Les comparto un fragmento de “El arte: arma para la transformación del hombre”, de Aquiles Córdova Morán: “Debido a que el arte es revolucionario, y eso no conviene a la burguesía y al desarrollo del capitalismo, han surgido corrientes que se llaman ‘posmodernistas’, que pregonan el arte por el arte mismo, el arte incontaminado de política, el arte puro. Y es precisamente para contrarrestar esa postura reaccionaria que los verdaderos revolucionarios, los hombres progresistas de la humanidad, siempre han sostenido un mismo punto de vista: no es cierto que política y arte no se relacionan, no es cierto que entre ellos exista una muralla china que los separe; la política influye de manera determinante sobre el arte y éste, a su vez, influye sobre la política”.
Desde los primeros inicios de la civilización, la raza humana mantuvo un contacto estrecho con todo lo que le rodeaba, y fue ahí donde sintió la necesidad de expresar y traducir lo que sus ojos veían, lo que su oído escuchaba y lo que sentía. Por eso, encontramos pinturas rupestres resaltando a los animales y hombres cazando, danzas dedicadas a la madre tierra, sol, luna y la lluvia por mencionar algunas.
Actualmente, la gente que tiene acceso a las actividades artísticas son los grandes empresarios y sus hijos, a quienes mandan a escuelas particulares donde se imparte: danza, teatro, música etcétera, todo con la finalidad de tener un cuerpo mejor, saber hablar bonito para dirigir alguna empresa, llegar a un teatro para enriquecer sus bolsillos y a los de las grandes empresas. Esto no nos debe sorprender, nos encontramos en una sociedad donde la rentabilidad y la ganancia son sus mejores aliados, donde paga más el que menos tiene, donde unos son patrones y otros esclavos de su trabajo, en resumen, en una sociedad dividida en clases.
Pero no todo es oscuridad, el Movimiento Antorchista se ha quedado al lado de los despojados de esta sociedad, proponiendo desde sus inicios, que todos los niños, jóvenes, amas de casa y personas mayores realicen actividades artísticas, con la finalidad de dar salida a todas las sensaciones interiores, expresando sus inquietudes y sentimientos, y por qué no, desenmascarar por medio de las manifestaciones artísticas al devorador de hombres: el capitalismo.
Como prueba basta con un botón. En Tecomatlán, cuna del Movimiento Antorchista, se imparten talleres artísticos en todos los niveles educativos. Ahí podemos ver la transformación que los niños, jóvenes y adultos experimentan por medio de estas actividades, alejándose poco a poco del individualismo y los malos hábitos.
Los maestros también vienen sumando su granito de arena, dedicaron un bonito programa cultural para celebrar el día del estudiante, donde hicieron gala de sus dotes artísticos, poniendo el ejemplo e impulsando a los futuros profesionistas del país. Acercándose cada vez más a un hombre nuevo, sensible de su entorno social y capaz de aportar luz para cambiar las condiciones en las que nos encontramos. Por esa razón, creo firmemente que la actividad artística no es un adorno.
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