Expertos advierten que la política migratoria del presidente Andrés Manuel López Obrador arriesga a migrantes en la frontera, coinciden en que la violación de los derechos humanos en la frontera Sur de México podría seguir aumentando por la política de AMLO, quien ha dejado este tema en manos de los militares y por la falta de capacitación para que los elementos de seguridad se hagan cargo de este problema en el país. Asimismo, académicos sostienen que la crisis migratoria se debe a la presión de Estados Unidos para que México y Guatemala frenen a los migrantes. Politólogos aseveran que este panorama se hizo más visible a raíz de las vacunas anti Covid que Joe Biden envío a nuestro país en calidad de préstamo.
Por diversos medios vemos que está aumentando el flujo migratorio. Y en este contexto, especialistas señalan que la criminalización de los migrantes se agudiza y trae como consecuencia niveles muy altos de violencia. La violación de los derechos humanos de los migrantes es cometida por elementos de la Guardia Nacional y del Ejército, pero también por los policías municipales, estatales o los agentes de migración. Los abusos han sucedido desde antes, solo que el asesinato de la salvadoreña Victoria Salazar a manos de policías municipales de Tulum, Quintana Roo ha traído la atención mediática de los migrantes de la frontera sur.
Hemos escuchado que el presidente López Obrador dice que la causa profunda de la emigración es la pobreza, inseguridad y falta de empleo en sus países de origen y tiene razón, pero vuelve a darnos una lección de buenas intenciones que se contradicen con su política real, cuando propone un plan conjunto con EE. UU. para impulsar el desarrollo económico de Centroamérica. Olvida que las causas de la pobreza que señala son fruto innegable y directo de la explotación y dominio político del imperialismo norteamericano en sus países, con el fin de garantizar el enriquecimiento rápido de sus empresas depredadoras.
Lo peor es que mientras se pronuncia un discurso semejante, en los hechos el Gobierno mexicano se suma a la política represiva, al uso de la fuerza armada para detener a los débiles e indefensos migrantes centroamericanos, política feroz e inhumana instrumentada por Donald Trump y continuada entusiastamente por Biden. Aunque lo nieguen, aunque lo vistan con el ropaje hipócrita y falso del orden y la legalidad, los gobernantes de la Cuarta Transformación están convertidos en terribles guardianes de las fronteras norte y sur de nuestro país para velar por la buena digestión y el sueño tranquilo de los magnates norteamericanos.
No hay modo de engañarse. Los Gobiernos norteamericanos promovieron y protegieron el despojo y acaparamiento de las mejores tierras de los campesinos, el saqueo de sus recursos naturales, la feroz explotación de hombres y mujeres que laboraban de sol a sol por salarios miserables. Por eso, pedirles a todos ellos que paren el saqueo y devuelvan parte de lo birlado en forma de un plan de desarrollo para acabar con la pobreza que ellos generaron y siguen generando, es no entender en absoluto el fondo del problema. O de lo que se trata es fingir que no se entiende para quedar bien con la opinión pública de aquí y de allá.
Tal y como afirman destacados lideres sociales, entre ellos el ingeniero Aquiles Córdova Morán, secretario general del Movimiento Antorchista. Las olas migratorias de desamparados que abandonan sus hogares miserables y sus países empobrecidos y violentos para buscar refugio, “ilegalmente”, en los países ricos y prósperos, no es un fenómeno exclusivo de nuestra región, sino un grave conflicto mundial cuya solución se ve muy difícil y lejana. La dificultad reside en que no es un problema de tal o cual gobierno inepto y corrupto, de tal o cual país que no ha sabido hallar una política económica adecuada a las necesidades de sus ciudadanos, como dicen los ideólogos y defensores del neoliberalismo en boga. Se trata, en realidad, de un problema estructural de ese mismo neoliberalismo, que brota, no de su funcionamiento defectuoso, sino precisamente de su correcto y eficaz desenvolvimiento.
Carlos Marx, el teórico del proletariado mundial, resume el proceso diciendo que la economía capitalista concentra la riqueza tanto hacia el interior de los países como entre los propios países, es decir, a escala mundial. Así se explica que el mundo de hoy presente el aspecto de unas pocas y pequeñas islitas de riqueza y prosperidad navegando en un mar de pobreza formado por las masas de población empobrecida del resto de los países del planeta. El problema de la emigración es, precisamente, la manifestación social de esta desigualdad mundial. De aquí lo difícil de su solución.
La pobreza es fruto innegable y directo de la explotación. De tal manera, que resolver todos los flagelos sociales que trae consigo como la desigualdad y todo tipo de carencias, entre ellas, el empleo no esta a la vuelta de la esquina, se necesitan soluciones a fondo y la política de la Cuarta Transformación que ha adoptado ante la emigración no es la salida. En este sentido, los mexicanos que realmente deseamos un mundo mejor debemos darnos cuenta de que no hay manera de conciliar el discurso y la política de hechos de López Obrador, más parecida a la de un dictador como Pinochet que a la de un hombre de izquierda “amigo de los pobres”.
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