Ocupando nuestro país, tradicionalmente, el número 14 en la producción de riqueza, no tiene sustento la retahíla de que no se invierten recursos en servicios de calidad y obras que la gente necesita porque no hay suficientes. ¿Qué interés puede tener un prominente empresario regiomontano, metido a jefe de gabinete presidencial, para superar el rezago y la marginación que caracterizan nuestras comunidades rurales y colonias populares?
Es clamor generalizado la falta de agua potable, de medicinas, de escuelas dignas, de servicios básicos de calidad. Todo esto completamente posible de superar si se implementaran las correctas medidas económico-administrativas encaminadas a superar estos males sociales que padece solo la clase trabajadora. Pero una política social de este tipo solo puede ser aplicada por quien represente fielmente los intereses de los más necesitados. Morena no representa a esta gente; los morenistas son los mismos políticos de siempre con traje nuevo de diferente color; son los representantes de los intereses de los que más tienen.
Que esto es así, lo podemos comprobar, de manera fácil, sencilla y sin mucho esfuerzo. Con el fin de que tomen en cuenta su esfuerzo y posteriormente puedan ser ellos los abanderados para aspirar a algún puesto en sus propios municipios, quienes están haciendo las tareas de difusión, pegando los miles de lonas para promover a sus madrugadores candidatos, al gobierno del estado o a presidente de la república, son los personajes de siempre, aquellos que siempre han vivido a expensas de la administración pública, varios de ellos han sido candidatos a presidentes municipales de los ahora fracasados partidos políticos, ahora quieren probar suerte con Morena, pero como siempre; representando los mismos intereses.
La historia de los movimientos sociales ha generado hasta la fecha, referencias para que, quienes se desempeñan en el ámbito político, se orienten y, sin ambages ni confusiones, decidan qué intereses van a representar y a defender.
Desde la revolución francesa de 1789, se tienen nociones sobre lo que representa la izquierda y la derecha en política, acentuándose más estos términos durante el periodo de la restauración francesa. Al día de hoy, cualquier ciudadano medio informado sabe qué representa un movimiento social de izquierda o de derecha.
La política social que ha implementado la administración federal actual, deja claro, y sin ninguna duda, que Morena no es un partido de izquierda. Son los nuevos representantes de la oligarquía financiera de México, Morena es uno más de los partidos neoliberales de hoy.
¿Dónde están los resultados de la administración morenista en beneficio de los trabajadores?, ¿A cuántas familias ha sacado de la pobreza sus programas clientelares y donde están gozando ya del bienestar prometido? Lo que tenemos son carreteras abandonadas que hace cinco años se estaban construyendo con recursos etiquetados en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) hoy, ahí están abandonadas sin que nadie informe porque está aún pendiente su terminación.
Programas y servicios que solo ocupan los trabajadores, dejaron de funcionar, se cerraron con el pretexto de que eran fuentes de corrupción, pero más de cuatro años después, no hay un solo delincuente de cuello blanco que esté pagando por ese delito.
Ejemplos concretos de estos casos son las escuelas de tiempo completo, las guarderías infantiles, el seguro popular, los masivos recortes al presupuesto de programas estratégicos, que en algunos casos tenían ya carácter institucional como el Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden).
No siendo suficiente el completo abandono oficial de las capas sociales más desprotegidas, las consecuencias de una equivocada estrategia de seguridad cobra vidas solo en este sector social. Las estadísticas son contundentes: de 2019 a 2022, con la estrategia de “abrazos y no balazos”, se registraron 113,334 homicidios. Comparando el número de homicidios dolosos registrados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), durante los primeros cuatro años del presidente Andrés Manuel López, es 128.8 por ciento mayor que el de los primeros cuatro años de Fox, 89.9 por ciento mayor que el del mismo periodo de Calderón y 62.1 por ciento mayor que el de Peña Nieto. Al día de hoy, el sexenio de AMLO suma más de 140,500 homicidios, ¡Una hecatombe! ¿Es esta situación a la que se le quiere dar continuidad? A cualquier mexicano sensato le queda claro que no.
Para superar esta manera de gobernar con ocurrencias, es necesario que los trabajadores se eduquen políticamente, se organicen y luchen por anteponer sus intereses, de otra manera seguirán siendo manipulados por redentores y charlatanes que seguirán buscando cómo representar y salvaguardar los intereses de los que más tienen.
Es lo que nuestra organización propone al pueblo de México. Las condiciones en que se encuentra nuestro país y la actitud de quienes se les confirió la responsabilidad, por mandato constitucional, de velar por los intereses de quienes menos tienen, demandan que el pueblo se politice y se organice. Se acerca la hora de que el pueblo organizado defienda sus intereses desde el poder.
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