En su reciente visita a Tlaxcala, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, encabezó los trabajos de supervisión del Plan de Salud IMSS-Bienestar, además de inaugurar una sucursal del Banco Bienestar, acompañado de la gobernadora, Lorena Cuellar Cisneros.
De acuerdo con la información de su página electrónica oficial, el programa tiene el objetivo de ofrecer servicio de salud a la población que no cuenta con seguridad social sin negar la atención a la población que cuenta con su esquema de afiliación. En Tlaxcala, arrancó de manera oficial en el mes de febrero del presente año tras la firma de un convenio entre el gobierno estatal y federal, pero se empezó a implementar a mediados de mayo.
En su visita por los municipios de Huamantla y Tzompantepec, López Obrador y Cuéllar Cisneros, revisaron los avances en los centros de salud, hospitales y el equipamiento de las unidades médicas, además de la contratación del personal profesional de la salud, médicos especialistas y el abasto de medicinas e insumos.
En su intervención la gobernadora enfatizó que “la implementación del sistema IMSS-Bienestar en Tlaxcala, vivimos una nueva etapa en nuestro sistema de salud, esto era necesario e impostergable, pues, según las mismas cifras citada por la gobernadora, el CONEVAL registraba que el 20 por ciento de nuestra población en 2020, es decir cerca 260 mil personas, no tenían acceso a un médico, a un tratamiento o a medicamentos. Esto nos llevó a trabajar de manera decidida para contrarrestar este problema y gracias a su apoyo señor presidente estamos dando los primeros resultados”.
Me detengo en esta primera parte de su intervención para hacer algunos cuestionamientos: ¿Es verdad que vivimos una nueva etapa de nuestro sistema de salud? O ¿a qué se refiere la gobernadora cuando habla de una nueva etapa de nuestro sistema de salud? ¿qué implica esta nueva etapa y a quiénes beneficia? De acuerdo con la misma directora del Hospital General de Huamantla, los cambios que se han realizado en dicha infraestructura son: tuberías, cambio de plafones, luminarias y canceles, pero no menciona nada sobre el abasto de medicamentos, instrumentos médicos, mejoramiento de la infraestructura en general. Lo que sí es notorio es el cambio en la fachada, sin embargo, al interior las condiciones siguen siendo las mismas, tanto de infraestructura como el de los médicos y enfermeras que brindan los servicios. Esto, en palabras de los mismos trabajadores de la salud que, por respeto y seguridad omito los nombres, han manifestado su descontento e inconformidad por la inconsecuencia en la aplicación de tan cuestionado programa.
¿A esto se refieren con una nueva etapa de nuestro sistema de salud? La respuesta la tienen quienes día con día buscan atención médica de calidad y gratuita, así como el personal de salud.
“En este Hospital General de segundo nivel -sigue diciendo la gobernadora- se cuenta con servicios y atención especializada para atender de manera digna, gratuita y eficiente a la población de esta región”. Sin embargo, la misma población no coincide con estos dichos, pues ni hay condiciones para lograr una atención digna, la cual no depende del personal médico, por lo que ya mencionaba líneas arriba, ni es gratuita, aunque si hay un intento de dar una atención eficiente dadas las limitaciones que presenta el hospital.
En su intervención, el presidente criticó nuevamente las viejas prácticas de los anteriores gobiernos y de los antiguos programas de salud que implementaron, como el del “seguro popular”, del cual, irónicamente dice que no era ni seguro, mucho menos popular, sin dar datos precisos de su dicho.
Criticó también el hecho de inaugurar, según él, fachadas de hospitales que estaban aún en obra negra, pues con ello hacían su agosto los gobiernos anteriores, comprando medicamentos a 10 empresas distribuidoras, con un gasto de 10 mil millones de pesos al año (sorprende la seguridad con que menciona estos datos, pero no dice de dónde los obtiene). Pero, y las obras y programas que él ha inaugurado, ¿Todas han sido concluidas? ¿Todas han sido exitosas? La inauguración de la Refinería Dos Bocas y el programa INSABI son ejemplos que nos pueden ayudar a dar respuesta a esas preguntas.
Los antecedentes en los resultados de las políticas aplicadas por el gobierno actual, no solo en materia de salud, nos augura lo que va a suceder con este programa del IMSS-Bienestar en Tlaxcala y en el país. Sin temor a equivocarme, puedo decir que este programa ni va a fortalecer el sistema de salud en Huamantla, ni en el estado y mucho menos en el país; tampoco dará gratuidad en el servicio de salud para la población y seguirán teniendo el mejor servicio y de calidad los que tienen la posibilidad de pagarlo. Tampoco garantizará seguridad laboral ni mejores condiciones para el personal médico, al menos no para la mayoría.
Por último, si partimos de la idea de que el modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general, es decir, que no es la conciencia del hombre la que determina sus condiciones materiales, sino por el contrario, la condición material determina su conciencia. Se puede concluir que, mientras el modo de producción de un país no cambie, mientras la estructura social siga siendo el mismo, no habrá voluntad humana y deseo o buenas intenciones que garantice el bienestar social de los mexicanos, y eso incluye el servicio de salud que requiere la población en general. No se requieren simples programas que maquillen el verdadero problema del sistema de salud en nuestro país, sino modificar por completo dicho sistema que responda a los problemas actuales que enfrentan los mexicanos en materia de salud. Solo entonces, se podrá garantizar bienestar para los que menos tienen.
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