Un pensamiento, un sentimiento, de revolver, de cambiar lo que fue en un pasado como un relámpago, que ahora nosotros juntos con los hijos de la era, ante la necesidad estamos obligados a transformar, la emancipación de los trabajadores, hacen que esté en constante movimiento y cada vez con mayor aceleración, la economía, la política: los obreros, los campesinos, los conductores, los académicos, todos ellos buscando comodidades, mejores condiciones e incluso sobreviviendo la inmensa mayoría. Para una sociedad sana se ocupa de mentes sanas, de educar a los trabajadores, ¿quién los educa? Y los sí los educan, ¿Con qué fin?
Bueno, aquí entra lo que se le conoce como los medios de comunicación, por ejemplo, la televisión, la radio, los periódicos, las revistas, las redes sociales, el internet, etc., todos ellos influyen en nuestra vida del día a día; qué comer, qué vestir, a dónde ir, qué libros leer, qué películas ver, y si nos vamos a los extremos, deciden por nosotros qué es bueno y qué es malo. A través de los medios de comunicación dirigen nuestras vidas, es decir, ellos nos educan en la era de la información, donde reina el capital de mercado, la colonia más grande del capitalismo está en New York, EE. UU. Este sistema económico nos educa en el consumo, a vender de manera voluntaria nuestra fuerza de trabajo y a obedecer a los medios de comunicación, esa sociedad tiene que transformarse en una más justa, crítica, con capacidad de razonar, pensar por nosotros mismos, y si vemos anomalías, fenómenos manifestarlo, decirlo, y si resultan adversas para la mayoría, transformarlas.
El mundo globalizado es un gigante que no se preocupa del ser humano, solo nos quiere para sacar dinero y controlarnos, acapara todo a su paso, la economía, política y concentra en pocas manos los recursos, el poder de control, por supuesto, el presidente de la república López Obrador y su 4T entra en esta bandeja, Morena no trabaja por los pobres, como él dice; “aparentemente todo está bien, no hay de qué preocuparse, es relativo”. Sin embargo, a este gigante injusto, lo derrotará otro gigante, pero justo y noble, es precisamente el pueblo consciente de su causa, los trabajadores organizados y educados políticamente. Esto se puede, porque ya se demostró.
En un pasado lejano, el pueblo, los trabajadores, tomaron las armas con sus líderes, a la cabeza Villa y Zapata, por un instante, fue fugaz que los trabajadores tuvieron el poder en sus manos, hoy por hoy se puede por la vía pacífica, por la vía política, ese pensamiento, ese sentimiento, la actitud crítica de transformar nuestra sociedad está en nuestras manos, como dice Heriberto Frías, en su libro Tomochic, “cada hombre de Tomochic vale por diez soldados”. Así nosotros, nuestra convicción vale por diez.
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