Esta semana los bajacalifornianos contamos con la visita del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien visitó el municipio de Tijuana y desde su llegada evadió al pueblo, el pueblo que en sus propias palabras “es sabio y tiene la razón”.
Pero él no escuchó al pueblo y salió del aeropuerto de esta ciudad por otra puerta, dejando a los inconformes en la sala de llegadas y en el total olvido.
Como dijo el presidente, el pueblo es ingenioso también, y así fue como llegó al recinto donde dio su mañanera el presidente y sobre la cual nos detendremos un momento: aquí, en Baja California, donde los ataque a periodistas están a flor de piel por los pasados sucesos que involucran a dos compañeros, fue donde el presidente no se tocó el corazón para volver a tacar a los comunicadores, así como ha sido su política desde hace unas semanas y sobre la que se ensaña sobre medios de comunicación, principalmente, los que cuestionan su administración y los actos que él y sus funcionarios han venido haciendo.
Hoy nos ha quedado claro, por si muchos no lo tenían, que AMLO sigue atacando a los comunicadores, no busca una solución a los problemas, sino alienta a que más gente no crea en ellos, así como una tomada de pelo ha tomado en cuestión las preguntas sobre los hechos cometidos contra periodistas que han fallecido en el estado y que hasta la fecha no han encontrado a los responsables, sobre el caso él solo dijo que su amigo Bonilla no es el culpable, pero no dijo más.
Sus largos discursos, más los del presidente cuando no tiene estructurado lo que dirá y cuando espera ser iluminado y que desde arriba le vengan las palabras, pero los bajacalifornianos están cansados ya de este tipo de demagogos que solo se llenan la boca diciendo que harán cosas, prometiendo y creyendo que todo se resolverá por el simple hecho de decir que no está bien. Así lo han demostrado los diferentes sectores de manifestantes que se encontraron reunidos para exigir al presidente respuesta ante grandes necesidades que existen en el estado y a los cuales el gobierno estatal ni federal no ha dado respuesta.
El pueblo está inconforme y así lo manifiesta para ser escuchado y exige que se le responda de manera urgente y positiva. Y es que, aunque las falsas encuestas señalen que existe una gran aprobación por parte de los mexicanos para que el presidente siga en el cargo, hoy vemos más inconformes que en otros sexenios, apenas a la mitad de su administración, en efecto la pandemia pegó fuerte, peo el gobierno debió de tener las condiciones o crearlas para que el pueblo no se enfrentara a esta crisis tanto de salud como económica.
Hoy la salida es solo la organización, que todos estos sectores se organicen en un solo bloque y se cree una fuerza para poder exigirle al mandatario un verdadero cambio, él que encabeza la esperanza de México, fue quien trajo la desesperanza, la tragedia y las peores condiciones para el pueblo, que cada quien analice su entorno y se dará cuenta que no estamos mejor que antes.
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