El primero de diciembre de 2022, casualmente en coincidencia con el aniversario e inicio de su quinto año de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció un aumento del 20 por ciento al salario mínimo legalmente establecido, pasando de $172.87 a $207.44 pesos, que representa $34.57 pesos más. Lamentablemente, para los mexicanos, este aumento no combate el 8.51 por ciento de la inflación generalizada, que es la más alta desde el año 2000 en nuestro país, pues tan solo productos como la leche, el huevo, la carne, la cebolla, la papa, jitomate, la tortilla entre otros, han sufrido un aumento del 15 por ciento, y lo mismo con impuestos y servicios como la electricidad, el gas y el transporte.
Por lo anterior, podemos asegurar que el salario de este año será muy inferior a lo que dispone el artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que dice que "los salarios minimos generales deberan ser suficicientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural; y para proveer a la educación obligatoria de los hijos".
La realidad nos golpea la cara, pues las estadísticas muestran que para adquirir la canasta básica, una familia promedio de cuatro miembros necesita, forzosamente, que trabajen dos de los integrantes, incluidos, muchas veces, los jóvenes en edad de estudiar y niños que se suman a la tarea del sostén económico familiar, creciendo la ocupación laboral de niños en México al mismo ritmo que la pobreza y encarecimiento de la vida de las familias. Solo en este aspecto el Inegi reporta que México es el segundo país de América Latina con mayor nivel de trabajo infantil, por debajo de Brasil. Cerca de 3.3 millones de niñas, niños y adolescentes se trabajan.
No nos engañemos, ¿alguien podría asegurar que hoy compra el doble de lo que compraba en 2018 con el aumento al salario mínimo?
En cuanto al desempleo, el Inegi reporta una tasa de 3.5 por ciento; es decir, que casi 32 millones de mexicanos trabajan en la informalidad, o sea, que no tienen ingresos seguros, no cuentan con seguro médico, ni prestaciones de ley, por lo que el aumento al salario y el aumento a los días de las vacaciones no significa nada para millones de familias.
Por las reformas anunciadas y haciendo uso de sus otros datos en cada mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador proclama un país feliz lleno de fantasías, pero la realidad es que al termino del año 2022 la pobreza en México se incrementó en 2.3 por ciento, en otras palabras, los datos que no acepta el presidente son aquellos que reflejan la situación verdadera del país, como los realizados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), quien señala que dos millones 500 mil mexicanos más cayeron en condición de pobreza.
Revisando los incrementos más relevantes de este año, tenemos la nueva cuota del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) para las gasolinas, por tanto; en la Magna el aumento será de $5.9195 pesos por litro; en la Premium de $4.9887, y en el Diésel de $6.5055; esto como medida de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en respuesta a la creciente alza de la inflación. No hace falta ser un experto en economía para deducir que se espera un aumento aún mayor de los productos básicos que dependen del transporte terrestre para llegar a nuestras manos, así como del aumento al transporte público, el cual se hizo visible incluso desde antes de terminar 2022 y que muchas familias resintieron cuando viajaron por la temporada vacacional.
Así, con la cuesta de enero, los gastos que se tuvieron el fin de año, el aumento raquítico al salario y el aumento de precios de todos los productos, las familias tendrán suerte de llegar al primer trimestre del año con suficiente solvencia económica. La situación del país se torna cada vez peor y los programas sociales del presidente han demostrado ser ineficaces, pues el objetivo de ellos no es sacar de la pobreza a los mexicanos, en primer lugar, porque no pueden y, en segundo lugar, porque el objetivo principal es la compra de votos para mantenerse en el poder tal cual lo confirma el mismo Obrador en su reciente mañanera del miércoles 4 de enero, a quien cito textualmente: "Ayudando a los pobres va uno a la segura porque ya saben que cuando se necesita defender (...) se cuenta con el apoyo de ellos”. Andrés Manuel López Obrador afirmó que la ayuda que se ofrece a los pobres forma parte de su estrategia política, un asunto personal.
En resumen, la pobreza crece, el desempleo es mayor, el salario es superado por la inflación y el gobierno está más preocupado en preparar el terreno para las elecciones de 2024. A todo esto, no se nos debe olvidar que el presupuesto destinado a atender necesidades básicas y el desarrollo del país solo será del 49 por ciento, por lo que los pueblos no verán avance en mucho tiempo más y aunque los lamebotas de la 4T enaltezcan logros del gobierno, como el incremento salarial, no se nos debe olvidar que pugnar por un salario digno es un derecho que tenemos la clase trabajadora porque somos quienes entregamos nuestras fuerza de trabajo al servicio del patrón, y que el salario es la migaja que logramos arrancarle por todo el desgaste que sufre nuestro cuerpo en el proceso de la producción de mercancías.
Que quede claro que también celebramos el aumento al salario, pero no estamos de acuerdo en lo raquítico que es, y que cada vez que aumenta, esto sea un pretexto para que los empresarios eleven el precio de las mercancías. Elevar el salario sin subir el precio de las mercancías es posible, solo si el aumento del salario sirve para incentivar el aumento en la productividad mejorando las condiciones del trabajador u obligando a los capitalistas a disminuir en una mínima parte sus ganancias.
Estamos de acuerdo en que existan programas sociales, pero no estamos de acuerdo en que estos sean un medio de control de los pobres, y como el presidente López Obrador ha declarado ya sus intenciones, entonces debe quedarnos claro que no tenemos quien nos represente en el poder y que la única forma de lucha que tenemos es la unidad de nuestra clase.
El siguiente año hay elecciones y mientras los grandes señores del dinero se pelean el poder usando diferentes colores, nosotros, los trabajadores, los humildes y sencillos debemos unir fuerzas y formar nuestro propio partido, para que entonces unidos luchemos como un solo hombre y con un solo ideal.
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