Se repite en estos días aciagos que, en la guerra, la primera víctima es la verdad. Pero la guerra no es sino la continuación de la política y esta nunca deja de hacer de las suyas, de modo que la verdad es víctima permanente de quienes tienen el poder y hacen lo que sea para conservarlo. Esto se refleja a todos los niveles guardando las debidas proporciones, porque según el sapo es la pedrada.
En México es como si ocurriera un asesinato de la verdad, guardando las debidas proporciones, como ocurre con el terrible conflicto en Ucrania, en donde la mentira es vil y perniciosa, y se usa para proteger los más terribles crímenes. Los medios de comunicación a nivel global, o más precisamente todos los controlados por un puñado de ricachos, dueños de las empresas más poderosas de los países de occidente, que se presentan como la comunidad internacional, pero que en realidad representan una décima parte de la población del planeta, y ni siquiera a esa, pues, como ya dije, no estamos hablando de los pueblos de esos países, sino de los dueños de los oligopolios que no tienen patria ni matria, y de sus lacayos y esbirros; los pueblos no tienen la culpa y aunque haya mucha gente de esos y de otros países que los defienden, lo hacen de buena fe, creyendo que es lo correcto y son inocentes.
La táctica de la mentira es vieja, y sin ir tan atrás basta recordar que todas las más recientes invasiones e intervenciones de los Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), o la Alianza Atlántica, que es una alianza militar intergubernamental, que se han convertido en verdaderas masacres, con decenas de millones de muertos, todas esas intervenciones fueron justificadas con mentiras descomunales, la mayoría de las cuales se hicieron evidentes después de concluida la masacre, como sucedió, por poner un ejemplo, en el caso de la invasión a Irak, que se justificó con el pretexto de la existencia de armas de destrucción masiva, y para demostrarlo, el 5 de febrero de 2003, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Colin Powell presentó una ampolleta de anthrax mientras daba una presentación en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero después de destrozar el país secuestrar y asesinar con saña enfermiza a su líder político Saddam Husein, y asesinar a decenas de miles de personas inocentes, resultó ser una vil mentira por la que nadie ha respondido hasta la fecha.
Otro ejemplo son los cascos blancos ingleses y el estado islámico en Siria, que fueron capaces de hacer montajes con cadáveres verdaderos, de personas que los mismos terroristas asesinaban con armas químicas, para usarlos en su propaganda y acusar al gobierno legítimo de ese país. Ninguna de estas guerras imperialistas se salva, todas se construyeron sobre la base de mentiras perversas y depravadas.
Todas las mentiras que hoy se fabrican con el mismo estilo, con peores disposiciones y bajezas, y con el dinero de los contribuyentes de esos países, son las que vemos en dicho conflicto, tendientes a ocultar el ascenso del nazismo en esa nación, sembrado y protegido por los estados unidos y la OTAN, que ha cometido crímenes de guerra durante 8 años desde que asentó sus bases en Ucrania, con el golpe de estado conocido como Euromaidán, y que desde entonces han crecido y se fortalecen entre otras cosas sembrando la llamada rusofobia, esquema ideológico que se ha traducido en persecución despiadada, masacres, asesinatos, violaciones, etc., todas ellas reconocidas y documentadas incluso por esos mismos medios occidentales, todo ello para presentar a estos criminales nazis como víctimas inocentes del terrible ejército ruso encabezado por el lucifer encarnado en Vladímir Putin. Hay suficiente material para demostrarlo, a pesar del bloqueo a los canales y sitios de información no controlados por los imperialistas, pero eso requiere un trabajo aparte, que sí se tiene que hacer. Tendremos que decir aquí solamente, por problemas de espacio, que hay documentos públicos tan fehacientes que ni los mismos países imperialistas los pueden negar.
Pero los medios sí que lo ocultan y, como dije, convierten a los mercenarios, asesinos, violadores y drogadictos nazis en blancas e inocentes palomitas a las que hay que proteger y enviar armas.
A esta nefasta campaña se han sumado todos los esbirros y lacayos del imperio. No nos engañemos, cuando ves a cualquier periodista famoso, infleuncer, estrella de música pop o de cine, protagonista de películas en las que los buenos siempre son los de occidente y los malos son rusos, chinos o musulmanes, si ahora vemos sus caras famosas y siempre afables como se descomponen y desgañitan en contra de la guerra y pidiendo a gritos que Putin sea asesinado, estás viendo al imperio que está moviendo sus hilos para convencer a la humanidad de que sus crímenes son necesarios para combatir el mal, que en este caso, serían no solo los dirigentes de ese país, sino sus pueblos a los que el imperio sueña con someter y convertir en esclavos de sus industrias consumidores de sus productos.
No seas su cómplice. No olvides el Holocausto nazi, en el que millones de familias fueron asesinadas en masa por los nazis, envenenados, cremados o enterrados por montones. Ese pasado no está tan lejos, lo de hoy es su continuación y es una realidad que nos abofetea el rostro tratando de que la veamos, son estas hienas las que hoy claman “por la sociedad civil” en Ucrania, a estas hienas hoy defienden los famosos.
La verdad va a triunfar, sin duda, y los miserables criminales y sus protectores habrán de verse frente a la justicia; ya no se van a salvar, ya no pueden regresar al pasado en el que simulaban bondad y principios democráticos; ya quedaron evidenciados como agentes nazis. Mientras que, los hoy calumniados e infamados, quedarán inmaculados, erguidos e intactos, y su dignidad y honra están ya a salvo para la eternidad a pesar de la calumnia.
Lo mismo sucede con las mentiras del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que hoy nuevamente calumnia a Antorcha Campesina, desde el foro que le da el poder presidencial, en sus eventos públicos y hasta en la misma conferencia mañanera, que no es más legítima, pero sí más selectiva, acusando a nuestra organización de haber recibido dinero de los gobiernos anteriores.
Tampoco me voy a detener a contestar a detalle, pues ya lo hicieron nuestros dirigentes antorchistas, destacadamente nuestro líder nacional, Aquiles Córdova Morán, e invito a mis probables lectores a que conozcan esa respuesta.
Es mentira porque el presidente sabe bien la verdad y a pesar de ello inventa, retuerce la verdad para distraer a las buenas gentes de los problemas que realmente son importantes ahorita, como el de las escuelas de tiempo completo que acaba de desaparecer, aunque luego diga que no, y porque, de ese modo, cree mermar el prestigio y la integridad de nuestra organización. Pero se equivoca, pues también nosotros seguimos inmaculados, erguidos e intactos, y con nuestra dignidad y honra a salvo, porque la mentira siempre envilece y desnuda al mentiroso, y honra al perseguido.
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