Hace unos días, supimos a través de los medios informativos, y también del Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI) que nuestro país cerró el mes de abril con una inflación interanual del 7.68 por ciento, el nivel más alto en 21 años; ya que en solo un año, de abril de 2021 a abril de 2022, esta creció de 6.08 por ciento a 7.68 por ciento, mientras que los expertos en el tema aseguran que el año cerrará con una inflación del 7 por ciento, en comparación con el 3 por ciento que estimaba el Gobierno federal; es decir, no se mira un panorama nada alentador y nada halagador para los bolsillos de los mexicanos.
Se dice que los alimentos que sufrieron mayor incremento en sus precios fueron: “el chile serrano, con 25.65 por ciento; el jitomate, con 20.23 por ciento, y el aguacate, con 13.94 por ciento; cada uno de estos productos son importantes en la dieta de los mexicanos (france24.com) y también se menciona que los productos que aumentaron sus precios fueron: “… la gasolina de bajo octanaje, el pollo y el aguacate, dijo el INEGI.” (Forbes.com.mx)
A pesar de la flamante idea del presidente Andrés Manuel López Obrador, de elaborar un plan para combatir la inflación, que consiste en pactar con los empresarios para controlar los precios de la canasta básica. “Las medidas contemplan una homologación de precios en los 24 productos que componen la canasta básica de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), durante los próximos seis meses, una mayor producción de granos y exención de cobro de aranceles en la importación de alimentos y fertilizantes para abaratar los costos de la cadena alimentaria” (elpaís.com/méxico2022)
Cabe destacar que de acuerdo con la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI), el salario mínimo en México es de $172.87 pesos diarios, y en la zona libre de la frontera norte es de $260.34 y que de acuerdo con el CONEVAL, en su estudio de la medición de la pobreza, se necesitan $3478.97 por ciento pesos al mes por persona en una zona urbana y $2290.26 pesos al mes por persona en la zona rural para poder comprar la canasta básica; si multiplicamos esta cantidad por 4 miembros por familia, nos da como resultado que para esa familia en la zona urbana, la canasta básica costará $13,915.88 pesos al mes y $9,161.04 para la zona rural, eso quiere decir que mínimamente el jefe de familia tiene que ganar, al día, tres salarios mínimos para adquirir la canasta básica.
Pero la realidad echa por la borda los buenos deseos, pues un obrero de maquiladora gana a la semana apenas $1,500, lo que daría al mes apenas $6,000; y que sobra decir que no todo el salario que se percibe es para alimentación, también de ahí se tienen que cubrir los gastos de servicios, de ropa, de calzado, de medicamentos. Si ya de por sí, con ese salario era insuficiente para adquirir la canasta básica, ahora mucho menos con el aumento de los precios por la inflación. Claro está que la inflación que golpea de frente y sin pudor al pueblo mexicano.
Por más que los trabajadores se levanten temprano a trabajar dos jornadas, es insuficiente. Urge que el pueblo se organice, se eduque políticamente y luche hombro con hombro con sus hermanos de clase para que en realidad el país y el mundo tengan un modelo económico más justo y más equitativo.
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