La falta de vivienda en Tlaxcala persiste como una herida abierta en el tejido social del estado. Los datos recopilados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2022 revelan una cruda realidad: el 5.6% de las viviendas particulares habitadas en el estado carece de servicios básicos, como agua potable, drenaje, electricidad o un piso firme. Esta cifra no solo nos habla de una problemática presente, sino de una crisis que erosiona la calidad de vida de miles de tlaxcaltecas.
Las causas que subyacen a este problema son múltiples y complejas, pero la pobreza encabeza la lista. La falta de recursos económicos se erige como un muro infranqueable para muchos, impidiendo que puedan adquirir una vivienda digna. La pobreza en Tlaxcala, como en otras partes de México, es un lastre que pesa sobre las aspiraciones de sus habitantes y perpetúa la falta de oportunidades.
La migración, un fenómeno que he explorado anteriormente, también influye en esta crisis. La migración del campo a las ciudades ha incrementado la demanda de viviendas en las áreas urbanas de Tlaxcala. A medida que más personas buscan una vida mejor en las ciudades, la competencia por un techo se intensifica, dejando rezagados a aquellos que no pueden acceder a una vivienda.
La falta de vivienda no es solo un problema de comodidad o conveniencia, es una cuestión que afecta de manera profunda el desarrollo social y económico del estado. Aquellos que viven en condiciones de hacinamiento o insalubridad enfrentan riesgos a la salud constantes. Además, la falta de una vivienda adecuada puede ser un obstáculo insalvable para acceder a la educación y al empleo, perpetuando así el ciclo de la pobreza.
Las estadísticas presentadas en el informe del INEGI son inquietantes. El 5.6% de las viviendas particulares habitadas en Tlaxcala sin servicios básicos es solo la punta del iceberg. El 20.2% de las viviendas particulares habitadas en el estado se encontraban en condiciones de hacinamiento, y el 10.7% en condiciones de deterioro. Detrás de estas cifras hay historias de familias luchando por sobrevivir en espacios inadecuados y en constante riesgo para su salud.
Es necesario un llamado a la acción. Tlaxcala merece un cambio, y ese cambio solo será posible si la sociedad se organiza y exige soluciones concretas a sus gobernantes. El Movimiento Antorchista, es la unica organización que ha estado luchando incansablemente por los derechos y el bienestar de los más desfavorecidos en México. Su enfoque en la construcción de viviendas dignas, así como en la educación y la atención médica, podría ser un camino hacia un Tlaxcala mejor, si la gente se organiza y lucha por una vida más digna.
La falta de vivienda es una crisis que no puede ser ignorada. La lucha comienza con la conciencia y la acción.
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