El rápido crecimiento de las grandes ciudades se debió a la migración interna del campo a la ciudad; miles de familias abandonan sus hogares y se aventuran a buscar una mejor calidad de vida en las principales urbes, asentándose principalmente en las zonas periféricas, en casitas de cartón o de madera y con apenas lo necesario para sobrevivir a las nuevas condiciones.
Así, poco a poco se van formando nuevos asentamientos humanos, entre el polvo, el lodo, sin agua, luz, drenaje, escuelas, servicios de salud, sin transporte, y ya no se diga de espacios culturales y deportivos. Esta es la situación por la que millones de mexicanos pasan todos los días.
Hoy se puede decir con orgullo que las colonias que ha formado Antorcha son progresistas, desarrolladas, unidas, solidarias y que cuentan con lo necesario para trabajar y recrearse.
Ante esta terrible situación, los activistas y líderes sociales del Movimiento Antorchista Nacional, desde su fundación hace cerca de cincuenta años, se tomaron la tarea con total responsabilidad y conciencia para organizar a esas familias, politizarlas sobre sus derechos fundamentales como mexicanos y se dispusieron a dar la lucha por la formación de nuevas colonias.
Ello se hizo aun sabiendo que no sería fácil y que se enfrentarían a la política local, a la cerrazón de los gobiernos e incluso a ataques violentos para cercar el paso y desanimar a las familias, pero todo eso fue superado poco a poco y con el apoyo de todos, pues luchaban con la bandera de la razón y de justicia social.
El reconocimiento de las nuevas colonias ya era un gran paso, pero ahí no se acabaría la lucha, pues se necesitaban guarniciones y banquetas, pavimentaciones, la introducción de los servicios básicos como agua, luz y drenaje, la creación de centros educativos, centros de salud, transporte público y espacios culturales y deportivos para lograr una vida más cómoda, por lo que las familias continuaron exigiendo a las autoridades cada una de sus demandas.
Hoy se puede decir con orgullo que las colonias que ha formado Antorcha son progresistas, desarrolladas, unidas, solidarias y que cuentan con lo necesario para trabajar y recrearse; en estas colonias se fomenta la cultura y el deporte entre los hijos de los obreros y amas de casa.
Muestra de lo que me atrevo a escribir, sin temor a equivocarme, es el reciente festejo por el 38 aniversario de la primera colonia Antorchista “El Cerro del Tejolote” en el municipio de Ixtapaluca, en el Estado de México, donde el pasado 21 de abril se dieron cita más de 15 mil colonos para celebrar 38 años de lucha y progreso al lado de su líder, Marisela Serrano Hernández, y del secretario general de la organización, Aquiles Córdova Moran, además de más compañeros luchadores sociales que se sumaron a este gran festejo y se deleitaron con un espectáculo cultural.
¿Y ahora qué sigue si ya se tiene lo básico, una vivienda y los servicios necesarios? pues lo que sigue es continuar organizados y dar la lucha política para cambiar de raíz el modelo económico que impera y que es la causa de la lacerante pobreza que viven millones de mexicanos.
Lo que sigue es seguir sumando más familias a las filas de la organización y seguir el ejemplo de los antorchistas del Cerro del Tejolote; lo que sigue es la creación de un verdadero partido del pueblo y luchar por la construcción de una sociedad más justa y equitativa para todos.
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