Así lo advirtió António Guterres, secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la sede de este organismo mundial en New York en días pasados (news.un.org/es/) respecto a los efectos del cambio climático en el planeta, que el pasado mes de julio fue devastador, por el incremento de la temperatura en el medio ambiente y en las aguas de los mares, como jamás se había presentado a partir de la aparición de la Revolución Industrial en el mundo (en Europa a principios del siglo XVIII).
“Las consecuencias son claras y trágicas: niños arrastrados por las lluvias monzónicas; familias que huyen de las llamas; trabajadores que se derrumban en un calor abrasador”. Las olas de calor en gran parte de América del Norte, Asia y Europa, junto con los incendios forestales en países como Canadá y Grecia, han tenido un gran impacto en la salud de las personas, el medio ambiente y las economías; todo lo que está pasando es totalmente consistente con las repetidas predicciones y advertencias. La única sorpresa es la velocidad del cambio. El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y es apenas el comienzo. La era del calentamiento global ha terminado. La era de la ebullición global ha llegado”. Confirmó el Jefe de la ONU.
Y es apenas el comienzo…
En efecto, ya desde hace algunos años quienes habitamos esta tierra hemos sentido los efectos del cambio climático; pero nos negamos aceptar, a reconocer que este mundo ya no aguanta más la contaminación de la atmósfera, por el consumo de combustibles fósiles como fuente de energía del galopante desarrollo industrial.
A las intensas lluvias e inundaciones las llamamos “lluvias atípicas”, y a otros fenómenos meteorológicos, las catalogamos como “sequías y calores atípicos”, igual a los intensos fríos o a las corrientes de aire catastróficas en el mundo, las llamamos “rarezas del clima”.
Los potentados del planeta, los dueños de los dineros y sus gobiernos que día con día incrementan sus insanos capitales a costa de la miseria, salud y muerte de millones de seres no les importa la destrucción del medio ambiente en el cual ellos mismos viven, a ellos, solo les interesa el incremento de sus riquezas mal habidas; de nada sirven los llamados y preocupación del jefe de la ONU que dice: “El aire es irrespirable, el calor es insoportable. Y el nivel de ganancias de los combustibles fósiles, al igual que la inacción climática es inaceptable. No más vacilaciones. No más excusas. No más esperar a que otros se muevan primero. Simplemente no hay más tiempo para eso, y todos los actores deben unirse para acelerar una transición justa y equitativa de los combustibles fósiles a las energías renovables, a medida que detenemos la expansión del petróleo y el gas, y la financiación y concesión de licencias”.
Y acorde con este problema de catástrofe ambiental, ¿qué hacen los magnates y sus gobiernos en el mundo para atenuar este agudo problema de calentamiento global? Nada, al contrario, se empecinan y compiten por seguir impulsando la explotación y extracción de carbón y petróleo para mantener las fuentes de energía del vertiginoso desarrollo industrial, pese a que ya hace algunos años se han puesto a prueba otras fuentes de energías exitosas y baratas que son anticontaminantes, como la energía hidráulica, solar, la eólica, entre otras muy novedosas.
El cambio climático ya acabó y estamos en el momento de ebullición y ya nos alcanzó a todos, hasta en nuestra patria chica sentimos los crueles estragos, la prolongada sequía que dura cerca de tres años en San Luis Potosí
¿Y nuestro gobierno qué hace? El gobierno que se denomina de la Cuarta Transformación y que está a favor de las mejores causas del mundo, de manera terca y tozuda le apuesta a la extracción de petróleo y producción de gasolinas para alcanzar “la soberanía energética” –como el caso de la compra de una refinería chatarra gringa y la construcción de la refinería de Dos Bocas, que a la fecha no ha producido ni un barril de gasolina– cuando en el mundo, algunos gobiernos e industriales progresistas y responsables, están emigrando a la producción de fuentes de energía no contaminantes y renovables.
Esta forma de desarrollo social absurda impulsada por los poderosos y sus gobiernos, es la lógica y política del capitalismo inhumano y rapaz, así vemos que en nombre de la modernidad y desarrollo se destruyen áreas naturales protegidas, como el caso de la construcción del Tren Maya por el gobierno de la 4T en la selva del sureste mexicano, que ha provocado un ecocidio de miles de hectáreas en una de las zonas más verdes del planeta.
Nuestro mundo, con su naturaleza y su fauna, está a punto de su aniquilación y nos negamos a creerlo. Igual como a un ser querido enfermo en su fase terminal nos resistimos a creer que pronto dejará de estar con nosotros, y compartimos acciones con él, como si siempre lo tuviéramos vivo, pero ya todo está terminado.
El cambio climático ya acabó y estamos en el momento de ebullición y ya nos alcanzó a todos, hasta en nuestra patria chica sentimos los crueles estragos, la prolongada sequía que dura cerca de tres años en San Luis Potosí –que ha afectado el agro en el altiplano, huasteca, zona media de la entidad– y los intensos calores, que provocan grave desabasto de agua en nuestra ciudad, afectando a decenas de colonias, sobre todo, las más marginadas.
A punto de ebullición e inconformidad social en SLP
Es el malestar y de anuncio de protesta social en contra del Interapas, de miles de familias potosinas que padecen la carencia del agua potable en sus domicilios desde hace varias semanas; como es el caso de los vecinos de la Azteca, Cecilia Ocelli, San Cristóbal, La Libertad, Las Mercedes, Ciudad 2000 y otras del oriente de la Ciudad que esperan urgente atención. Ojalá sean escuchados.
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