A escasos días de que la Cámara de Diputados federal rechazó la iniciativa de reforma eléctrica propuesta por el presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), decisión que puso en evidencia la incapacidad de Morena para lograr el consenso entre los diputados e implicó una derrota en la Cámara para la 4T, con bombo y platillos el mandatario presentó una reforma constitucional electoral que pretende, según él, elecciones limpias y libres, la aplicación plena de la democracia, reducir a 300 el número de diputados y a 96 el de senadores, reducir el financiamiento a los paridos políticos y lograr un ahorro de 24 mil millones de pesos.
Los mexicanos somos testigos de los pésimos resultados que AMLO consiguió cuando canceló diferentes programas sociales o el aeropuerto de Texcoco; dijo que acabaría con la corrupción y que, además, ahorraría. Pero, no, nada de eso sucedió.
Recordemos las malas decisiones que ha tomado en el sector salud; miles de millones de medicamentos y vacunas se dejaron caducar mientras en los hospitales y centros de salud a los enfermos les negaban los fármacos.
Otro ejemplo son los millones de pesos que se gastan para cumplirle el capricho al presidente para que viva en Palacio Nacional; ¿no decía que para sus gastos a él le alcanzaba con 200 pesos en la cartera? Claro, pero los gasta en sus chicles porque todo lo demás lo paga el pueblo; sí, pagamos los millones de pesos que cuesta mantener el Palacio Nacional como casa habitación (salario del personal que limpia y da mantenimiento al edificio, los insumos para las viandas, etcétera).
Y ya ni hablar del ahorro que representa el avión presidencial que no quiso porque le costaba mucho a la nación. ¿Cuánto costo su rifa, intento de venta y ahora su mantenimiento nada más por estar parado?
Por eso, cuando AMLO habla de ahorros los mexicanos debemos buscar la verdadera intención de su propuesta, pues ahorrador, ahorrador no es, o por lo menos, no con el erario. Si lo dudan revisen cuánto lleva gastado en el Tren Maya.
Preguntémonos entonces, ¿la reducción de los diputados plurinominales es un ahorro de recursos o un alejamiento de la democracia? Definitivamente es un alejamiento de la democracia.
Desde la década de los 60, en México inició la lucha para que toda la población estuviera representada en el Congreso de la Unión, pues los diputados o senadores que ganan una contienda por el principio de mayoría relativa o voto directo no representan a todos los habitantes. Muchos ciudadanos se sienten representados por los candidatos por las propuestas que presentaron y buscar la representación de esa parte de la población es la esencia de los legisladores plurinominales o de representación proporcional, su número depende de los votos que el partido alcanzó en la contienda.
Eso argumentos esgrimieron, durante décadas, Pablo Gómez, Porfirio Muñoz Ledo y sus corifeos, hoy destacados militantes de Morena. Pero, ahora que los plurinominales no se alinean a los designios de AMLO pretende eliminarlos.
Cabe preguntarnos si es por cotosos o por insubordinados. ¿Deben los diputados convertirse en sumisos levanta dedos del presidente en turno, en este caso de López Obrador? No, claro que no, llámese como se llame el presidente, la separación de poderes es uno de los símbolos de la democracia moderna y estamos obligados a defenderla.
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