La inflación, que es el aumento sostenido de los precios de las mercancías y servicios, no parece dar tregua en el México real, no en el que pinta todos los días el presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en sus insípidas conferencias mañaneras llenas de mentiras.
En lugar de dar tregua, la inflación repercute cada vez más en la capacidad adquisitiva del salario del trabajador. Estos, inflación y poder adquisitivo, se hayan en razón inversa: si el salario nominal permanece constante en un período de tiempo determinado, a mayor inflación, menor capacidad adquisitiva del salario; y a menor inflación mayor capacidad adquisitiva del poder de compra con el salario. Esto lo vive en carne propia, y a diario, el obrero y su familia cuando ve que suben los precios de alimentos, ropa, calzado y los servicios, y, en consecuencia, adquiere menos mercancías y servicios.
Su salario nominal es el mismo, pero su salario real ha disminuido por efecto de la inflación. La consecuencia es que el trabajador se hace más y más pobre.
Esto es lo que sucediendo en México gracias a la política económica errática y contraria a los intereses de la clase trabajadora que implementó el gobierno de la Cuarta Transformación y AMLO.
La inflación está imparable y de eso nos dan cuenta los medios de comunicación: “Durante marzo, la inflación mantuvo su escalada por arriba del 7 por ciento para ubicarse en el 7.45 por ciento a tasa anualizada, que es el registro más alto desde 2021; lo que confirma que seguirán las presiones por lo menos la primera mitad del año. De acuerdo con los datos publicados por el INEGI, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) presentó una variación de 0.99 por ciento con respecto a febrero"(La Politicaonline, 7 de abril 2020).
Nos señala el INEGI que los productos que más incrementaron de precio, a tasa mensual, son los agropecuarios con un 1.23 por ciento, y los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno en 2.24 por ciento; estos últimos son el gas LP que incrementó un 7.46 por ciento; la gasolina de bajo octanaje, un 1.99 por ciento; tarifas eléctricas, el 1.73 por ciento. A este paso, la inflación acumulada anual de 2022 será muy superior a la de 2021.
Recordemos que AMLO prometió, en su campaña electoral y ya en el poder, que bajarían los precios de la gasolina y la energía eléctrica, pero a tres años de su administración lo que vemos es que parece que nada detiene los incrementos en los energéticos, y la evidencia la da el INEGI. Todos sabemos que el incremento a la gasolina y el gas repercuten en los precios de muchos productos, ya que tienen que ser contemplados como gastos de producción y transporte de otras mercancías.
¿Qué debe quedarle claro a los trabajadores? Qué una vez más, por desgracia, el pueblo cayó en manos de un embaucador, un demagogo, que cayó en manos de Andrés Manuel López Obrador, quien prometió que en su gobierno primero serían los pobres y que acabaría con el régimen neoliberal. Dos soberanas mentiras.
Para López Obrador sí fueron primero los pobres porque los ha empobrecido más, cada día se suman a la pobreza miles y miles de familias mexicanas como consecuencia de sus decisiones y estilo de gobernar. Por otro lado, el régimen neoliberal o capitalismo salvaje, causante de esa pobreza y su incremento, goza de cabal salud, quienes pertenecen a ese régimen se hacen más y más ricos, un puñado de billonarios como nos lo dio a conocer la revista Forbes.
Son los pobres los más afectados por cómo se están llevando las riendas de la economía del país, en manos de López Obrador. Bajo el gobierno de la 4T, los pobres se hacen cada vez más pobres: bajos salarios, inflación, desempleo, pobreza laboral. Millones de familias pasan a engrosar las filas de la pobreza y pobreza extrema.
El gobierno de la 4T está llevando a un despeñadero a la de por sí maltrecha economía de México. En lugar de tomar decisiones acertadas en materia económica, tiene una política económica errática y tira el dinero en mega proyectos inútiles y en programas de apoyo monetario directo con carácter marcadamente electorero.
Cuando salga esta colaboración, se habrá llevado a cabo la farsa de la consulta de revocación de mandato programada para el 10 de abril, y en la cual, por cierto, se gastó mil 700 millones de pesos de las arcas públicas, y todo por del capricho del señor de Palacio Nacional que quiere mantenerse en el poder a costa de lo que sea.
Debemos, todos los trabajadores, preocuparnos por los grandes problemas del país como es la pérdida del poder adquisitivo del salario del trabajador y no en eventos distractores como la amañada consulta.
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