A pesar de que el discurso de la 4T ha sido el de que a los mexicanos nos va mejor o que vamos bien, en los hechos, esto queda en especulaciones del propio mandatario federal y, lejos de ello, vemos cómo sí, les va mejor a la clase poderosa del país.
Así podemos ver, cómo quienes se benefician de la explotación y extracción de las riquezas naturales a través del trabajo humano, son sus amigos…que no son el pueblo, por ejemplo, el magnate Carlos Slim, millonario mexicano que en tiempos de pandemia, fue uno de los que más riquezas acumuló, recordemos que, según El Economista, “Slim gana 20 millones de dólares por día, es decir, el magnate gana más de tres millones de pesos cada minuto”, con lo que Slim tardaría 220 años en gastarse toda su fortuna”.
Por el contrario, en Oaxaca, por ejemplo, a decir de la Cámara Mexicana de la Construcción (CMIC), la mayoría de los constructores en el feneciente sexenio registraron pérdidas y la venta de sus activos, toda vez que la obra fue otorgada a empresas foráneas. ¿Y esto porqué? Resulta curioso, pero es algo real, las obras de gran impacto no existieron, dado que sigue siendo la entidad federativa más pobre y con menos desarrollo, los contratos que definió el Gobierno federal fueron concedidas a empresas como Grupo Carso, de donde es socio, Slim.
De una u otra forma, lo cierto es que sigue haciendo falta desarrollo vial en la ciudad capital y municipios conurbados, no hay señalamientos viales, ni semáforos sincronizados, no hay orden ni educación vial, lo que deja en evidencia, la obra pública que hubo fue, de nueva cuenta, ejecutada por empresas traídas de fuera del estado o de amigos y solo hubo migajas para los constructores locales, lo cual generó severas pérdidas.
También, la CMIC se suma a que hace falta un libramiento urbano que permita el paso de unidades de transporte pesado con agilidad y sin apretar más la congestión vial en el área conurbada, por si fuera poco, se requiere una carretera de altas especificaciones a la región de la Cuenca y a la Mixteca baja, también pavimentación en las entradas a la ciudad que siempre tienen tierra en lugar de asfalto y sobre todo, hace falta conservación de la infraestructura construida, desde el paso a desnivel en cinco señores, las carreteras alimentadoras hacia Puerto Escondido, Silacayoapan, Juxtlahuaca, los puentes y que están en plena destrucción total por el abandono, cuestión evidente para todos los oaxaqueños.
A todo esto, ¿cuál ha sido las acciones del gobierno que dijo no habría obra por los moches y los intermediarios? Pues, aunque a muchos no nos guste, ha sido que, el presupuesto se ha gastado en obras con sobre costo, además de que se están inaugurando obras a medio terminar, con lo que, seguramente, en unos años, se irá una administración con gran opacidad en la construcción de escuelas, caminos y dejan deudas a constructores que se atrevieron a financiar.
Los oaxaqueños deben tomar en sus manos las riendas de buscar un cambio distinto que termine con ese discurso demagógico y que además, abre paso a una brecha de desigualdad social, puesto que se le sigue haciendo, como se dice en los pueblos el caldo gordo a los que de por sí, han hecho de las suyas para someter a los mexicanos a la pobreza y marginación.
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