Cancún, “la ciudad de la fiesta” que deslumbra por su riqueza natural y la belleza de sus playas, lagos y lagunas, es considerado una de las regiones más hermosas del mundo y señalado como uno de los destinos turísticos más destacados para el turismo nacional e internacional.
Sin duda esta ciudad paradisiaca es uno de los sitios más visitados en todo el planeta, y cuya derrama económica es incuantificable, sin embargo, contrario a lo que se promociona, no todo es color de rosa, existe otra cara de Cancún, la que muy pocos conocen más allá de los grandes y lujosos hoteles, excéntricos restaurantes, centros nocturnos y casinos; hay zonas donde se puede apreciar la verdadera y cruda condición de pobreza y hambre que padecen miles de familias quintanarroenses que viven en los alrededores de la ciudad.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) la pobreza se mide tomando en cuenta dos enfoques. El primero a través de los indicadores de carencia social, que representan los derechos fundamentales de las personas en materia de desarrollo social; y el segundo, de acuerdo con el enfoque del bienestar económico que se mide a través de satisfactores adquiridos a partir de los recursos monetarios de la población y representados por la Línea de Bienestar.
Es necesario resaltar que la inmensa mayoría de habitantes de Cancún se les ha privado de oportunidades para alcanzar las condiciones óptimas de bienestar, de tal forma que hasta al día de hoy nadie, ninguna autoridad de gobierno ha hecho algo eficaz para revertir los impactos negativos de la pobreza, pues pese al gran esfuerzo laboral de los trabajadores, muchos de ellos siguen sufriendo porque sus ingresos no les alcanza para los gastos del hogar, y para rematar, en sus colonias viven todavía en pequeñas chozas con techos de cartón, donde tampoco cuentan con los servicios elementales.
Esto es la verdad, toda vez que no hay trabajo suficiente y el poco que existe es mal remunerado, miles de quintanarroenses aún siguen sin poder conseguir un empleo digno, por ello es urgente que los trabajadores se organicen y exijan mejores condiciones, para eso tienen que educarse y estar conscientes que la explotación al que están sometidos tiene un por qué y tienen que luchar para revertirlo.
Sin duda, en Cancún -que concentra la mitad de la población total del estado-, es muy escasa la posibilidad de escalar a un nivel socioeconómico superior, debido a que se carece de las oportunidades para aspirar a una mejor calidad de vida. Por algo Quintana Roo ocupa la posición 26 en el ranking nacional de movilidad social ascendente, toda vez que 8 de cada 10 personas que nacen pobres, permanecen en esa condición social, esto según los resultados del estudio “La Movilidad Social en México”, realizado por el Centro de Estudios Espinoza Yglesias.
Ante esta situación, uno se pregunta, ¿Qué está haciendo el Ayuntamiento de Benito Juárez, autoridad inmediata en el municipio, para contrarrestar esta situación crítica, de que cada vez hay más pobres?, pues por ningún lado se ven acciones concretas para paliar ese mal social, ni siquiera se está invirtiendo en obra social para mejorar sustancialmente las colonias donde habitan miles de familias vulnerables, las más golpeadas, que tampoco cuentan con los servicios básicos y aunque esas pobres familias están limitadas económicamente, han demostrado fortaleza para seguir adelante.
Pero esa fortaleza se pone a prueba cuando se constata que a poco menos de dos meses para concluir el 2022, aún no hay indicios de mejoría y, por el contrario, ven con preocupación los índices inflacionarios, la cuesta ya no de enero sino de todo el año, pues los incontrolables aumentos en los precios de los productos de la canasta básica y servicios elementales siguen al alza, dificultando aún más la subsistencia.
Es necesario reiterar que los empleos no son suficientes, tampoco son bien remunerados para solventar los gastos familiares, a pesar de que en este año hubo un incremento salarial de 22 por ciento, el cual el presidente, Andrés Manuel López Obrador lo celebró, ¡Con bombos y platillos!, porque según él representa el alza más alta en los últimos 34 años, sin embargo, la cascada inflacionaria no termina; es un efecto dominó que la Cuarta Transformación no ha sido capaz de reconocer ni frenar.
La pobreza no se detiene, y mientras el gobierno de López Obrador le siga buscando tres pies al gato, justifique lo injustificable, el país seguirá igual; si al pueblo no se le otorga mejores condiciones de vida, materializadas en empleos con salarios justos, si no se le dota de obra social, mejores servicios básicos, educación, salud, la pobreza y desigualdad no disminuirá, pero, al no hacerlo, la 4T se evidencia, así lo ha hecho en estos cinco años de gobierno morenista; se disipa la promesa de “por el bien de todos primeros los pobres”, y el pueblo trabajador lo debe tener en cuenta, de no olvidar las condiciones infrahumanas en el que se encuentran todavía, pero lo peor es que el partido guinda está haciendo hasta lo imposible, aprovechándose de todos los instrumentos a su alcance para perpetuarse en el poder de la nación.
Derivado de lo anterior, los quintanarroenses no están exentos de los malos gobiernos morenistas, en la entidad existen 693 mil 433 personas en pobreza moderada, de acuerdo con el reporte que integra los datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) y el Coneval, asimismo, en cuanto a la población en pobreza extrema, la cifra es de 199 mil 439 personas que viven en situación de mayor vulnerabilidad, estos son datos duros sobre un mal social que no se detiene, que va en aumento cada día que pasa.
Es una realidad que sobre los pobres quintanarroenses se cierne un manto de incertidumbre. El pueblo ya ha experimentado cinco años de lo malo que gobierna la 4T; llegó el momento para que le ponga un alto a esos falsos mesías que cada trienio o sexenio nos empalagan y embriagan con sus falsas promesas, los pobres ya no pueden seguir padeciendo más por las malas políticas trasnochadas que los siguen hundiendo más en la pobreza. Esa es la realidad.
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