Petróleos Mexicanos (Pemex) está a punto de declararse en quiebra; la misma que ha sido durante décadas la fuente inagotable de recursos públicos. Está en riesgo de declararse en impago ante sus acreedores y es posible que no pueda continuar operando, reconoce la empresa estatal en su último reporte anual remitido a la comisión de Bolsa y Volantes de Estados Unidos. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), desde que llegó, declaró que anhelaba revivir a Pemex para convertirla en un caso de éxito y una fuente copiosa de fondos para sus programas sociales. Aquel sueño se ha transformado en una pesadilla: Pemex es hoy la empresa petrolera más endeudada del mundo y sus bonos son clasificados como "basura” para algunos inversionistas. En tan solo siete años, la actividad petrolera de México ha caído en 90%, disminuyó el precio del crudo y tiene problemas estructurales que hay que atender.
En la reunión "los desafíos energéticos de México 2030 y de la revolución tecnológica global&rdquo, organizada por el Centro Tepozotlán Víctor L. Urquidi A. C. en marzo pasado y en la que participó el Doctor en Economía Ernesto Marcos Giacomán, exdirector de finanzas de Pemex, señaló varios aspectos que caracterizan la actual crisis de Pemex. El mejor indicador cuantitativo para medir la actividad petrolera de un país, es el número de equipos de perforación que operan, ya sea en exploración, desarrollo de campos o en reparación. De octubre de 2009 a principios de 2016, México pasó de tener 182 equipos a solo 19, la caída ha sido del 90% en su actividad petrolera. Hoy en día, el número de equipos de perforación ya ha subido 50% sobre el mínimo, cantidad insuficiente para aumentar la productividad.
Respecto de la producción de hidrocarburos, Pemex ha perdido un millón 415 mil barriles diarios de producción en los últimos años. En julio de 2003 producía tres millones 450 mil barriles diarios y para diciembre de 2016 bajó a dos millones 35 mil barriles. Lo mismo para el gas natural: actualmente se producen cuatro mil 400 millones de pies cúbicos diarios, mientras en julio de 2009 se producían más de seis mil 500 millones de pies cúbicos.
La región de Cantarell, que fue el campo petrolífero más grande que se explotó en México en los últimos 30 años, produjo durante los primeros 20 años más de un millón de barriles diarios con la presión natural del yacimiento; en el período de Ernesto Zedillo fue necesario que Pemex realizara un proyecto de inyección de nitrógeno para aumentar la producción, ésta se logró y se llegaron a producir dos millones 200 mil barriles de un solo yacimiento. En esta época se empezó a desarrollar la región de Ku-Maloob-Zaap que ahora es el principal productor, con 850 mil barriles diarios, pero ha comenzado a declinar porque se aplicó la inyección de nitrógeno para aumentar la presión, pero esto ya no es posible porque este método sacrifica el factor de recuperación. La producción de crudo mexicano ha seguido bajando, va a llegar al mínimo este año. Hoy se produce menos de 2 millones de barriles por día.
Rosanety Barrios y Carlos Huerta, analistas en el sector energético mexicano, explican los principales problemas que afronta Pemex. La petrolera perdió 23,913 millones de dólares en el primer trimestre de 2020, una cifra más de 15 veces mayor a la del mismo período del año anterior. En tan sólo tres meses, Pemex perdió más que todo 2019, cuando registró pérdidas por 18,367 millones de dólares, casi el doble de los 9.575 millones de dólares que también perdieron en 2018. A los problemas históricos se suma el conflicto de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y aliados (OPEP), lo que ha derivado en una sobreoferta y una subdemanda del hidrocarburo. Por ello, la mezcla mexicana alcanzó dos mínimos históricos en abril el 20 y el 27: un precio negativo de -2.37 dólares por barril y 6.55 dólares.
Las principales agencias internacionales rebajaron la calificación de Pemex. Las calificadoras dicen que Pemex no tiene la posibilidad de garantizar que sea capaz de pagar su deuda. Estos factores complican el pago de la deuda financiera de Pemex, que alcanzó los 104,800 millones de dólares en el primer trimestre del año, 24.2% más que el cierre de 2019. El total de pasivos subió un 7,8% hasta 179,541 millones de dólares. Las cifras de Pemex reflejan que pierde 22 dólares brutos por cada barril producido y 12 dólares por cada refinado. Es un hecho que el costo de producción viene al alza y no podría bajar porque los campos más importantes son aquellos que están en etapa de agotamiento.
Pese a estas cifras, el gobierno de AMLO presumió del aumento de 3,7% en la producción de crudo y condensados de Pemex, hasta los 1, 759 millones de barriles diarios. Asimismo, cuenta con apoyos del Gobierno Federal por hasta 156,158 millones de pesos (más de 6,400 millones de dólares) para 2020. El hecho de que se obligue a Pemex a producir sin importar la rentabilidad no es la dirección correcta.
Para rescatar a Pemex el gobierno y la empresa necesitarán endeudarse, esto significa comprometer recursos del erario nacional en el peor momento de la historia, justo cuando decrece el PIB, cuando la recaudación fiscal baja y cuando se requieren apoyos directos para la ciudadanía. Cuando tenemos en puerta una recesión económica de dimensiones todavía impredecibles para México y el mundo. La única manera de revertir esta caída es con la visión de lo que llaman en el Plan de Negocios de Pemex, el Escenario Mejorado, un agresivo programa de "Farm outs”: asociaciones para producir crudo con entidades privadas, que incluyan aguas profundas someras, así como campos terrestres, de acuerdo con la lista publicada por la petrolera en el plan de negocios 2016-2021.
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