya más defunciones ya sea a causa del patógeno o de hambre. Queremos trabajo, no migajas, exigimos salud, no mentiras ni excusas y, sobre todo, necesitamos un presidente que deje de quejarse y se ponga las pilas de manera urgente para resolver las necesidades del pueblo bueno y trabajador de México.
Pero para cambiar, el partido de Morena, debe de dejar de preocuparse por conservar el poder, así como usar los recursos públicos para engañar a la población a cambio de su voto. Cifras oficiales demuestran que el número de muertes por covid-19 bajó en campaña, pasando a Semáforo verde, pero una vez que éstas culminaron, la cifra se elevó descomunalmente. Lo más grave es que en una sociedad que carece de medidas serias de protección, seguramente habrá contagios; al no haber atención hospitalaria ni medicamentos, el resultado es fatal, un incremento en contagios y por consiguiente de defunciones.
Por tanto, urgen medidas económicas serias, que obliguen a las empresas a contratar o en su caso, no despedir; este Gobierno sólo protege la ganancia de los empresarios a las cosillas de empobrecer a las familias trabajadoras, a riesgo de que, para no morir de hambre en busca de un sustento, encuentran la muerte por covid. Cruel realidad, muchos países en el mundo contuvieron no sólo los contagios, sino la muerte; México puede evitar más tragedia, pero tiene que ir al fondo del problema y la causa está en el modelo económico que no nos beneficia a todos.
Los políticos ya en el poder vierten “humo” sobre la conciencia de la gente. Provocan desánimo y coraje. El pueblo cree que es inútil un diputado, un presidente o gobernador, nadie le explica que tiene que elegir bien a sus funcionarios, que no debe vender su futuro ni su dignidad, que aleja el bienestar, aunque el Gobierno así llame algunos programas que ya existían. Con su inteligencia aplicada al voto puede cambiar miserables políticos corruptos por representantes auténticos del pueblo.
Hay que exigir al Gobierno que dé resultados, ante todo, que se acuerde que el pueblo pobre lo puso y éste será quien lo quite. Hay que prepararnos para no dejar que triunfe la mentira y el abuso, hay que acabar con la corrupción de fondo, pero lo que hay que hacer de fondo es cambiar el modelo económico que nos rige. Mientras no haya paz y bienestar real para el pueblo, hay que exigirle que cumpla.
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