La canoa era vieja, parece ser que de 1929, échele usted cuentas y podrá coincidir que ya estaba vieja; había sido hecha del ahuecamiento de una vieja ceiba, procedente de los pantanos de Tabasco.
Recién hecha, cuando el viejo árbol fue convertido en cayuco, daba gusto verla; pero el tiempo que nada perdona, la había desgastado, agrietado y podrido en su interior. Además, el maltrato la había quebrado en varias partes, dejando pedazos de sí misma en diferentes tiempos y lugares. Ese desecho de canoa, ya había quedado arrumbada, como leña para partirla y hacer fuego.
Sin embargo, ya sabe usted “quién”, debido a que no le quedaba de otra, se propuso repararla y, a base de parches de distintas maderas, estopa, brea, chapopote, fibra de vidrio y hasta estampitas del sagrado corazón de Jesús, pudo taparle los hoyos y volvió a servir.
Es más, para que no se viera tan fea, todavía le dio una manita de gato y la pintó de guinda, rotulándole, en ambos costados, el nombre de LA MORENAZA, y más abajo, con letras más chiquitas, “sierva de la nación”.
¿Qué tal, eh? Nada tonto el viejo, ¿no?
Una vez hecho lo anterior, su dueño, como ya lo dijimos, usted ya sabe “quién,” sabedor de que necesitaba ayudantes para lanzarse a la aventura de cruzar el rio y dado que se sentía iluminado como un nuevo Noe, consideró que para realizar su aventura o travesía, como le queramos llamar, debía llevar todo tipo de animales. Por esa razón convocó y aceptó a todos aquellos que le convinieron, y LA MORENAZA se llenó con viejos dinosaurios, hienas carroñeras, zorros astutos y traicioneros y, por qué no, hasta blancas palomitas, como se verá luego y algunas bestias capaces de devorarse entre ellas mismas.
Para reunir y mantener a todo este tipo de fauna humana, les tuvo que hablar en su lenguaje y a su conveniencia, resultando que pudo reunir a las bestias más inmorales e inescrupulosas, si es que podemos darles estas categorías a los animales. Cuantas veces les habló les dijo.
“¡Ciudadanos y ciudadanas! (no les mencionó la fauna a la que pertenecían) aquí, en esta orilla, ya no queda lugar para nosotros, o más bien dicho, no nos dejan hacer lo que queremos. Es necesario cambiar, es necesario que pasemos al costado izquierdo del rio, en donde, si llegamos podremos cumplir todos nuestros sueños. Todos los que se suban en LA MORENAZA serán felices en el viaje y al llegar podrán gozar de todo y a partir de ahí podrán ser felices para siempre. Es necesario que hagamos un cambio, que usando mi barca, LA MORENAZA, vayamos hacia la izquierda del río, pues los que están aquí ya se lo han zampado todo y a nosotros no nos dejan ni las migajas, y cada vez que queremos algo nos corren y nos sacan a patadas de todos lados, acusándonos de ladrones, sinvergüenzas corruptos, traidores, cosa que sí somos “pero nada más poquito”, como dijo nuestro colega, el nayarita.
Tambien les dijo:
“Cuando lleguemos a la otra orilla comeremos a “dos bocas”, pasearemos en tren, todavía no hay, pero lo vamos a hacer. Tendremos un avión, pero ese no lo vamos a poder usar, porque nos pueden criticar nuestros adversarios, pero lo vamos a vender o lo rifamos.
Ya sé que somos muchos los que queremos subirnos en la Morenaza pero como no van a caber todos, algunos van a tener que nadar, empujando la canoa, echando porras y alabanzas, ese va a ser su único trabajo.
A ustedes, los que remen o naden para empujar a LA MORENAZA , por su sacrificio les prometo todo, les voy a dar “el oro y el moro”. Créanme, tengan la seguridad que ustedes van a ser los primeros, por eso naden, empujen y aplaudan, si lo hacen yo, como su Mesías y la virgen morena, que es casi lo mismo que la Morenaza, los vamos a compensar en el cielo. Total, ustedes la van a ver primero que yo, se los aseguro.
¡Gracias mis solovinos! Son ustedes lo que más necesito.
Cuando este “Mesías” vio que tenía su MORENAZA y a los hombres suficientes para pasar a la otra orilla, se frotó las manos y exclamó: “este arroz ya se coció”.
Y así fue como LA MORENAZA y sus tripulantes emprendieron el viaje, solo que las cosas no se cumplían como les habían dicho pues, a mitad del camino LA MORENAZA no avanzaba y, al contrario empezaba a hundirse y llegar a la otra orilla no se presentaba muy segura, empezaron a preguntarse y a cuestionarse si no le habrían hecho caso a un loco. Con todo y ese temor e incertidumbre, algunos de ellos, aun con temor a su Mesías y algo de vergüenza para aceptar que pudieron haber sido engañados, se atrevieron a preguntarle, entablándose el dialogo siguiente:
-Señor, ¿cree usted que vamos bien?
-¡Claro que sí!, vamos requete bien, ¿Por qué lo preguntas?
-Es que señor, nosotros estamos viendo, sentimos, que nos está haciendo agua la canoa.
-¿Qué dices?
-Que nos está haciendo agua la canoa.
-Te estará haciendo a ti, porque a mí no.
-No señor no me refiero a eso, digo más bien que esta canoa va muy cargada y muy jodida, no va aguantar pasar el rio, no vamos a lograr lo que usted nos prometió.
-Ustedes no, pero yo sí. En cuanto a lograr lo prometido y cumplirlo eso es otra cosa, yo ya lo sabía. Tú, lo que tienes que hacer es callarte.
