Torreón Coahuila. Al cumplir 15 meses de espera, 54 días de plantón y cinco marchas por la lucha gestora de servicios públicos y asistencia social, familias organizadas en el Movimiento Antorchista Nacional lamentaron la insensibilidad del alcalde de Ciudad Victoria, Tamaulipas, Xicoténcatl González Uresti quien no responde a las demandas de las familias que viven en la pobreza y que requieren del respaldo de sus autoridades para salir de ahí.
En coincidencia con el panorama que enfrentan las familias de escasos recursos que protagonizan un movimiento social en esa demarcación del norte del país, una evaluación nacional de presidentes municipales, colocó a González Uresti como una de los peores del país.
Según una encuesta de Massice Caller, sólo el 12 por ciento del los habitantes de Ciudad Victoria, aprueban la gestión del alcalde.
Los tamaulipecos expresaron que en su protesta no hacen más que pedir necesidades básicas en educación como becas, Casa del Estudiante, subsidio material de limpieza, subsidio luz y agua y subsidio económico para alimentación.
Además de acciones de bienestar social con apoyos a la canasta básica, pavimentaciones en las colonias; servicios de electrificación, drenaje, regularizaciones de la tierra. Así como apoyo a la cultura, deporte.
Se trata de un pliego petitorio diseñado por miles de colonos, campesinos, amas de casa, estudiantes, profesionistas, maestros, comerciantes en pequeño, obreros, en suma, del pueblo trabajador de Ciudad Victoria que durante casi 30 años ha luchado por transformar su situación; buscan el bienestar no solo personal y de sus familias, sino de sus colonias, pueblo comunidades y de su estado.
Aunque las comunidades ya han logrado apoyos, aún son insuficientes para mejorar su calidad de vida, de ahí que persisten en su misión gestora.
Por ello es que en Ciudad Victoria, intensifican la protesta porque se dicen engañados por el gobierno municipal y el federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador, quien ofrecía poner a los pobres primero, pero los ha dejado sin Prospera, sin estancias infantiles, sin medicina para los niños de cáncer y para los enfermos de VIH, sin los comedores colectivos, sin Seguro Popular, sin el Ramo 23, es decir, sin obras para sus colonias.
Tampoco hay empleo, ni obra pública; los campesinos se quedaron sin el apoyo de Procampo y sin otros auxilios al campo con la excusa de que no hay dinero, a pesar de que la Cámara de Diputados con la mayoría Morenista y sus aliados aprobó 2.1 billones de pesos de presupuesto para 2020.
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