Evaluar significa, según el diccionario de la Real Academia Española: “estimar, apreciar, calcular el valor de algo”. La evaluación docente; entonces, pretende determinar la calidad en la práctica cotidiana del docente, y es la Secretaría de Educación Pública la encargada de diseñar, regular y aplicar los procesos y estrategias necesarias para realizar este ejercicio. El objetivo es obtener resultados que permitan tomar decisiones para reorientar la Educación en nuestro país y reconocer las necesidades más sentidas en el Magisterio. En México, con referencia a otros países, este proceso es reciente, pues hay antecedentes a partir de la década de los 80.
Aunque la evaluación, ciertamente es un proceso que nos permite, a partir de los resultados, tomar medidas respecto al hecho educativo, la verdad es que su implementación, un tanto forzosa, se ha configurado como una estrategia política que tiene como objetivo fundamental, recuperar la rectoría del Estado en materia educativa, eso sobretodo. En segundo lugar, elevar la calidad de los servicios públicos de educación, y en tercero, establecer los criterios de control sobre el ingreso, permanencia, promoción y reconocimiento en el Servicio Profesional Docente.
Por ejemplo, con la Reforma Educativa que impuso el gobierno de Peña Nieto, muchos de los docentes nos vimos amenazados a perder nuestro empleo, pues, se proponía iniciar de cero a evaluar a todos los docentes, poniéndonos en las mismas condiciones a todos. Se nos dijo que seríamos sometidos a una serie de evaluaciones para ganarnos nuestro nombramiento, sin respetar el lugar y la antigüedad que ya teníamos. Estuvimos de acuerdo en ser evaluados, sin embargo, no estuvimos de acuerdo en que se ignorara nuestra experiencia de años y el lugar que nos habíamos ganado con nuestro esfuerzo diario. Y bueno, seguimos luchando por el reconocimiento de los años ya trabajados, pero ese es otro tema, que después con gusto les comparto.
“Echar abajo la mal llamada reforma educativa”, fue una promesa de campaña con la cual López Obrador ganó la simpatía de muchos maestros, puedo asegurar que muchos fueron partidarios de esa gran idea, pues, se vislumbraba como una luz en el oscuro túnel de la educación. Su compromiso fue: revalorizar el magisterio de todo el país, y con ello, generar mejores condiciones educativas para todos. Sin embargo, a dos años de iniciado el gobierno de la 4ªT, las cosas en la educación no han cambiado, pues ni se ha revalorizado el magisterio, ni han mejorado las condiciones educativas.
En Colima, en el subsistema de Educación Media Superior a Distancia (Emsad), en el que he servido desde hace 14 años, los cambios son imperceptibles, pues, como casi siempre, nos han retrasado el pago en los meses de enero y febrero; en estos dos años no hemos recibido ningún aumento de salario, y respecto a la evaluación, no existe la posibilidad de movilidad, es decir, no hay para donde crecer, no hay convocatoria que nos incite a la competición, y si la hay, no se promueve lo suficiente como en otros Estados. Desde que recuerdo, no hay promociones en nuestro subsistema, es decir, no se concursa, por ejemplo, el lugar del director o subdirector en los planteles, o la coordinación, subdirección o dirección estatal, esos puestos se otorgan a dedazo, a personal de confianza, a algunos que ni siquiera mérito han tenido.
El papel del profesor en el proceso de aprendizaje, es fundamental, pues es el guía, quien hace asequible el conocimiento a sus alumnos, puede haber la mejor infraestructura, la mejor disposición del alumno y padres, pero, si la guía es incorrecta, no se logra el cometido. En ese sentido, la evaluación docente cobra gran importancia porque permite reconocer las cualidades y áreas de oportunidad de cada trabajador, y debe ser un ejercicio permanente, pero sobretodo, que cumpla con los objetivos para los que fue creado. Porque de modo contrario, todas las inconsistencias pudieran generar muchos males, como algunos que ya conocemos: plazas compradas y despidos injustificados, lo que desencadena la falta de calidad en la práctica docente, y, por tanto, una mala educación.
Bajo las condiciones de pandemia que estamos viviendo, más que nunca, es indispensable conocer cómo están desempeñando su labor los docentes de todos los niveles, cuál es el verdadero impacto de esta nueva normalidad en su práctica cotidiana, y en lo inmediato, establecer una estrategia para combatir el rezago inminente en la educación.
El frente estudiantil del Movimiento Antorchista, a través de la Comisión Nacional Académica de Antorcha Magisterial (Canam) donde se encuentran organizados los mejores profesores antorchistas de todo el país, se ha puesto a trabajar en el tema, y desde hace algún tiempo, pone al servicio de todos los docentes interesados en su preparación continua y la superación laboral, cursos diseñados para el magisterio de cada Nivel educativo, en todo el país. Con el objetivo de orientar su estudio y garantizar la aprobación de su examen de oposición. Esto dentro de las acciones comprometidas a la “creación del hombre nuevo”, en el entendido, de que para que haya un buen alumno, debe primero haber un buen profesor. Por eso, hago un merecido reconocimiento para todos los integrantes de la Canam, que, fuera de la oficialidad, brindan un servicio alterno, con gran empeño y compromiso, que definitivamente apunta a la calidad educativa.
Si tú eres uno de esos profesores interesado en su preparación, te invito a inscribirte a los cursos que iniciarán la próxima semana. Para más información sígueme en mi Twitter @MariaGu66372261, te responderé con gusto!
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