He visto cómo a lo largo de los años Manzanillo ha ido transformándose en el puerto número uno en el país, esto por el mayor movimiento en carga contenerizada que opera. Todos los cambios en la infraestructura de la ciudad han sido con miras a extender la capacidad de recepción y almacenamiento y el traslado de mercancías, para que se produzca el gran capital. Todos estos cambios en nuestra ciudad han sido generados por el gobierno en turno, siguiendo la misma meta, convertir a Manzanillo en el mejor puerto. Y creo que eso está bien. Se está logrando el objetivo, nuestro puerto es de los mejores en nuestro país y en el mundo.
Aunque se invierta mucho en el puerto, y las recaudaciones por esa actividad sigan en crecimiento, a los trabajadores, a los manzanillenses, no nos toca más que aguantar todos los daños colaterales de un puerto gigante, en un pueblo con atrasos impresionantes.
En lo que ya no estoy de acuerdo y lo que ya no me parece bien, es que se deje de lado a la gente que hace posible este gran reconocimiento. Así es, lo que hace posible que el puerto opere con tanta eficiencia es la gente, los trabajadores que cumplen con las diferentes funciones dentro y fuera del puerto: desde los oficiales de limpieza, guardias de seguridad, los jornaleros, los tramitadores, las secretarias, los ejecutivos, los gerentes etc. Pero toda esa gente, que a su vez es habitante de la ciudad, por un lado, vive una vida laboral de primer mundo dentro del puerto, pero en cuanto termina su turno y sale a vivir en la ciudad, vive una realidad que no se corresponde con la riqueza que él dentro del puerto produce, una ciudad que carece de servicios de calidad como de salud y educación, una ciudad donde el transporte urbano es caro y de pésima calidad, una ciudad donde falta iluminación en las calles, banquetas, espacios de recreación, etc. Una ciudad que tiene años inundándose cada vez que llueve.
Esto viene a colación, porque la tormenta tropical que pasó frente al océano pacífico esta semana, ocasionó lluvias fuertes en Manzanillo, y como era de esperarse, en los lugares donde históricamente se acumula el agua, hubo inundaciones, ocasionando dificultades en el flujo vehicular en el momento, y días después el deterioro de las calles y carreteras, que ocasionaron daños en las unidades móviles de la gente, coches, camionetas y motos. Y la pregunta aquí es, ¿por qué si en cada temporal de lluvias las afectaciones se dan en lugares ya identificados, no se resuelve con anticipación? ¡Que cuesta mucho dinero!, ¡seguramente sí! Pero hay dinero y mucho. La respuesta, aunque no nos guste decirla, es que el bienestar del pueblo no es una prioridad para el gobierno. Como sí lo son las grandes obras para el capital.
Veamos. En julio del presente, se anunció así una inversión “histórica” para “Manzanillo”. “La Gobernadora del Estado, Indira Vizcaíno Silva, detalló que el corredor logístico se compone de 159 kilómetros de tramos de autopista, carreteras y libramientos, de los cuales el Gobierno de Colima realizó gestiones para modernizar el 88.4%; es decir, 140.8 km de longitud, con inversión de 15 mil 432.2 millones de pesos; en el que todas las obras tienen un plazo de ejecución al término del año 2026.” (Diario de Colima,08 de Julio 2024) ¡15 mil millones que se ejecutarán en dos años para modificar la infraestructura carretera para el capital! ¡Una verdadera fortuna! Pero entonces, ¿cómo es que, para esa causa, sí hay dinero y bastante, y para reparar la infraestructura carretera de la ciudad donde se encuentra el puerto número uno, no hay recurso y no hay tiempo para atender esos problemas? Sencillo: la inversión millonaria generará a su vez más millones, y reparar las calles y carreteras a los manzanillenses no. Además, no hay quién reclame esas obras, y mientras eso no pase, seguirán haciéndose de la vista gorda. Pero es aquí, donde los discursos del señor presidente suenan huecos, pues eso de “primeros los pobres”, es pura mentira, como lo es también que ahora somos menos pobres, pues miles de habitantes nos vimos afectados por la obstrucción de caminos y el deterioro de las calles y avenidas, muchísimos manzanillenses dejaron de trabajar, todos los que se dedican a la venta ambulante al empleo informal, se vieron afectados por el temporal, y esto sin duda es una manifestación clara de pobreza, irónicamente en el puerto más rico del país.
Estas lluvias, sirvieron para limpiar la suciedad y a su vez para desenmascarar al gobierno y descubrir su verdadera posición en los hechos: inversión histórica para el gran capital y abandono de las necesidades de las clases trabajadoras. Y que no nos vendan cuentos bellos, que no nos digan que la inversión millonaria beneficiará a los manzanillenses, porque eso no es cierto, a pesar de las ingentes cantidades de dinero que emana del puerto, los habitantes y trabajadores del puerto, siguen en situaciones de insuficiencia, padeciendo algún tipo de pobreza.
Es decir que, aunque se invierta mucho en el puerto, y las recaudaciones por esa actividad sigan en crecimiento, a los trabajadores, a los manzanillenses, no nos toca más que aguantar todos los daños colaterales de un puerto gigante, en un pueblo con atrasos impresionantes.
Es necesario pues, que los diferentes sectores sociales en Manzanillo, campesinos, estudiantes, profesores, colonos, ya sean, mototaxistas, taxistas, amas de casa, desempleados, pescadores, vendedores ambulantes, madres o padres que buscan a sus hijos desaparecidos, o gente que está esperando justicia en algún caso; etc., hagamos un solo frente y seamos una sola voz, para exigir mejores condiciones para todos, que haya una repartición más justa de la riqueza que se produce en el puerto, y se invierta en lo inmediato en la infraestructura de nuestra ciudad. Al cabo, se ha dicho que Manzanillo vivirá los mejores tres años de gobierno con Rosy Bayardo, que su gobierno traerá nuevos proyectos. Yo en realidad lo espero, pues la gente vota siempre esperando que le vaya mejor. Y lo primero que deberíamos notar a diferencia de la administración que va de salida, es la voluntad para escuchar a los gobernados y solucionar sus problemas. ¡Estaremos atentos!
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