En un artículo publicado el 13 de enero de 2021 en el periódico digital The Washington Post titulado “El metro más grande de América Latina agoniza por el abandono”, la periodista Sandra Romandía señala diversas causas que ocasionaron el incendio en el Centro de Control del Sistema de Transporte Colectivo (STC) en la Ciudad de México, el pasado 9 de enero, que dejó como saldo un muerto, 29 heridos y la suspensión temporal de 99 estaciones del metro de las líneas 1- 6, ocasionando pérdidas laborales y económicas para millones de capitalinos.
Señala la investigadora que este hecho se suma la “larga lista de accidentes” que han ocurrido en este sistema de transporte en los últimos 15 años, entre algunos ejemplos, menciona el choque de trenes en la estación Oceanía ocurrido el 15 de mayo de 2015, con un saldo de 11 personas heridas y donde, según la investigación oficial, la causa “fue error humano”; el 9 de marzo de 2016 se descarrilaron dos vagones de un tren en la estación Politécnico, no hubo daños humanos o materiales, la causa del descarrilamiento fue por fallas mecánicas; y el 11 de marzo de 2020, dos trenes chocaron en la estación Tacubaya, el saldo fue de un muerto, 41 heridos y la suspensión de tres líneas aledañas, la causa según el líder del sindicato de trabajadores del metro fue que el tren se “quedó sin control”.
El reciente incendio del 9 de enero fue porque no se cambió el aceite de un transformador del cerebro del metro, como fue informado por los medios de comunicación y la misma gobernadora de la Ciudad de México. Según Romandía, esta falla técnica es resultado de la “falta de mantenimiento y refacciones” por parte de las administraciones de las últimas décadas, es decir, por el pseudoizquierdismo incrustado en el poder desde 1997 y que ahora le da continuidad el morenismo capitalino. Según datos de la misma autora, el presupuesto para la renovación de la infraestructura como la compra de herramientas y otros rubros ha ido a la baja; de 19,500 millones de pesos destinados en 2018 se redujo a 15 mil millones de pesos para 2021 mientras que directivos y especialistas en 2017 calculaban el presupuesto en 30 mil millones de pesos para alcanzar una verdadera modernización.
Ahora bien, aunque parezca contradictorio, ese presupuesto jamás se materializa como lo confirma Romandía porque se cuenta “con trenes que tienen 50 años prestando servicio, cuando fueron construidos para durar 25; grandes talleres donde se utilizan repuestos de viejos vagones, en lugar de adquirir piezas nuevas”. Yo he visto, dice la investigadora, “los almacenes de refacciones totalmente vacíos y las órdenes de compra en blanco por la falta de recursos”. Los recursos programados no son ejercidos y se mantiene una verdadera opacidad en su destino. Esta situación representa para los usuarios “fallas constantes en los viajes, que van desde descompostura de trenes en pleno movimiento, incendios, caída de techos, escaleras descompuestas, choques entre trenes o retrasos de horas”.
Por lo tanto, el accidente ocasionado por la falta de mantenimiento, de cambio de aceite del transformador central; la falta de una renovación en la infraestructura del STC; el recorte presupuestal de este año; la corrupción de funcionarios y del sindicato de trabajadores que viene fungiendo desde hace 50 años, son un reflejo de que ni el PRD ni Morena han podido hacer una verdadera ciudad de vanguardia en la capital mexicana. Todo aquel que haya pisado alguna estación del metro actualmente puede darse cuenta de trenes obsoletos, de escaleras descompuestas por meses, del prolongado retraso de los trenes, de una inseguridad en los vagones (hay delincuentes que entran a asaltar); de una corrupción de los policías para permitir el ambulantaje cada vez más grande, etc., etc. Pero esta manifestación de la problemática que sufre el STC tiene estrecha relación con la problemática que en general vive la Ciudad de México, a saber: escases de agua para las colonias populares, una inseguridad galopante en zonas de alto índice delincuencial como Álvaro Obregón, Cuauhtémoc, Coyoacán, Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Miguel Hidalgo, Tlalpan, Venustiano Carranza y Xochimilco (periódico expansión.com); un desempleo cada día mayor, un sistema hospitalario degradado y agonizante, una educación deficiente sobre todo en las periferias de la ciudad y una pobreza generalizada que se fortalece con mayor magnitud en tiempos de pandemia.
La esperanza de México en la capital es un fracaso. Los capitalinos confiaron en el perredismo de Cárdenas y el morenismo de López Obrador, pero estos gobiernos han sido incapaces de resolver los problemas de antaño y que cada día aumentan de manera acelerada. Romandía dice que “el dinero debe ser ejercido lo más pronto posible antes de que haya una tragedia mayor. A esta inversión deberán sumársele candados para evitar el mal manejo y desvío de recursos, práctica que ha sido señalada en las últimas décadas”. Pienso que el morenismo está lejos de cumplir con lo que sugiere la investigadora por dos razones: primera, porque los políticos morenistas realizan las mismas prácticas que los políticos de antaño, como el desvío de recursos, peculado, corrupción, etc., por lo que una tragedia mayor está latente para los capitalinos y, segunda, porque no existe un proyecto integral de política económica y social del gobierno morenista, cuya omisión se refleja no solo en las calamidades que sufre la capital sino en el desastre nacional que hoy sufrimos todos los mexicanos.
La capital del país requiere un cambio verdadero. Y éste solo puede darse cambiando a la clase política en el poder por un gobierno verdaderamente popular, con un proyecto integral de política económica y social diseñado con base en los intereses de todo el pueblo trabajador, un proyecto que incluya, naturalmente, una mejora sustancial en el Sistema de Transporte Colectivo. En las próximas elecciones, la ciudadanía capitalina tendrá que decidir: o sigue gobernando la “esperanza de México” otros 23 años o busca a sus hermanos de clase y los verdaderos amigos y representantes del pueblo organizados en el Movimiento Antorchista Nacional. En Antorcha encontrarán no sólo miles de brazos dispuestos, sino una dulce idea, un sueño que más temprano que tarde, haremos realidad juntos.
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