Desde diciembre pasado, cuando supimos que en el PEF 2022 se proponía una disminución al gasto público destinado a la educación, esperábamos más dificultades para sostener el trabajo en las escuelas porque la propuesta era solo invertir en educación el 3.1 por ciento del PIB, la cifra más baja en 10 años, cuando lo recomendado por los organismos internacionales es de 8 por ciento.
Nadie como el Movimiento Antorchista Nacional, tan fehacientemente, se opuso públicamente a tal recorte presupuestal, pues advertíamos los estragos venideros.
Creo yo que no hay duda, de que la educación es el cimiento que permite el desarrollo económico y social de un país; sin embargo, México, lamentablemente, no ha sido un referente en este aspecto, pues no hemos podido remontar los bajos resultados en las pruebas que miden el rendimiento académico de nuestros estudiantes en los diferentes niveles.
Antes de la pandemia, las cosas no andaban bien, México ocupaba ya los últimos lugares en educación. Por ejemplo, según el Reporte Global de Competitividad en el 2012, del Foro Económico Mundial (FEM), México ocupó la posición 100 de 144 y el 124 si se trata de ciencias y matemáticas. (https://aristeguinoticias.com/. En 2019, en la famosa prueba PISA que evalúa las asignaturas de Lectura, Matemáticas y Ciencias, en los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), México ocupó el lugar número 61 de 79. (https://www.bbc.com/3/DIC2019), es decir, de los últimos.
Con el trágico confinamiento y las escuelas cerradas por más de 18 meses, la deserción no se hizo esperar; tan solo el año pasado según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), 5.2 millones de niños, adolescentes y jóvenes adultos, de entre 3 y 29 años de edad, no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021 por motivos económicos y por causas de la covid-19” De esos, 3.6 millones no se inscribieron al ciclo siguiente porque tenían que trabajar. Un dato muy lamentable.
Con este panorama, lo deseable es que el gobierno tomara medidas para abatir, de manera urgente, el problema de la deserción escolar y del evidente rezago educativo a causa de la ineficaz educación a distancia o virtual.
Sin embargo, respondió con un recorte presupuestal y desapareció muchos de los programas educativos en los diferentes niveles de educación, entre ellos, el Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC), que eran ya una muestra de avance en el nivel educativo de los estudiantes de primaria. Este, se puso en operación en 2008 y se estima que beneficiaba a 3.6 millones de estudiantes en 27 mil 63 escuelas del país e incluso, se calcula que 1.4 millones de niños en pobreza extrema recibían alimentación a través de este programa.
Además, el PETC era un programa con el que los alumnos tenían asignaturas complementarias para desarrollar la cultura y el deporte. En el caso de la escuela Enrique Ford, ubicada en Manzanillo, Colima, practicaban la danza folclórica, y recibían clases de computación e inglés, también se les ofrecía a los infantes una comida al día, que estaba balanceada nutricionalmente, y por todo eso, el horario era extendido hasta las 2:30pm. Estas condiciones permitían a los padres de familia, sobre todo a las mamas, dedicar más tiempo a su trabajo y por tanto ganar más o mantenerse en un mejor empleo.
Hoy en día, los niños se quedaron sin esas clases complementarias, sin la comida balanceada que les agradaba, y su horario se redujo a solo 4 horas y media de clases. Ahora es menester de muchas madres, buscar alguien externo a la familia para recoger a sus hijos de la escuela, o en su defecto pedir permiso en sus trabajos para realizar esta tarea y luego encargarlos con alguien más o pagar a quien los cuiden. Sin duda alguna, una alteración al orden de la rutina en las familias, en la economía, pero de manera más impactante en la educación de los niños y niñas que estaban habituándose a dedicar más horas del día a la escuela, lo que posibilitaba mayor éxito académico, como lo demuestran los resultados en otros países como China, que ocupa los primeros lugares en educación en el mundo, e invierte 10 horas al día para preparar a los estudiantes, con una educación más integral.
El presidente Andrés Manuel López Obrador informó que la razón por la que su gobierno decidió desaparecer el PETC fue porque optó por entregar los recursos de manera directa a la sociedad de padres de familia para que ellos decidan en qué ejercerlo, ya que, según él, “ese programa se manejaba con mucha intermediación”. Y aquí, con todo respeto, ¿qué vamos a saber los padres de familia, más que los profesionales de la educación?
La cancelación de este y otros tantos programas y fideicomisos, son resultado de una dirección irrazonable con la que actúa López Obrador ante el problema educativo, pues el dinero repartido en tarjetitas no educa sino todo lo contrario.
Es preciso que el gobierno invierta recursos a la educación del pueblo, pues los 2 millones 200 mil niños y niñas, que representan el 28.5 por ciento de nuestra población, hoy están en riesgo de una mal formación que no solo le pesará a ellos y sus familias, sino a todo el país y por muchos años. ¡Ojalá que todos aprendamos que fue un error haber votado por Morena!
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