A dos años que llegó a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), con la promesa de combatir la corrupción y la impunidad, con la consigna de no robar y no mentir, de elevar el nivel de vida de los mexicanos más pobres, de hacer crecer la economía en un 4%, de bajar el precio de la gasolina y otras tantas promesas que en el transcurso del tiempo ha cambiado de discurso o ser contradictorio con sus propias palabras. Ahora esas promesas están chocando con la realidad y lo obligan a evadir su responsabilidad, y las expectativas que ilusionaron a millones de mexicanos quedaron en el olvido.
La economía, en el primer año de AMLO, está muy lejos de lo prometido del 4%. Cuando era opositor se reía de los sexenios pasados que crecieron en un 2%, y al rendir protesta como presidente el 1° de diciembre de 2018 ante el Congreso de la Unión dijo: la política económica neoliberal ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país. La realidad es que la economía no llegó ni al 2%, sino en cero en los primeros 9 meses de 2019 y en 2020 se desplomó en un 18.3%. Su peor caída en la historia desde 1985. El desastre y la calamidad es para la 4T.
En el combate a la pobreza tampoco hay resultados de que presumir, hasta en 2018 el Coneval, tenía un estimado de 52.4 millones de mexicanos en pobreza y 9.3 millones en pobreza extrema. A partir del 2020 habrán ahora 62.5 millones de mexicanos pobres; es decir, 10 millones más en situación precaria, casi la mitad del país. Otros estudios señalan que la pobreza se disparara aún más, por el mal manejo de la pandemia de la covid-19, que ha provocado estancamiento del desarrollo económico. Dónde quedó aquella frase de campaña, primero los pobres, por el bien de todos, que tanto se utilizó para enganchar al electorado, lo prometido en su plan nacional de desarrollo para combatir la pobreza también es otra mentira que no se cumplirá cuando menos en este sexenio.
La mentira más despiadada es aquella que pronunció en su mañanera el 16 de enero de 2020, al presentar el plan de salud del gobierno de México dijo que el 1º de diciembre del pasado "va a estar funcionando el sistema de salud pública con normalidad, con servicio de calidad, atención médica y medicamentos gratuitos, va a estar funcionando, ese es el propósito, como los servicios de salud que hay en otras partes del mundo, como en Dinamarca, así aspiramos, como en Canadá, como en el Reino Unido. Pasó el 1º de diciembre y vendrán otros diciembres y las cosas están igual o empeorarán y nunca estaremos como los de Dinamarca o Canadá. Tal vez AMLO no podrá cumplir su promesa de tener un sistema de salud como Dinamarca, pero sí hizo que Tabasco fuera parecido a Venecia.
Todos sabemos que el sistema de salud de nuestro país cada día se está colapsando más, como lo demuestra la pandemia de la covid-19, que a un año de su existencia se ha consolidado como la 4ª causa de muerte en el país; el onceavo lugar con más contagios en el mundo, y el cuarto con más fallecidos en cifras absolutas, de acuerdo con la universidad de Johns Hopkins. Además, con casi 785 muertes por millón de habitantes, es el décimo país con más decesos en proporción a su población. La causa de este desastre obedece a la falta de infraestructura médica, de medicina gratuita, de equipo médico, de mayor número de personal calificado para enfermedades de esta naturaleza, etc., etc., y si a esto le agregamos el recorte presupuestario que acaba de sufrir este rubro para el 2021, sin duda se empeora aún más la situación en esta materia, estamos lejos muy lejos de contar con un sistema de salud como Dinamarca y Canadá.
En cuando al combate a la corrupción, el tema que ayudó a poner a López Obrador en la presidencia de la República, las cosas tampoco están bien, aunque haya asegurado que bajo su administración "la corrupción ya se acabó, los funcionarios ya no roban”. Y presumió el avance de México en el ranking de transparencia internacional. Sin embargo, la realidad es otra, su administración no solo ha ignorado casos de corrupción de personajes de alto perfil, como el caso del director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett, que omitió informar sobre sus propiedades de casi 24 casas de lujo, que tienen un valor de más de 40 millones de dólares. El senador Napoleón "Napito” Gómez Urrutia, exlíder sindical, que sigue haciendo negocios turbios de minería y energía bajo la protección del poder presidencial. De Yeidckol Polevnsky, expresidenta nacional de Morena, que por un error contable cuando presentó sus declaraciones de impuestos se ahorró una cantidad de 850 mil dólares.
Pero el asunto no termina con estos personajes del círculo íntimo de López Obrador, la corrupción en la 4T parece ir más allá: en los programas de gobierno como "jóvenes construyendo el futuro&rdquo, programa insignia de AMLO, tampoco se queda atrás al estar plagado de registros falsos y nombres repetidos, empresas y direcciones fantasmas y compañías reales que no sabían ni tenían idea de que estaban inscritos o supuestamente capacitando a becarios. A esto se suma el desvió de un tercio del presupuesto del programa del 2019, cuya cantidad asciende a más de 2000 millones de dólares.
La corrupción en este gobierno también está presente en las adjudicaciones directas de contratos en obras públicas, sin pasar al filtro de las licitaciones abiertas y trasparentes tanto en compras gubernamentales como en infraestructura, tal es caso de tres contratos para la realización de los estudios de costo-beneficio del plan maestro para la construcción del Tren Maya por un total de 90,870,000. Lo mismo ocurre con la construcción de las pistas y la terminal aérea de Santa Lucía, la adquisición de 671 pipas para transporte de combustible mediante asignación directa a cuatro empresas extranjeras y dos mexicanas por una cantidad de 1,765 millones de pesos. Para la construcción de la refinería de Dos Bocas, se restringió la invitación solamente a cuatro empresas con la clara intención de beneficiar a una nada más, pues las otras se les inventaron cargos de corrupción para impedir su participación en la supuesta licitación.
Así las cosas en este gobierno que presume haber terminado con la corrupción, cuando solo el 18% del total de obras públicas pasaron por el método de licitación, mientras que el 7% por invitación restringida cuando menos por 3 personas; y el 74% por adjudicación directa (según la página oficial del gobierno federal) y la cereza del pastel de esta cadena de actos bochornosos de la 4T los puso la prima de López Obrador: Felipa Obrador, quien ha ganado 365 millones en contratos con Pemex, pero también fue beneficiada por otras instancias federales como el instituto mexicano del petróleo, aeropuertos y servicios auxiliares, el instituto mexicano del seguro social y el ISSSTE.
Si bien es cierto que México mejora calificación en índice de corrupción, pero sigue como el peor de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Ocupa el lugar 124 de 180 naciones evaluados y el último lugar (37) entre los países que integran la OCDE. Así se explica que López Obrador quiere a como dé lugar desaparecer el INAI, para ocultar lo que realmente está sucediendo en su gobierno; este resultando más corrupto que los que lo antecedieron. A dos años de gobierno de la 4T lo que estamos viendo un día sí y otro también son la burla, el engaño, se mofa de la inteligencia humana de los mexicanos, haciendo de la mentira como su forma de gobierno desde la mañanera. Solo un camino nos queda para evitar que nuestro país se siga hundiendo, es no votar por Morena en estas elecciones 2021. Que no se vuelva a cometer el error del 2018, aprendamos la lección.
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