Yensunni Martínez Hernández, ascendió al Ayuntamiento de Othón P. Blanco, con Morena, partido político que la arropó y que prometió que gobernaría para todos, que en su administración no habría ricos ni pobres, que el manto del buen gobierno cobijaría a todos por igual. Sin embargo, ya pasó su primer año de gestión y no hay mucho que aplaudirle, puesto que los pobres siguen ignorados y abandonados.
La gobernante municipal debe corregir su postura y atender enserio la situación actual como es el estancamiento económico, del incremento en la desigualdad social y del porqué no se ayuda a los más necesitados.
Sin temor a equivocarme, existen muchos problemas que son del conocimiento de la autoridad municipal, pero que son ignorados; por ejemplo, innumerables deficiencias del alumbrado público, agua potable, no hay ningún tipo de obra pública de calidad, porque de las escasas obras que se pensaban hacer ya fueron ejecutadas, la mayoría están hechas de mala calidad.
Hasta el momento, la alcaldesa tiene un cero por la forma en que está administrando, es decir, está haciendo mal las cosas, prometió reducir la pobreza y en los hechos sigue la misma política que tanto criticó, y prueba de ello es que existen elementos suficientes que indican que estamos mal y ya se empieza a sentir a través del reclamo popular.
El pueblo othonense anhela un cambio, una nueva clase de políticos diferente al de la administración municipal anterior que se destacó mucho por corrupción, incompetencia y represión. El detalle es que esos problemas aún persisten, como la recolección de desechos, que las calles de la ciudad están repletas de mega cráteres y le agregamos que tampoco hay empleos, lo que conlleva a que en el municipio existan más pobres con riesgo a que aumenten, si la morenista no hace algo para atacar de raíz el origen de los males del pueblo.
La alcaldesa Yensunni Martínez tiene en sus manos la oportunidad de hacer la diferencia; debe tener claro que puede, si así se lo propone, ser la única mujer en toda la historia del municipio que le cambia el rostro a Othón P Blanco, no en balde reza la paremia bíblica: “…por sus frutos los conoceréis”, no está de más decir que todo buen gobernante se le conoce por sus buenas acciones, por los resultados en desarrollo social y el pueblo es el mejor juez para dar buen veredicto de lo que se hace bien o mal. Se sabe que cuando hay voluntad política se puede hacer mucho con lo poco que hay, sin duda, todo buen político se distingue por la clase de frutos que da y se le reconoce o en el peor de los casos, es aborrecido por las clases populares.
En este sentido entran las carencias que sufre el pueblo organizado en Antorcha, un reclamo legítimo, al carecer de obras y servicios. Debe quedar claro que las promesas y manejos políticos no son la solución para aminorar un ápice la miseria y marginación de los othonenses, no les da ni siquiera esperanza, sino todo lo contrario, los somete y hunde más en la miseria, eso es lo que está pasando actualmente con los más de 105 mil othonenses que se encuentran en situación de pobreza, donde representa el 45 por ciento de la población de la demarcación (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social).
Grosso modo, a la presidenta municipal Yensinnu Martínez Hernández a estas alturas ya le debería quedar claro que, si la gente busca organizarse es porque se siente abandonada, maltratada, humillada y engañada por sus gobernantes, que ha llegado a la conclusión que necesita de una fuerza superior a su solitaria y aislada fuerza para lograr ser escuchada y atendida, no es ninguna amenaza, es simplemente un causal que motiva al pueblo a organizarse y luchar decididamente.
Antorcha no busca otra cosa, sino precisamente atención inmediata de las demandas de miles de familias humildes de colonias y comunidades que desde hace décadas están abandonadas a su suerte, nada más, pero nada menos. Así que la posible manifestación de Antorcha es justo porque sus agremiados confiaron y esperaron pacientemente los tiempos pactados para que se solucionara cada uno de ellas, sin embargo, ya pasó el tiempo de espera y ninguno de los compromisos se materializó.
Insisto, la lucha que próximamente emprenderá la organización social no esconde ninguna otra razón contra la presidenta municipal, solamente que atienda a sus gobernados, que no esquive la ley o que siga usando justificaciones dilatorias para detener sus compromisos que, en una reunión de trabajo con el antorchismo, se llegaron a acuerdos en favor de miles de Othonenses humildes. Municipio que, por cierto, tiene a más del 32 por ciento de su población en carencias alimentarias. Es un municipio con 271 mil 808 habitantes, de los cuales, el 21 por ciento son indígenas. Por otra parte, de acuerdo con la Secretaría de Bienestar, el 18 por ciento de la población vive con rezago educativo, 21 por ciento no tiene acceso a servicios de salud y el 28.2 por ciento no cuentan con servicios básicos, sin embargo, son más las personas que carecen de seguridad social lo que representa el 55.2 por ciento.
Así que, mientras no sean atendidas las justas demandas de agua potable, pavimentación de calles, electrificación, apoyo a estudiantes, vivienda, empleos con salarios justos, etc., la insistencia de los pobres continuará, a eso obedece la manifestación de mil antorchistas othonenses el próximo 23 de los corrientes ante las puertas de la presidencia municipal, porque la alcaldesa no está cumpliendo su palabra de gobernar para todos y procurar el bienestar social de la población. No hay de otra.
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