El día 5 de marzo pasado el país vivió otro terrible acto de violencia, pero, para sorpresa de todos, no fue una ejecución como la ocurrida hace unos días en Michoacán, donde 17 personas fueron acribilladas por el crimen organizado. En esta ocasión, el lamentable hecho, se suscitó durante un partido de futbol profesional en Querétaro.
¡Así es!, el deporte que por años ha llevado a chicos y grandes a soñar con ser los mejores jugadores del mundo, a parecerse a Cristiano Ronaldo, Messi y otros grandes del balonpié, fue el mismo que marcará o romperá sus sueños, pues los hizo ser testigos de esta atrocidad.
México ha vivido actos de violencia en todo su territorio; no hay estado, municipio o colonia que no haya tenido algún evento violento, desde asaltos, desapariciones, asesinatos. Esto ha generado que el país sea considerado uno de los más violentos del mundo.
De las 50 ciudades del ranking 2020, nos hemos posicionado en el deshonroso lugar 18, debajo de Brasil que se ubica en el 11; Venezuela, en el 6; Estados Unidos, en el 5; y Sudáfrica en el 4, según el reporte elaborado anualmente por la Asociación Civil Consejo Ciudadano para la seguridad pública y la justicia penal.
Si acercamos un poco más la lupa y analizamos por estado nos encontramos con que Michoacan se ubica en la posición número ocho de la lista, con 72.5 homicidios por cada 100 mil habitantes; Zacatecas en el sitio 15, con 59.2; Guerrero, en el 18, con 54.1 y Sinaloa en el 25 con 49.4. Estos entre los más graves, pero la lista sigue. Morelos ocupa la posición 26, Chihuahua la 27, Colima la 35, Quintana Roo la 44, Tamaulipas en la 45, Guanajuato la 47 y Veracruz el lugar 49. (Datos tomados de los portales El Economista y El País).
Solo para que nos demos cuenta, el trienio que lleva de su mandato el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, entre su Gabinete y el grupo parlamentario de Morena han evidenciado, a partir de estas cifras, que el incremento de la violencia en el país no es algo que les preocupe; sus acciones han demostrado que ellos están más preocupados por desviar la atención de la ciudadania con sus mega obras faraónicas y en su discurso ya desgastado del “combate a la corrupción”.
Los datos arriba expuestos ilustran un poco más lo que vivimos día a día en el territorio mexicano. Vemos que, en una sociedad, donde impera la violencia, no se castiga a los asesinos y criminales; el Estado no interviene para parar los crímenes.
El deporte no podría salvarse de esa violencia, al menos eso es lo que vimos en el estadio Corregidora de Querétaro. Lamentablemente tuvo que verlo y sufrirlo en carne propia, otra vez, la afición del futbol.
El suceso al que nos referimos desde el principio fue uno de los hechos más violentos y repulsivos que ha registrado el futbol mexicano este año, ocurrido durante el partido entre los equipos de Querétaro y el Atlas, durante la jornada 9 del torneo Clausura 2022 de la liga MX.
El partido fue suspendido por actos de violencia entre pseudoaficionados de ambos equipos, pues el enfrentamiento, que parecía una batalla campal, tuvo como consecuencia decenas de heridos, algunos con riesgo de perder la vida. Imágenes difíciles de ver y asimilar han demostrado, una vez más, la clase de seres humanos que se forman en la sociedad.
Desafortunadamente esta no ha sido la única ocasión que esto sucede en los estadios mexicanos, aunque no con la violencia al grado que se vivió en Querétaro. En el año 2015 se suscitó un acto de violencia entre los aficionados del equipo de Chivas y el Atlas, a los 54 minutos del partido, que desató un caos sobre el lienzo verde, y el saldo oficial fue de 10 detenidos y nueve heridos; en ese entonces, el Estadio Jalisco fue vetado con dos juegos y los Zorros recibieron una multa de 7 mil días de salario mínimo.
En febrero del 2017 Veracruz y Tigres protagonizaron un episodio de violencia en las tribunas, la comisión disciplinaria sancionó con solo un partido de veto al Estadio Pirata Fuentes, además de una multa de más de 36 mil dólares para los tiburones Rojos y 7 mil 500 para los felinos.
Otros sucesos se registraron con los equipos del Montreal y Tigres, aunque estos no fueron sujetos a una sanción porque el enfrentamiento ocurrió fuera del estadio. En 2019 Atlético de San Luis y Querétaro sostuvieron una batalla campal en las tribunas del estadio Alfonso Lastras, el saldo fue de 33 personas heridas y la sanción fue el veto por dos partidos, además de una multa de 506 mil pesos para ambos equipos.
Estos acontecimientos no tienen otra explicación; evidentemente son consecuencia del sistema en el que nos desarrollamos y en el que todo, empezando por el futbol, es una mercancía explotada por los grandes capitales para beneficiar siempre sus intereses.
La forma en la que se ha dirigido el deporte en nuestro país, nuevamente ha evidenciado todo lo malo que tenemos como resultado de la falta de educación y de la mala práctica del deporte pues todo lo han convertido en mercancía. El deporte debería debería unir a la sociedad y no dividirla al punto al que lo ha hecho ahora.
El deporte debe ser visto y practicado de una manera fraterna y de unión entre los que lo disfrutan, no debería ser, jamás, un medio de violencia. Es urgente la necesidad de redirigir la ruta del deporte, que llegue a todos los rincones de país, que se masifique y logremos crear así a grandes deportistas que sean capaces de representar con orgullo a México, en cualquier justa nacional e internacional.
El deporte debe ser siempre fraterno. No más violencia en nuestro país y no más violencia en el deporte mexicano.
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