A días de conmemorarse el 111 aniversario de la Revolución Mexicana y recordar tan importante hecho histórico en la vida política de nuestro país, hecho muy significativo para la vida de millones de mexicanos ya que al darse dicho movimiento armado dos personajes protagonizaron el movimiento revolucionario: el viejo dictador Don Porfirio Díaz y la estrella ascendente Francisco I. Madero.
El antecedente a tan importante hecho lo marca toda la etapa conocida como “el porfiriato”, etapa que duró 35 años y en donde Porfirio Díaz llega en un proceso democrático electoral y que a pesar de los años que duró la dictadura increíblemente había elecciones a menos de forma, aunque no de fondo. Originariamente quien enarboló el lema de “sufragio efectivo no reelección” fue el propio Porfirio Díaz y lo realmente interesante es conocer cómo y qué mecanismos tomó para convencer a la clase política de su tiempo y la necesidad de su permanencia en el poder; inmediatamente después modifica la ley a un modo de reelección no inmediata, poniendo a su compadre Manuel Gonzales, para el regresar en lo inmediato y se rodea un nuevo equipo de personas que tenían una idea política, nacional y filosófica similar a la suya; organiza un gobierno civilista, de orden, paz y progreso, en un país que había vivido décadas en guerra interna y externa, introdujo la paz en un país en el que había desorden e inseguridad en plazas, caminos y calles. Además, en un país enormemente atrasado en comparación con EE.UU. que tenía ya trazada toda su red ferrocarrilera de norte a sur de este a oeste, en 1848 nuestro país contaba solo con el ferrocarril que iba del zócalo a la Villa de Guadalupe, es Porfirio Díaz quien construye los 18 mil kilómetros de vías de ferrocarril, ciudades, puertos etc. Aspectos positivos son contrarrestados en deuda social y también política, en los estados vemos una reproducción del régimen de Porfirio Díaz en menor o mayor grado, siempre el sujeto al centro y con reelecciones también en las gubernaturas.
Desde fines del siglo XIX, hay grandes movimientos políticos e incluso religiosos o artísticos, México vive a la hora del resto del mundo, empieza la emigración en los estados del occidente de México, se van a EE.UU, a trabajar en la construcción de vías de ferrocarril, inicia la gran corriente de oposición con el movimiento anarquista de los hermanos Flores Magón, con Ricardo a la cabeza.
El plan de San Luis es el parteaguas que da inicio a la Revolución Mexicana y el domingo 20 de noviembre de 1910, desde las seis de la tarde, iniciaba el levantamiento armado convocado por Francisco I Madero para poner fin al gobierno de Porfirio Díaz y establecer elecciones libres y democráticas, desde su exilio en San Antonio Texas, en donde se denunciaban los abusos de régimen y se ofrecía entre muchas alternativas: restituir a los campesinos los terrenos que les habían arrebatado, propuesta que fue bien aceptada por los campesinos que se sumaron de manera unánime a la revolución, al igual que los indígenas y mestizos, al problema del despojo de tierras a campesinos se le suma la situación de miseria de los campesinos que estaban sometidos al poder de los terratenientes quienes les regulaba el salario y con las tiendas de raya les proveían vestido y alimento; había explotación laboral, con largas jornadas de trabajo, nula prestación y bajísimos salarios. Con la promulgación de la Constitución de 1917, se considera que se pone fin a la Revolución Mexicana.
Importante hecho histórico pone en la memoria de los mexicanos el importantísimo papel transformador que juega esa gigantesca masa social, aislada, sola, indefensa, tiene en sus manos la importante capacidad de poder generarse los cambios para vivir humana y dignamente; en épocas en donde prometer y aparentemente conocer y tener la solución a los problemas es una moda política, urge conciencia política para entender quiénes son los realmente aliados de clase y entender que la solución a los graves problemas que aquejan a millones de pobres no está en un simple cambio de gobierno porque desde la Revolución al pueblo pobre se le prometió resolver sus problemas sociales y económicos y a 111 años después seguimos esperando se resuelvan esa enorme deuda social que se tiene con el pueblo trabajador.
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