Celebrado por unos y criticado por otros, llegó el Cuarto Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Casi en automático se activó el aparato de control ideológico para maquillar la realidad nacional y generar la creencia de que todo va bien y el pueblo de México tiene que festejar los triunfos de la Cuarta Transformación.
Se activa todo el aparato institucional, dependencias, intelectuales del Estado que se dicen independientes, medios de comunicación que se dicen libres y, sobre todo, los seguidores del partido Morena que defienden los puestos en el poder y que con agencias digitales controlan las redes sociales viralizando lo que el presidente dice, aunque sean terribles mentiras que se convierten en evidencia irrefutable de la corrupción que se mantiene y dicen haber erradicado.
Debemos saber que el informe de López Obrador constituye la descripción escrita y detallada de cómo se encuentra la administración pública, pues el artículo 69 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así lo manda. Aún en contra de Benito Juárez, quien, en 1857, en el artículo 63 de la misma constitución señaló la obligación del presidente de asistir a la apertura de sesiones del Congreso, a rendir cuentas y a contestar al Poder Legislativo, las dudas generadas sobre el mismo.
Claro está que la forma actual de enviar por escrito el informe presidencial por medio del secretario de Gobernación Adán Augusto López, es la misma que inició su enemigo político, Felipe Calderón, del PAN, para evitar la confrontación con los diputados de oposición, en 2008. Más cómodo y a puerta cerrada en Palacio Nacional, con un reducido grupo de invitados, el presidente dio un discurso muy pretencioso en el que todo es felicidad y prosperidad para los mexicanos.
Veamos qué dijo. En los anuncios previos, López Obrador dice ya no ser neoliberal como sus antecesores y en el informe dice haber reducido la desigualdad en el país. La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares señala que en este sexenio se ha reducido la desigualdad en el país. Mientras los campesinos, los adultos mayores y los indígenas han visto incrementado su ingreso, los hogares urbanos vieron mermado su ingreso en 8 por ciento en promedio. Sólo que este dato no habla de la mala distribución de la riqueza entre pobres y ricos (estos últimos aumentaron y concentraron sus fortunas en menos familias, mientras 2.5 millones de mexicanos cayeron a las filas de la pobreza), sino sólo entre pobres, es decir, ahora ya no hay mucha diferencia entre los pobres del campo y de la ciudad, el que es pobre en un lado, a donde vaya seguirá igual.
Como en cualquier gobierno neoliberal la pobreza avanza. Este 2022, la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) calcula que los pobres en México serán 58.1 millones, o sea, 2 y medio millones más que hace dos años y 6,1 más que al principio del mandato de López Obrador. "Primero los pobres..." con AMLO y con Morena habrá más pobres, así las cosas.
El segundo eje de su política ha sido el combate a la corrupción, en su informe y discurso permanente presume " ...haber ahorrado casi 5.000 millones de pesos..." y con ello ahora hay más para los programas sociales, sin reconocer que se vive una severa crisis provocada por el crecimiento de la inflación (8.15 por ciento) a niveles de hace 30 años, es decir, de la época neoliberal. Quien se esfuerza un poco descubre inmediatamente que, aunque reparte algunos apoyos (que no llegan a todos) y aún quien pudo aumentar sus ingresos, se da cuenta que ya no puede comprar lo que antes, el poder adquisitivo se ha reducido casi en 50 por ciento. No alcanza para cubrir la canasta básica, perjudicando la alimentación y la salud. Lo que no dice, es que lleva cuatro años ahorrando en salud, sin medicinas, sin vacunas básicas, sin médicos suficientes, sin seguro popular, igual que en los gobiernos neoliberales que dice odiar y que ya no existe.
México vive en el terror, enfrentamientos todos los días, entre el crimen organizado o con la Guardia Nacional, los feminicidios crecen, los secuestros crecen, los asaltos crecen, los asesinatos crecen; el presidente celebra una disminución de la violencia, sin hacerle caso a sus críticos, enalteciendo el papel que juega la guardia nacional y presentando su propuesta de militarizarla.
Su política de abrazos no balazos es una tragedia en contra de la población de México. El año 2022 ha sido el más mortal para la prensa en México. Al menos 15 periodistas fueron asesinados en lo que va de año.
El presidente se declara feliz y de buenas, pero, los precios de los alimentos crecen; los de la gasolina, el gas y la luz, no bajan y con su declaración nos dice que vendrán tiempos peores para los bolsillos y la seguridad de los mexicanos.
El TMEC, iniciará con una estrategia de bajos salarios, si de muchas inversiones de Estados Unidos y Canadá, pero de bajos salarios, hay guerra en Ucrania, pero en México estamos peor. Ante este panorama, que seguirá dando de qué hablar, y que nos muestra cómo serán los informes de los gobiernos locales, gobernadores y presidentes municipales, que hacen cuentas alegres y ocultan el sufrimiento de los trabajadores mexicanos. Nos debemos preparar para no permitir que, siendo un país rico, nos oculten la verdad y nos mantengan en la pobreza y la tragedia, la solución siempre será un pueblo organizado y bien informado.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario