Hace algunos días, una lluvia que no alcanzó la clasificación de “fuerte” volvió a poner al descubierto una serie de problemáticas que afectaron a los habitantes de Chimalhuacán y que vienen presentándose desde que llegó a la administración pública gente sin experiencia y sin espíritu de servicio.
De acuerdo con el Sistema Meteorológico Nacional (SMN), una lluvia fuerte alcanza 25 mm de intensidad y 75 mm una muy fuerte; pero la que en días pasados azotó a Chimalhuacán apenas alcanzó 1.8 mm de intensidad y tuvo una duración aproximada de 30 minutos.
La lluvia que dejó tras de sí pérdidas para cientos de familias es la prueba definitiva de la negligencia del Gobierno de Xóchitl Flores, quien no tomó las medidas necesarias para hacer que el sistema de drenaje funcionara bien.
¿Qué fue, pues, lo que hizo o dejó de hacer el gobierno municipal de Chimalhuacán?:
1. Nulo mantenimiento al sistema de drenaje municipal a través del servicio de vactor. Hasta antes de la llegada de Morena a la administración municipal, había diez de estos camiones realizando labores a favor del sistema de alcantarillado; ahora sólo hay tres.
2. Promover el desazolve a través del servicio de malacates. Actualmente sólo funcionan tres cuadrillas de trabajadores, que a todas luces resultan insuficientes para atender la red municipal de drenaje.
3. Pésimo mantenimiento de los cárcamos; ejemplo de ello es el cárcamo Las Torres, en el que, de cuatro equipos de bombeo, ahora sólo opera uno. Esta falta de mantenimiento provoca que el sistema funcione a menos de la mitad de su capacidad, de ahí que el agua se acumule y luego inunde las calles.
4. La nula limpieza y mantenimiento de las presas de gavión. Al no funcionar estas presas, el agua arrastra lodo, piedras, basura y otros sólidos; el gavión de Xochitl no funcionó, lo que trajo como consecuencia que una avalancha de lodo afectara a cientos de vecinos.
Cada una de las acciones antes señaladas son parte de los trabajos básicos que deben realizar los Gobiernos municipales, pero no se realizaron; incluso varios días después de la lluvia, aún hay calles que están llenas de lodo, piedras y basura, hecho que refleja la incapacidad de reacción de la alcaldesa Xóchitl Flores.
Cuando la población afectada necesitó de los servicios de asistencia para prevenir focos de infección o para cuantificar los daños y ayudar a los damnificados, sucedió que, de acuerdo con testimonios de los vecinos afectados, el Gobierno municipal no ha hecho el levantamiento en todas las viviendas afectadas y ha prestado apoyo a cuentagotas a los damnificados.
A esto hay que sumarle las afectaciones en escuelas, comercios o propiedades; las imágenes del mototaxista que trata de salvar su unidad, su fuente de trabajo, son estremecedoras.
Lo que sucedió el miércoles 26 de junio no es un simple descuido y mucho menos un incidente provocado por la naturaleza; más bien, es una muestra más de la incapacidad del gobierno actual para hacer que los servicios elementales funcionen.
De ello da cuenta, por ejemplo, el hecho de que el año pasado dos jóvenes estudiantes murieran electrocutados debido a que coladeras instaladas sobre la avenida Arca de Noé no estaban tapadas debidamente, o bien que en el municipio el desabasto de agua alcance a miles y miles de familias.
La realidad de Chimalhuacán nos da elementos suficientes para deducir que la reelección de Xóchitl Flores significará más y más problemas para los habitantes de este municipio. ¿Qué acciones debemos emprender ante estas y otras problemáticas municipales? Solo queda un camino: la organización popular.
Los chimalhuacanos debemos saber y recordar que las grandes transformaciones no son producto de héroes o caudillos, por mucho que digan que están para defender al pueblo o por mucho que se esfuercen en gritar “primero los pobres”. Los chimalhuacanos deben saber que para alcanzar mejoras sustanciales en su vida y la de su municipio, el camino no es recibir dinero en tarjetas.
Lo que los chimalhuacanos y, en general, todos los mexicanos deben saber es que necesitamos construir una organización popular que lleve al pueblo al poder nacional para que se instrumenten políticas que distribuyan la riqueza social en forma de buenos salarios, educación de calidad, servicios médicos gratuitos, viviendas dignas, parques, jardines, entre otros.
Para ello debemos trabajar de manera conjunta: amas de casa, estudiantes, comerciantes, obreros, maestros, todo el pueblo. Sólo así lograremos una vida digna para todos. Que así sea.
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