El jueves pasado, el canciller mexicano Marcelo Ebrard Casaubón salió a declarar la posición del gobierno de México ante la supuesta invasión de la Federación Rusa a Ucrania, y textualmente dijo: “México rechaza el uso de fuerza y condena enérgicamente la invasión Rusa a Ucrania. Demanda cesen las hostilidades, se inicie diálogo, se proteja a la población”. Nada más hipócrita esta declaración salida de un gobierno que no es congruente con esas palabras. Primero: el gobierno de López Obrador habla de cesar las hostilidades. La 4T se ha caracterizado en sus tres años de gobierno por ser un gobierno hostil a toda aquella persona u organización que se atreva a criticar su administración; no olvidemos las acusaciones infundadas que ha hecho contra periodistas, como Carlos Loret de Mola, quien ha denunciado actos de corrupción en funcionarios del gobierno federal, o el tema de la casa gris del hijo del presidente; o bien los ataques rabiosos que López Obrador ha lanzado contra el Movimiento Antorchista, a quienes no ha tratado de corruptos y de lucrar con las necesidades del pueblo mexicano, cuando no ha demostrado ni una sola de sus acusaciones. Piden al gobierno ruso no ser hostiles, cuando la 4T es tan hostil como lo piensan de Rusia.
Piden que se abran al diálogo, cuando en México la 4T es el partido político que más se ha cerrado al diálogo con organizaciones y partidos opositores. En México se vive un totalitarismo. Aquí se hace lo que su majestad López Obrador dice. Se ha cerrado toda posibilidad de que organizaciones sociales limpias puedan seguir siendo coadyuvantes en el desarrollo social. Las organizaciones eran la voz de millones de mexicanos desamparados y olvidados por el gobierno. Millones de campesinos, obreros, estudiantes y profesionistas que no tienen acceso a una audiencia con el presidente de la república, solo se pueden hacer oír cuando se unen, cuando suman sus voluntades y sus fuerzas para ser tomados en cuenta. El gobierno de la 4T se ha creído su propio cuento de que con darle limosnas al pueblo en forma de becas se ha resuelto su problema más sentido. Pero ha dado becas a cambio de obras básicas, como agua, luz, drenaje, pavimentos, escuelas, hospitales, etc. Quien debería abrirse al diálogo es López Obrador, y escuchar las inconformidades de su pueblo, y dejar de ser tan arrogante. Aunque él mismo se ha catalogado como una persona que está más allá de bien y del mal. Se ha divinizado a sí mismo.
Piden que se proteja a la población. ¿Acaso el gobierno mexicano tiene la autoridad moral para hacer este llamado? Siete periodistas asesinados en lo que va del año, y López Obrador sigue fomentando el odio en contra de los comunicadores. Más de 315 mil muertos por covid-19 hasta la fecha, y el gobierno de López Obrador pedía no tener miedo, que con un escapulario se curaban los enfermos o que solo les daba a los ricos. Masacres masivas en todo el país, no olvidar los casos de Veracruz y Zacatecas. Represión en la CDMX a manifestantes que piden atención a sus necesidades más básicas. En lo que va de su gobierno, el número de pobres pasó de 53.9 a 55.7 millones de pobres en el país. El gobierno de México debería ser congruente, y aplicarse a sí mismo los llamados que hace. Por nuestra parte, los mexicanos debemos levantarnos a una sola voz para exigir mejores condiciones de vida para todo el pueblo.
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