Como muchos sabemos y los percibimos, la situación del país va de mal en peor. En cualquier terreno que lo veamos no hay manera de ocultar la cruda realidad por más que la propaganda oficial nos recete otros datos. La gente de a pie lo vive en carne propia: no hay empleos y menos bien remunerados, la mayoría de las familias van al día; en materia de seguridad ciudadana no hay más que abrazos y no balazos, lo que ha traído un aumento de la violencia en casi todos los indicadores.
En resumen son tres grandes crisis las que azotan al país y por extensivo a Morelos: el desastre económico, la desatención en las inundaciones y la violencia incontrolable. El resultado final de esta plaga triádica son los millones de pobres adicionales que ya fueron registrados en los estudios recientes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval)
En Morelos, la pobreza aumentó de 952 mil a un 1 millón 67 mil; es decir, se sumaron 114 mil personas al mar de pobres en los últimos tres años; los morelenses en situación de pobreza extrema aumentaron de 121 mil a 167 mil, o sea casi 46 mil nuevos pobres que no tienen ni para comer. En materia de salud, aumentó la carencia de este servicio de 330 mil a 627 mil, es decir, casi se duplicó el número de personas que no cuentan con servicio médico (resultado de la cancelación del Seguro Popular); también aumentó la población vulnerable porque sus ingresos disminuyeron, al pasar de 115 mil a 179 mil personas en el mismo periodo.
Además, en el segundo trimestre del año hubo una pérdida de casi dos mil empleos formales, en tanto el crecimiento económico no se recupera. Así se explica que el comercio ambulante haya aumentado en forma considerable en el estado, del orden del 65 por ciento, pues tan sólo en lo que va del año se han incorporado 23 mil personas a un trabajo informal sin seguridad social.
Así las cosas, en materia económica, pobreza y desatención de la salud, entre otros indicadores fundamentales que dan cuenta del deterioro en el nivel de vida de la gente. Estos resultados señalan que las políticas públicas hasta ahora implementadas, no están atacando de frente los grandes problemas del país y de los estados, no hay programas sociales de impacto que abonen al bienestar de la gente, por más que se diga lo contrario, los datos presentados son elocuentes.
Y a ellos nos atenemos en este momento, pues nos mueve la esperanza de que estas instancias son clave y puedan, con voluntad y sensibilidad política, tomar cartas en el asunto para revertir la gran tragedia que se avecina por la falta de soluciones a las necesidades más elementales del pueblo mexicano y morelense.
A estas alturas del sexenio, queda claro que la distribución del presupuesto no debe limitarse a programas sociales para que la gente sólo reciba unos cuantos pesos a título individual, a cambio de seguir careciendo de obras y servicios en las zonas urbanas, así como el abandono indolente del campo.
Por todo esto, los antorchistas esperamos que nuestro pliego petitorio 2022, entregado a las instancias estatales correspondientes en tiempo y forma, sea atendido y se le pueda dar seguimiento, para que en plazos perentorios, las diferentes demandas puedan ser canalizadas a las dependencias respectivas. Así también buscamos que el gobierno estatal sea más sensible con la población vulnerable del estado y pueda asignar un mayor monto de recursos públicos para la realización de obras, servicios y programas que verdaderamente impulsen el bienestar de los morelenses. La invitación es a organizarse y hacer conciencia, ya que la realidad actual así lo requiere. El momento es hoy, que conste.
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