El pueblo mexicano ha pasado por varios episodios en su vida pública, uno muy característico tuvo lugar en el gobierno de los anteriores, de los otros que no sabían gobernar y no servían para nada, eran corruptos y hundieron al país, según las palabras de los actuales, de los que aseguran que sí saben gobernar.
No estoy aquí para defender a un gobierno pasado, por supuesto que no, porque cometieron muchos errores, pero eso es cosa del pasado, no debemos lamentarnos por ese pasado como actualmente los gobernantes actuales se dedican a hacerlo para evadir sus culpas del presente.
Olvidan que si ellos ahora están sentados en la silla de gobierno, es precisamente porque aseguraron que ellos no cometerían los mismos errores y que mejorarían sustancialmente el gobierno, que el país con ellos a la cabeza sería exitoso y al menos aminorarían los males por los que atraviesa el país y los mexicanos: pobreza, inseguridad, violencia, deficiente servicio de salud o en algunos casos nulo, etcétera.
¿Pero qué estamos viendo hoy en día con el Gobierno que encabezan Morena y López Obrador, que no sólo no han podido aminorar los problemas, sino que tristemente han aumentado?
Sólo tres de cada diez mexicanos considera a López un ciudadano honesto y cree que la corrupción disminuirá en los próximos años, según Mexicanos Contra la Corrupción.
López Obrador prometió en campaña grandes transformaciones en México, como la erradicación de la pobreza: dijo que primero los pobres, que en su gobierno estarían primero los que menos tienen antes que los ricos, y hoy sólo podemos ver que los ricos se han vuelto superricos, y si no que le pregunten a Slim y Salinas Pliego, por nombrar a algunos, y las filas de la pobreza han venido a engrosarse con millones de mexicanos que no tienen empleo o trabajan en la informalidad, o que tienen empleo pero el dinero no les alcanza porque cada día van en aumento los productos y servicios.
Otra de las promesas que hizo este señor fue la erradicación de la corrupción, incluso esa ha sido la bandera de AMLO durante muchos años, porque recordemos que él anduvo en campaña por más de 19 años, achacando todos los males que existen hoy en día en el país a la corrupción imperante, pero una vez que tomó el poder podemos observar que la corrupción va en aumento, sobre todo dentro del propio gobierno, en el círculo más cercano a López.
“Adiós al amiguismo y nepotismo, cero influyentismo”, repitió López en diciembre de 2018 cuando asumió la presidencia de la república y qué vemos hoy en día, que los amiguitos de los hijos de López está dentro de la nómina federal, un hermano de López, Pío, aparece en un video en donde recibe sobres amarillos con dinero para financiar ilegalmente la campaña de morena, claramente cometiendo un delito electoral en 2018.
Y qué decir del caso Segalmex, en el que se desviaron aproximadamente 12 mil millones de pesos. ¿Dónde están encerrados los peces gordos que cometieron este atraco a a la nación?, siguen libres.
Ante estos resultados, millones de mexicanos han bajado del altar a López Obrador, tanto, que en 2019 72 % de las personas consideraba que la estrategia de AMLO contra la corrupción era exitosa; hoy los últimos acontecimientos han dejado un amargo despertar a la ciudadanía. Ya en 2022, sólo el 44 % de los mexicanos aprobó el combate a la corrupción de López.
AMLO está plagado de corrupción en el gobierno que él protagoniza: muchos de sus colaboradores está manchados de corrupción, por ejemplo, Delfina Gómez, la flamante gobernadora del Estado de México, cuando fue presidenta municipal de Texcoco, retuvo de 2013 a 2015 el 10 % del salario de cientos de trabajadores públicos de municipio.
Ante todo esto, sólo tres de cada diez mexicanos considera a López un ciudadano honesto y cree que la corrupción disminuirá en los próximos años, según Mexicanos Contra la Corrupción.
El Gobierno de López se está extinguiendo; está llegando a su fin, y hoy podemos caracterizarlo como un Gobierno mediocre, fallido, triste, que hizo promesas irrealizables, y no creo que por desconocimiento, sino que con la clara y cínica intención de ganar simpatías.
Hoy está quedando a deber a todos los mexicanos, no sólo a los que votaron por él, sino a todos los que al final de cuentas somos parte de esta sociedad mexicana.
Aunque López haga énfasis en separar a los que considera buenos de los malos, a los que le rinden tributo ciego y a los críticos de su gobierno, porque como parte de esta sociedad, estamos siendo gravemente afectados por este Gobierno, que no tiene empacho en seguir dañando al país con políticas antipopulares disfrazadas de preocupación por los pobres, abramos los ojos.
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