Después de las fiestas decembrinas: Día de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre, las posadas, la navidad, el año nuevo, y la llegada de los Reyes Magos; que así como visitaron al niño Jesús, llevándole oro, incienso y mirra; cada año visitan a los niños para dejarles un regalo, un juguete, etc. En clara remembranza a aquel suceso.
Esta frenética actividad, que potencia el comercio, con una y mil “ofertas”, con la propaganda inundando toda la vida, ¡toda!, individual, familiar, y de la sociedad, así como la entrega del famoso aguinaldo y/o utilidad por parte de patrones y empleadores, vuelve al mes de diciembre, el mes del consumo.
Pero también y debido a la fuerte manipulación de la difusión de esloganes, para que la gente compre, es decir, publicidad, en el sentido de que la felicidad está asociada al consumo, al gasto, a la compra. También se vuelve el mes de la infelicidad o la felicidad: si tienes dinero, compras, ¡eres feliz!, si no tienes dinero, no compras ¡eres infeliz! Alguien puede desestimar esta información, pero ahí están las estadísticas sobre fallecimientos e incluso suicidios en diciembre.
Pasado el frenesí, es decir el consumo desenfrenado, o su imposibilidad debido a no contar con recursos, viene el mes de enero, que vuelve o trae a los consumistas a la realidad, a la cotidianidad, la cual se expresa también en términos monetarios: hay que pagar el consumo del agua, la luz. La vida moderna (del consumo) nos exige: el pago del celular, del cable, del internet. La renta, la colegiatura, el crédito, etc., etc.
El exiguo ingreso –si existe– no alcanza y entonces hay que echar mano de la licuadora, Tv., microondas, plancha, computadora, celular, reloj, y correr a la casa de empeño, al Monte de Piedad, para obtener un exiguo préstamo y detener el inminente embargo, desalojo, requerimiento judicial, etc. Nuevamente se puede decir que se exagera, vayamos a las notas, a la red y está inundada en este y los meses siguientes de estos sucesos. Esto es lo que en el país conocemos como “la cuesta de enero”, porque eso es, el extenuante ejercicio de remontar una montaña, una montaña de deudas.
Dicha cuesta o montaña, en años anteriores se recrudecía en enero, de ahí el nombre, pero conforme avanzaba el año, y una serie de sacrificios, sobre todo del “consumo”, se iba paliando hasta recuperarla y llegaba otra vez, el frenesí del consumo nuevamente inducido por la propaganda que ha convertido al dios dinero, en la felicidad o infelicidad, en el amor o desamor, en el cariño o el olvido, etc. El 14 de febrero el Día del Amor, abril con el Día del Niño, 1 de mayo Día del Trabajo, 10 de la Madre, 15 del Maestro, 23 del Estudiante. Pero a diferencia de diciembre, en este mes, no hay “reparto de utilidades”.
Ya son varios años y en estos últimos tres, que la famosa cuesta de enero se alarga y se alarga. Ahora es la cuesta de la primera mitad del año, del primer semestre y es grave, pues por más que se salga a decir al país que hay un plan para paliar dicha cuesta, el problema tiene que ver con una política económica, con un modelo económico que olvida lo principal: al trabajador. Y cuyo interés es la ganancia desmedida aun a costa de llevar al colapso al propio sistema.
El gobierno estimó una meta de crecimiento económico para este año. Y en base a ella programó sus ingresos y sus egresos. Pero la serie de desatinos de este gobierno de la mal llamada cuarta trasformación como son: la cancelación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), del Ramo 23 que cancelo prácticamente la inversión pública, pues concentró el presupuesto en obras “emblema” del Sr. Presidente”: Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), Tren de Maya, Refinería de Dos Bocas, Corredor Transístmico etc., que ha dejado al país entero sin recursos para obra pública colapsando la vida económica de municipios y ciudades de todo el país. Lleva a la economía del país a un desastre.
Esto ha provocado una dislocación al funcionamiento del aparato gubernamental que afecta el orden de las finanzas públicas, falta de ingresos y por lo tanto más recortes y subejercicios que como la realidad nos viene demostrando ha llevado a la pérdida de vidas humanas por accidentes productos de esta falsa trasformación: recordemos el accidente de la línea 12 del metro, causado por la falta de presupuesto para mantenimiento y subejercicio del acreditado, debido a la política de “austeridad” de Obrador y seguidores. Veamos:
“… La estimación de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP), está muy lejos del crecimiento esperado por el mercado de apenas 1.8 % para este año, según la encuesta de Banxico entre los analistas privados.”… “en el primer trimestre la economía aun mostro signos de estancamiento; continua la caída en la producción de vehículos y los indicadores de confianza empresarial bajaron…” J. Soldevilla, Economy, Busines Indicators (EcoBi).
“…El crecimiento del PIB no se logrará, el consenso de analistas está en 2% lo que genera riesgos de menor recaudación”, E.O Farril Bursamétrica.
“El presupuesto es endeble que requerirá de ajustes. El PIB rondará este año 2%, la inflación supera el 5.5% y la tasa de interés se acercará al 8%. J. Zamora Mario Correa, Economista. Grupo Financiero Monex.
Ha estos vaticinios de los expertos, agreguemos los impactos aun presentes de la pandemia, el constante asedio de J. Biden y corifeos europeos contra Rusia y China; y la idea de crecimiento de nuestra economía, al igual que los productos de la canasta básica y la vida en general están por las nubes.
Dura realidad que debe llevar al pueblo de México y a los Antorchistas a no cejar en la tarea de organizarse y avanzar en la construcción del arma política que permita llegar a ponerse al frente de un nuevo modelo económico en el país que privilegie ahora sí al pueblo trabajador: empleo, salarios dignos, política fiscal progresiva y que la renta nacional atienda las demandas de servicios básicos e infraestructura para el bienestar del pueblo trabajador.
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