La vivienda es uno de los derechos que establece nuestra Constitución Mexicana en su Artículo 7° que dice que “Toda persona tiene derecho de adquirir y disfrutar de una vivienda digna, decorosa y adecuada a las necesidades del hogar. El Estado y los municipios proveerán de los instrumentos, políticas y apoyos para la inversión, construcción y financiamiento”. Sin embargo, este como muchos de los derechos consignados en la Constitución quedan en letra muerta, pues los gobiernos en turno no crean las condiciones para que los mexicanos adquieran un pedazo de tierra donde construirla o una vivienda ya construida, pues el acceso y el derecho a la vivienda se encuentran limitadas por el elevado costo de la tierra.
Ante esta situación muchas familias que no cuentan con un trabajo seguro, donde coticen en INFONAVIT, se ven en la necesidad de adquirir un terreno, que poco a poco van pagando, en un fraccionamiento que no cuenta con servicios, en los que no entra el camión de la basura, donde carecen de alumbrado público, etc., ante esta situación viven ignorados por las autoridades por ser un fraccionamiento irregular, no reciben apoyos a la vivienda, ni despensas, no tienen ayudas médicas, etc. pero curiosamente cuando es periodo de votaciones si existen, si los buscan y los llenan de promesas como cada tres o seis años.
Para entender un poco más la situación de la vivienda en México nos apoyaremos en el último censo del INEGI en el levantamiento de datos de octubre a noviembre de 2020 en el que entrevistaron a más de 55 mil hogares se obtuvieron los siguientes datos. Primero, la vivienda en México es muy chica, al grado de que son consideradas casas huevito, mismas que a través del tiempo se han ido reduciéndose al grado de que el 41.3% miden de 56 a 100 metros cuadrados y un 28.1% miden menos de 55 metros cuadrados. Segundo, una cuarta parte de las viviendas es vieja, es decir, un 35.3%, de este porcentaje el 24.6% tienen más de 31 años de haber sido construidas. Tercero, casi la mitad de las viviendas tiene cuarteaduras o grietas (44.2 %) y como una ironía de la vida la tierra del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, Tabasco tiene el 74.6% cuarteadas, con filtraciones o grietas. Cuarto, según el censo el 51.4% de la población en México no tiene acceso a un crédito. Quinto, de 23.9 millones de viviendas que existen en México solo 17.4 millones tienen escrituras, es decir, 6.5 millones de casas están sin escritura y no existe un programa masivo para solucionarlo. Sexto, de los hogares censados el 57.3% de la población ha autoconstruido su vivienda, el 20.8% compró una vivienda nueva y el 14.6% pudo comprar una vivienda usada. Séptimo, el 65.4% de los mexicanos autofinancian sus casas, prácticamente sin apoyo de ninguna institución.
Un dato muy importante que reveló este censo es que en México existe un déficit de 8.2 millones de viviendas, concentrándose mayormente en el sureste, en los estados de Guerrero, Tlaxcala, Tabasco y Chiapas. Situación preocupante para las familias mexicanas porque en estos tres años que van del gobierno de los morenistas no hay un programa nacional masivo para brindarles una alternativa a estos millones de familias que no tienen un pedacito de tierra donde edificar sus viviendas para sus hijos.
Ante esta situación queda más clara la tarea que tenemos las organizaciones civiles como el Movimiento Antorchista para encabezar esta lucha por un terreno o una vivienda para esos más de 8.6 millones de mexicanos que viven arrimados, en casas prestadas o en casuchas abandonadas que son habilitadas para vivienda, aunque se están cayendo, no tienen pisos o sin techos. La tarea es grande porque la necesidad es mucha, pero si lo hacemos de manera organizada, con unión, fraternidad y dando la lucha lo podremos conseguir. Tener una vivienda digna es un derecho que tenemos los mexicanos y si a los gobernantes se les olvida, aquí está Antorcha para recordárselos.
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