Es un hecho que es la primera vez que el mundo se enfrenta a circunstancias tan desastrosas como la pandemia por la covid-19. Lograr una predicción certera basándonos en experiencias previas se vuelve una tarea casi imposible. Sin embargo, vivimos una realidad que está a la vista de todo el mundo y que es inevitable minimizar todos los aspectos en los que la pandemia termina por magnificar desigualdades preexistentes.
Los datos de los últimos días apuntan el impacto de Ómicron, más contagiosa que otras variantes, pero con síntomas que suelen ser más leves. Las estadísticas reflejan que los casos han subido cada día, lo que se ha traducido en más muertes. Las autoridades, sin embargo, no han dado información puntual sobre el golpe de la nueva versión del virus al país y los casos que se han logrado secuenciar en plataformas independientes son apenas una fracción muy pequeña. México no sabe cuántos casos tiene realmente de la nueva variante, señalan los especialistas. La alta demanda en la aplicación de pruebas PCR en instituciones públicas y privadas pintará un panorama mucho más preciso, aunque para eso habrá que esperar semanas.
Está previsto que los casos suban en los próximos días, hasta finales de enero y buena parte de febrero. Varios epidemiólogos anticipan que será un invierno complicado por la exposición en que las personas estuvieron durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo; la prevalencia de otras enfermedades respiratorias; los contagios que aún provoca la variante delta, y el rápido avance de ómicron en plena escalada de contagios. La expansión mundial de la nueva variante se ha saldado con más de 2,2 millones de casos en las últimas 24 horas.
Esto ha repercutido de tan forma que ahora los jóvenes cuentan con menores oportunidades educativas fuera de las escuelas ya que sus padres no poseen un nivel de preparación adecuado para apoyarlos a continuar su proceso de formación dentro de sus hogares. Sumado a esto, la capacidad de las escuelas de proveer herramientas que faciliten el aprendizaje desde casa es ampliamente disparejo y depende de la disponibilidad de recursos que éstas posean, así como del nivel de gasto público destinado a educación, la disponibilidad de computadoras y el acceso a internet. En particular, la inclusión digital en zonas rurales se caracteriza por ser insuficiente y los mismos maestros, posiblemente no cuenten con una cobertura de red que les permita distribuir material educativo a sus alumnos.
La salud se ha visto afectada a pesar de que, bajo circunstancias similares, la posibilidad de infección no depende de características individuales de las personas, la probabilidad de supervivencia una vez contagiado el virus se ve afectada por la edad y la presencia de patologías previas en los pacientes.
La tasa de mortalidad también podría variar según grupo socioeconómico, dependiendo del alcance y calidad del sistema de salud con el que cuente el país en cuestión. La probabilidad de contagio depende de la capacidad del individuo de llevar a cabo un aislamiento ideal y de sus posibilidades de reducción del contacto humano. Esto será viable en la medida en la que los individuos puedan trabajar a distancia, pero no será el caso de muchos puestos de trabajo ni el de familias que conviven con varias generaciones bajo un mismo techo.
Muchos factores asociados a la presencia de la pandemia, tales como el miedo a contraer el virus, frustración, falta de contacto con amigos y profesores, falta de espacio personal y pérdidas económicas, pueden asimismo contribuir al impacto psicológico que tiene la propagación de covid-19; podrían llevar incluso a la formación de estrés postraumático.
Los grupos vulnerables son golpeados de manera doble y triple. El confinamiento, aunque necesario, es brutal. Visto desde una perspectiva global costará vidas humanas ya que personas en el sector formal e informal que viven del sustento diario van a perder su trabajo. La lucha contra la pandemia significa, para ellas, ponderar entre el riesgo de infectarse con el virus o de no comer.
Ante todo, este panorama es necesario que la ciudadanía se organice, luche y forme un frente común en el cual puedan crear las condiciones necesarias para cambiar las profundas desigualdades que existen en el país, un país con mucha riqueza en manos de unos cuantos y con mucha pobreza en los hogares de muchos.
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