-Si usted quiere yo sí me callo, pero le informo que muchos de los que vienen con nosotros andan murmurando, andan diciendo muchas cosas.
-¿Qué cosas?
-No se las puedo decir.
-¿Por qué?
-Porque, así como es usted de violento, capaz de que la agarra tambien conmigo.
-Entonces cállate y diles a todos los que andan murmurando que vamos muy bien, que confíen mí; yo soy infalible, soy el más puro, soy el incorruptible, yo nunca miento, no traiciono, me falta muy poquito para ser Dios.
-¡No manche!
-¿Qué dijiste?
-Nada, no se preocupe, de todas formas, ¿le digo algo? En eso último que dijo, dicen algunos que efectivamente usted ya no puede traicionar a nadie.
-¿Por qué?
-Porque ya los traicionó a todos.
-Eres un hijo de…neoliberal…pero, aunque fuera cierto no conviene decirlo, ni aceptarlo, tú tampoco lo digas, capaz de que le buscan y lo comprueban.
-Está bien señor, pero le informo que algunos de los que iniciaron con nosotros ya no están.
- Es normal pero tu di que esos que abandonaron el barco….
-No es barco, es canoa, es cayuco.
-Me da lo mismo, tu acúsalos de incrédulos, de enemigos, y que por ese hecho merecen todas las penas del infierno.
-Eso voy a decir señor, pero tambien le informo que muchos de los que venían nadando y empujando la canoa ya no quisieron hacerlo, se han desilusionado y ahora hasta hablan mal de usted.
-No te preocupes eso tambien ya lo sabía.
-Que inteligente es usted señor.
-¡Claro!, eso ya lo deberías de saber, ¿no ves que se fueron algunos y llegaron a empujar otros? La canoa sigue llena, se bajaron algunos y se subieron otros, tan ambiciosos como nosotros, lo único que hay que cuidar es que no nos vayamos a hundir. De todas formas, no te preocupes: cuando sea necesario nos deshacemos de ellos y ellos sabrán en que tronco se suben, si nadan o se ahogan.
-Señor, cuando empezamos el viaje usted nos dijo que no íbamos a usar el avión, pusimos un anuncio de que lo vendíamos, pero usted sabe que no se vendió, luego usted se aventó la puntada de que lo íbamos a rifar y la verdad tampoco se rifó, pues usted entregó solo cachitos de lotería y resulta que el maldito avión ahí está, ¡mírelo, ahí está! Voltee para la otra orilla y ahí está. Los que le creyeron lo pueden acusar de mentiroso.
-No te preocupes les vuelvo a echar otra mentira y se la van a creer, por eso son mis solovinos.
-Señor, tambien usted nos prometió que íbamos a comer a dos bocas, y así como están las cosas creo que solamente se nos va hacer agua la boca porque, así como están las cosas creo dos bocas es pura agua.
-Bueno, ¿tú que te traes? ¿ no serás hijo de algún corrupto?.
-No señor, yo lo admiro mucho a usted y hasta creo que es el moderno Deucalión, aunque en sentido inverso.
-¿Y ese quién es?
-¿No lo sabe señor?
-No, no lo sé, tu sabes, que yo no se muchas cosas, aunque finja saber y haga creer a los tontos que sé mucho.
-Eso ya lo había notado señor.
-Bueno entonces dime, pero no andes divulgando mi ignorancia con los demás.
-No señor.
-Bueno entonces dime. ¿Quién fue ese tal Deucalión, en que bar o cantina lo encontraste, era filósofo, cholo o reaccionario?
-No señor era otra cosa.
-¿Qué cosa?
-Fue un personaje de los griegos; según ellos, Zeus hizo un diluvio de nueve días y nueve noches e inundó su tierra, ahogándose todos los seres humanos. Fue entonces cuando se le aconsejo a Deucalión que para repoblar la tierra con nuevos hombres, arrojara los huesos de su madre por encima de su hombro y, al hacerlo y caer en la tierra esos huesos se convertirían en hombres y mujeres. Asia lo hizo y repobló la tierra.
-¿Cómo que los huesos de su madre?
-Si, porque su madre era Gea, la tierra y Deucalión entendió que los huesos eran rocas y eso fue lo que arrojo tras su hombro. Al caer las rocas en la tierra estas se convertían en hombres y mujeres vivos. Atrás de Deucalión iba quedando una larga fila de hombres y mujeres nuevecitos ¿Cómo la ve? Así repobló al mundo.
-Era chingón ese Deucalión, ¿Verdad? Pero, porque dices que yo soy a la inversa.
-Porque usted, con eso de que no ha hecho hospitales, no apoya con medicinas, vacunas y alimentos a la gente y avienta discursos, rollos y demagogia por todos lados y a todas horas y lo hace para arriba y para abajo, así como para adelante y para atrás, está haciendo lo contrario de lo que hizo Deucalión. Él arrojaba rocas y nacían hombres, usted avienta rollos en lugar de vacunas, medicinas y al no ayudar a la gente se han ido muriendo. Se han muerto ya un chingo de mexicanos, atrás de usted va quedando una lista de más de 259 mil muertos.
Por eso es un moderno Deucalión. Esos son “hechos no palabras”, como dice usted, ¿no le parece?
¿Sabes qué? a mí lo que me parece es que tú eres un hijo de tu reverenda ma…re.
Y colorín colorado, este cuento no se ha acabado, pero tenemos que dejarlo aquí, porque como todos ustedes saben, nuestros personajes están a mitad del sexenio, perdón a mitad del rio, con el peligro de no llegar ni cumplir lo prometido pues les está haciendo agua la canoa y si eso ocurre hay el riesgo de acabar con todos sus sueños y… “solovinos”.
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