Como resultado del bombardeo con yoduro de plata a nubes en territorio chihuahuense por parte de la Fuerza Aérea Mexicana, el estado vive un período intenso de lluvias en algunas zonas de la Sierra Tarahumara, en cuanto a la regularidad climatológica se refiere. La decisión del bombardeo de nubes fue con la finalidad de enfrentar la sequía en determinadas regiones y municipios y, por el otro, de manera esporádica, las precipitaciones aparentan aminorar las afectaciones de la población trabajadora del campo, que es la más afectada.
La inestabilidad ambiental nuevamente causó estragos, ahora en el municipio de Guadalupe y Calvo, donde, la Coordinación Estatal de Protección Civil informó que el desbordamiento del arroyo causó la inundación de 10 casas habitación, 7 locales comerciales y arrastró 3 vehículos. Asimismo, el departamento de Protección Civil del municipio reportó la inexistencia de desaparecidos, fallecidos o heridos.
Pese a que las perdidas fueron solamente materiales, se cuestiona la limitada participación de las autoridades municipales al apoyar a la ciudadanía a través de la asistencia, descuidando la inversión en infraestructura pública o dando mantenimiento a las obras existentes, en beneficio de la ciudadanía.
Sin embargo, este tipo de desastres naturales evidencian la falta de una policía integral pensada en modernizar las cabeceras y fortalecer a las comunidades, pues cada vez que sucede, los más afectados son los habitantes vulnerables, aquellos que tienen una vivienda de madera, o de adobe, con techo de la mina o de cartón.
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