"¡Los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana!", dijo en una entrevista la ic¾nica Chavela Vargas, nacida en Costa Rica y fallecida en 2012, quien le tom¾ un gran cari±o a MÚxico y sus habitantes.Hoy hago referencia a esta frase cÚlebre tambiÚn, tomada a conveniencia por muchos funcionarios y polÝticos, artistas y demßs, para decir que tambiÚn los mexicanos tenemos derecho a vivir donde se nos dÚ la gana, pues con el simple hecho de ser hijos de esta bendita tierra, tenemos todos los derechos como cualquier individuo.
Cuando los mexicanos nos trasladamos a cualquier otro lugar, ya sea por trabajo o por otras necesidades, tenemos las mismas garantÝas como cualquiera que viva ahÝ; ejemplo de ello es Baja California, desde donde escribo estas lÝneas, principalmente el municipio de Tijuana que aloja miles de migrantes centroamericanos, pero tambiÚn a miles de mexicanos que vienen "del sur", como se les acostumbra decir, y que se han quedado en esta bella ciudad que los arrop¾.
Se han quedado aquÝ porque existen mßs oportunidades de trabajo, aquÝ hay mßs empresas que ofrecen trabajo pero que a pesar de ello, Ústas, no han logrado en conjunto con el gobierno, crear condiciones de vida para estos miles de familias que llegan con la finalidad de alcanzar el sue±o americano, pero que queda truncado.
Veamos algunos datos a detalle: a decir de estudios de dependencias de gobierno, en esta entidad existen 80,000 trabajadores con intenci¾n de compra de vivienda, de los cuales mßs de 60% no encuentra la oferta adecuada a sus necesidades.
De 90 proyectos en proceso de construcci¾n, s¾lo dos se encuentran en el segmento social y ocho en el econ¾mico, mientras que 12 son de vivienda media, 42 residencial y 26 residencial plus, seg·n estimaciones de la Asociaci¾n Mexicana de Promotores Inmobiliarios (AMPI).La base de la pirßmide de la poblaci¾n (53,000 empleados); es decir, 70% de la clase trabajadora que gana menos de 7,000 pesos al mes, tiene muy poca oferta.
Esto ·ltimo, sin tomar en cuenta que una gran parte de la poblaci¾n se encuentra en el sector informal y que las oportunidades a alg·n crÚdito de vivienda, queda totalmente nulo, y asÝ estamos muchos, que, al no tener un empleo formal, tampoco tenemos un patrimonio, llevßndonos a la ·nica posibilidad de rentar y mantenernos en las filas de las familias que solicitan un techo d¾nde vivir, no regalado, pero sÝ accesible.
Durante el primer trimestre de 2020 se produjeron 2,698 viviendas, divididas en 36% popular (971 solamente), 33% tradicional, 18% media, 9% residencial y 3% residencial plus, con un ßrea habitable promedio que va de 46 a 189 m2.En este periodo a·n no se reflejan las afectaciones postcovid.El precio promedio por metro cuadrado en la vivienda social es de 9,850 pesos, mientras que en la econ¾mica es de 11,946, en la media de 20,378, en la residencial de 36,385 y residencial plus de 41,928.
Si echamos cuentas, la casa mßs econ¾mica (de 46 metros cuadrados) para un empleado con un salario de 7 mil pesos mensuales es de 472 mil 800 pesos, es decir, tendrÝa que trabajar poco mßs de 67 meses, sin gastar un solo peso en otra cosa para pagar en 5 a±os esta vivienda.Estas cantidades de dinero son casi un imposible para miles de bajacalifornianos que vivimos al dÝa y que hoy, debido a la covid-19, hacemos un mayor esfuerzo para sacar a nuestras familias adelante; hoy se necesita mßs intenci¾n del gobierno del estado y de todos las fuerzas polÝticas y econ¾micas para sacar a nuestro estado del bache, y para ello se necesita brindarles mejores condiciones de vida a sus habitantes, a quienes sostienen la enorme piedra de brinda una de las economÝas mßs importantes del paÝs.
El Movimiento Antorchista de Baja California ha sostenido una fuerte campa±a para impulsar un programa de vivienda popular, hemos solicitado crÚditos de vivienda para familias de escasos recursos econ¾micos que se han acercado a nosotros; hoy la lucha por la vivienda popular se ha convertido en una de las mßs importantes, por muchas razones de las cuales s¾lo mencionarÚ dos; la primera es que ante la pandemia que enfrentamos, el empleo se hizo escaso y los salarios bajaron, haciendo que miles de familias que rentaban, fueran desalojadas por la falta de pago, esto a pesar de que se decretara que no serÝa legal.
La segunda raz¾n son los altos costos que tienen las viviendas en el estado, y que, aunque pareciera ir¾nico, existen miles de vivienda abandonadas, echßndose a perder, mientras miles viven de manera precaria en casas endebles de cart¾n u otros muchos lugares determinadas como zonas de riesgo.
Hoy mßs que nunca necesitamos unir fuerzas, no s¾lo por la vivienda, sino para sacar a BC adelante, desde todos los ejes que nos sean posibles debemos de organizarnos y levantar la voz; el pueblo se salvarß asÝ mismo, que nadie diga lo contrario.En Antorcha ya somos muchos, s¾lo faltas t·.
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