Cuando los pueblos están hartos y decepcionados de los gobiernos identificados con el gran capital necesitan echar mano de algún líder de izquierda, de esos que prometen apoyar al pueblo, que gritan a los cuatro vientos "primero los pobres". Le crean entonces las condiciones necesarias para que por la "vía democrática" llegue al poder, pero bajo un acuerdo: que no se meta con los intereses ni privilegios de la oligarquía.
El Gobierno "de izquierda", ya en el poder, levantará entonces la esperanza de mejorar la suerte de millones de ciudadanos que votaron por él. Desgraciadamente, año tras año la camisa de fuerza que aceptó de los poderosos será cada vez más evidente, pues no cumplirá ninguna de sus promesas de campaña.
Pero no sólo no cumplirá sus compromisos con el pueblo, sino que ahora se esforzará por ganarse la voluntad de los poderosos, disminuyendo el presupuesto a los estados y municipios y en cada oportunidad rebajar los recursos a salud, a vivienda, educación, servicios públicos.
Para ganarse el favor de los capitalistas, el Gobierno de "izquierda", se propone achicar el gobierno, disminuir personal en dependencias federales, hasta convertirlas en dependencia inoperantes, acabar con los fideicomisos, con el argumento de que son un despilfarro.
El desprestigio también tocará la puerta del Gobierno de "izquierda" y nuevamente, estará listo el camino para el regreso al poder de un Gobierno de derecha. Se cumplirá lo que algunos analistas políticos llaman la alternancia del poder: todos los partidos han gobernado y en cada cambio lo único que produce son nuevos ricos, pues se apropian descaradamente del dinero del pueblo. Así está diseñada nuestra democracia mexicana.
Nada conmueve a AMLO, a pesar de las imágenes terribles que difunden los medios de comunicación, que muestran la devastación en Acapulco.
López Obrador se cree todavía con la suficiente "popularidad" para nuevamente imponer un presupuesto a modo. Ya está a la vista la aprobación del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el próximo año (PPEF 2024), y los diputados de los partidos de "izquierda" afines al presidente no aprobaron ni un peso para el rescate de Acapulco.
Nada conmueve al presidente, a pesar de las imágenes terribles que difunden los medios de comunicación, que muestran la devastación de la infraestructura urbana, a los muertos y desaparecidos, la destrucción de embarcaciones pesqueras y turísticas, colonias populares sin agua, sin energía eléctrica, los daños en las viviendas, en los negocios, los saqueos, falta de alimentos, basura y escombro por todos lados, los airados reclamos de acapulqueños que denuncian el abandono de los gobiernos morenistas, tanto el municipal, el estatal y federal.
La tragedia es completa, pues la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) junto con 109 fideicomisos en 2021, dejó sin recursos para apoyar a las poblaciones afectadas por fenómenos naturales.
Entre 2021 y 2022, el Gobierno federal asignó un total de 17 mil 700 millones de pesos al Fonden. De esta cifra, más de 16 mil millones se destinaron al proyecto del Tren Maya.
Mariana Campos de México Evalúa, calcula que se requiere asignar 640 mil millones de pesos para la reconstrucción de Acapulco; sin embargo, la mayoría morenista de la Cámara de Diputados, ha recibido la orden de López Obrador de no modificar el Presupuesto para 2024.
No solo no necesitamos una alternancia de partidos en el poder, sino otra clase política, que no se pliegue a las órdenes de los poderosos. Se debe construir un verdadero contrapeso político, una poderosa organización popular que pueda luchar por las reivindicaciones históricas del pueblo.
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