Durante estos meses, mucho se ha hablado de las carencias e injusticias de las que es víctima el sector educativo; es decir, de alumnos, maestros y sus centros escolares, en el estado de Veracruz. Docentes y administrativos con despidos injustificados o arrestados durante manifestaciones, obras inconclusas en las escuelas a pesar de tener recursos etiquetados desde 2017, falta de condiciones para un regreso a aulas durante la pandemia, escuelas con más del 70 por ciento de matrícula sin acceso a becas, falta de libros de texto, maestros sin pago de prestaciones, entre otros.
Ante esta problemática, organizaciones, sindicatos, y federaciones de maestros y alumnos han hecho uso de la denuncia pública, a través de manifestaciones, mítines, ruedas de prensa, artículos; sin embargo, esta situación no ha permeado en muchos veracruzanos, pues existe indiferencia, incluso dentro del mismo sector educativo.
Los enemigos del progreso pudieran decir que los que “se quejan” son maestros de la mafia del poder o fifís, pero la realidad es otra, y esa es la que importa tener claridad, registrarlo y actuar en consecuencia para evitar una catástrofe.
El presidente y Cuitláhuac García buscan controlar las instituciones educativas, sobre todo las de nivel medio superior y superior, para que le rindan pleitesía a AMLO; él no quiere educar a los mexicanos para que el país se desarrolle, sino para que su Cuarta Transformación se mantenga en el poder.
Esto se explica, porque aún no existe una unidad ideológica, organizativa y de acción en este sector y el pueblo en general, pues cada día se vuelve más urgente que todos los que conforman las plantillas escolares de los diferentes centros educativos, se organicen y eduquen; que tenga claro la defensa de sus intereses inmediatos, como lo son sus salarios, prestaciones, derecho a la vivienda, a la salud, condiciones dentro de las aulas, es decir su lucha inmediata o económica.
Pero eso es sólo el primer paso, hace falta igualmente dar la lucha política: exigirle al gobierno leyes que beneficien a todo el magisterio del estado y país, que se asienten sus derechos no sólo económicos, sino también los políticos, los cuales no se pueden resolver para una sola escuela, sino que beneficien a toda la población. Una vez entendida la importancia de unificarse como uno solo, podrán luchar, de la mano del pueblo, por la toma del poder político, pero para ello, es necesario organizarse en un partido de la clase trabajadora, pues en un país capitalista como México, recordemos que los gobiernos y partidos actuales, no están pensados para proteger los intereses del sector educativo, sino a proteger al rico.
Por ello, es un error muy grande, alejarse de la política partidaria, de la verdadera política, pues esto, los hace víctimas fáciles de la represión, les crean una mentalidad estrecha, impiden que adquiera una visión amplia, capaz de defender sus intereses económicos y políticos.
Ahora bien, decía líneas arriba que debemos organizarnos en un partido de la clase trabajadora, para ello, debemos saber que nuestra sociedad está divida en clases, lo queramos o no. El hombre queda fijado dentro de alguna clase de acuerdo con la relación que mantiene con los medios de producción y de trabajo. Todos los que pertenecemos a una misma clase, tenemos como característica fundamental que nuestros intereses son prácticamente iguales, es decir, nos unifica a todos.
Para luchar correctamente en un país debemos saber qué clases pueden ser aliadas de la nuestra y cuáles serán nuestras enemigas. De todas las clases y subclases que hay, las más cercanas son: el proletariado, a la que pertenecen todos aquellos que venden su fuerza de trabajo, los padres de los estudiantes; la pequeña burguesía campesina y de las ciudades y la clase media baja, en la que se encuentra precisamente el magisterio. Una vez que entendamos a qué clase pertenecemos, y a cuáles unirnos, debemos cerrar filas, y vernos como uno sólo. porque las clases hermanan a los hombres, los unen y los ponen a luchar juntos para defender sus intereses comunes.
Las falsas políticas que han implementado desde el gobierno federal la Secretaría de Educación llevarán, como lo decía en aquel entonces el ahora presidente de la República, a un despeñadero, la educación camina hacia ese rumbo, hoy por hoy hace falta que se ponga a la cabeza a un verdadero líder que exija y ponga de manifiesto un programa real y accesible para que la educación llegue a todos, en las condiciones que sean necesarias, pero que lleguen; para poder poner a una verdadero líder, es necesario que los estudiantes y el pueblo en general lo exijan y lleven a cabo este cambio, de lo contrario, será muy tarde, ya llevamos 3 años con estas políticas, y las generaciones futuras, nos lo reprocharán.
Es así, como concluyo en que para efectuar esta revolución educativa hace falta que el pueblo organizado conquiste el poder político de la nación y, desde la presidencia de la República y el Congreso de la Unión, se tomen las medidas necesarias. Entonces, se vuelve una necesidad urgente que los docentes empiecen a luchar contra las injusticias que la 4T comete contra ellos, que llamen a los estudiantes a que se solidaricen con sus demandas y que empiecen a convocar a los padres de familia para que se sumen a la lucha. El Movimiento Antorchista Nacional lleva muchos años explicando que la lucha organizada y consciente de las amplias masas trabajadoras es la solución para los grandes problemas de nuestro país. A esa lucha invitamos a los trabajadores de la educación, a los estudiantes y padres de familia.
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